Ideas obsesivas y conductas compulsivas producidas con frecuencia e intensidad y que interfieren en la vida normal del niño. Así se define el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), una dolencia por la cual las personas que la sufren no pueden dejar de obsesionarse con pensamientos o imágenes en su mente y que hace que normalmente tengan comportamientos repetitivos.
«La frecuencia con la que aparece el trastorno obsesivo compulsivo en la infancia es del uno por ciento», señalan desde la Sociedad Española de Psiquiatría Infantil, que alertan de que aun así las familias que consultan a los profesionales sobre este tema «son muchas menos», algo que se explica porque la familia muchas veces confunde estos comportamientos con juegos de niños.
Debido a estas confusiones y la vergüenza a contarlo que suele ocurrir en los casos en los que se da el TOC, te respondemos algunas preguntas habituales sobre los trastornos obsesivos compulsivos en niños con ayuda de la información aportada por la Asociación Española de Pediatría en Atención Primaria (Aeped).
El diagnóstico del TOC
La Clasificación Internacional de Enfermedades es la que sirve a los profesionales de la salud mental infantil para el diagnóstico de los niños. Según esta clasificación, para que los pequeños sean diagnosticados con TOC deben cumplir estos dos conceptos:
– Las ideas obsesivas o las compulsiones (o ambos) deben estar presentes durante la mayoría de los días, durante un período de por lo menos dos semanas. Esto indica que los síntomas deben de ser estables con el paso del tiempo.
-Las obsesiones o compulsiones producen malestar importante en el niño que las padece, o bien interfieren significativamente en sus actividades diarias debido al tiempo que consumen.
«Además, las obsesiones y compulsiones no deben ser el resultado de los síntomas de otros trastornos mentales como esquizofrenia o trastornos afectivos», matiza al respecto la Sociedad de Psiquiatría Infantil.
Las obsesiones
Todos hemos tenido en alguna ocasión una idea que nos ha rondado la cabeza durante mucho tiempo casi pareciendo una obsesión, pero no lo era. Los pensamientos obsesivos son aquellas ideas, pensamientos, imágenes o impulsos «que irrumpen una y otra vez en la mente de forma repetitiva«, puntualizan los expertos.
Se trata de pensamientos que no son simples preocupaciones, sino que son molestos y generan ansiedad al niño, que intenta, sin éxito, resistirse a ellos. Además, hay ciertos asuntos que son más «típicos» en las obsesiones, algo que varía según la edad. En concreto, en la infancia las obsesiones más comunes son:
-Suciedad. Pensamientos de ensuciarse e infectarse si tocan una superficie o un objeto. Por ejemplo, si tocan el suelo o una mesa con resto de comida.
-Miedo a dañarse y muerte. Un ejemplo frecuente es la idea de que los padres pueden fallecer cuando el niño se queda sólo en casa.
-Simetría. Pensamientos sobre la necesidad de que todos los objetos estén colocados de manera simétrica y ordenados.
Las compulsiones
Después de las obsesiones llegan las compulsiones: el comportamiento del niño como respuesta a ese pensamiento repetido en su mente. «Los actos compulsivos o rituales son comportamientos repetitivos que se realizan una y otra vez», definen estos expertos en psiquiatría infantil, que añaden que se trata de unos actos que por sí mismos «no son placenteros, ni tampoco llevan a completar tareas útiles de por sí». Las compulsiones más comunes son:
– Lavado. Se produce después de la obsesión de suciedad. En ocasiones este lavado (de manos, o de todo el cuerpo) puede llevar a la caída de la piel y a producir erosiones importantes debido a que se repite una y otra vez.
-Repetición y comprobación. Se produce después de cualquier tipo de obsesión. Por ejemplo, después de un pensamiento obsesivo sobre la muerte de un hermano que duerme en la habitación contigua, la compulsión de repetición es el acudir a su habitación una y otra vez para asegurarse que se encuentra bien.
¿Cómo distinguirlo?
Como hemos comentado, muchas veces los padres no acuden a expertos cuando ven estos comportamientos en los niños porque creen que son juegos… ¿cómo distinguirlos y al mismo tiempo no obsesionarnos cada vez que veamos a nuestro hijo con comportamientos repetitivos?
Son muchos los juegos que existen y que tienen un «componente obsesivo o compulsivo». Seguro que os suena aquello de no pisar las baldosas de un determinado color, contar los coches, etcétera; unos juegos que pueden llegar a ser muy repetitivos. «La diferencia con los síntomas del trastorno obsesivo compulsivo es que, tanto el juego en sí como el interrumpirlo, no producen ansiedad o angustia». Es decir, si dejar de jugar genera ansiedad en tu hijo, deberías plantearte llevarlo a un experto para que lo evalúe.
El tratamiento del TOC
Al ser un trastorno relacionado con la mente, el tratamiento dependerá de las características del niño y de la naturaleza y gravedad de los síntomas que presenta. Por lo general, existen dos clases de terapias que son más comunes y exitosas: la cognitivo-conductual y el tratamiento con medicamentos antidepresivos, aunque hay otras terapias.
Ángela R. Bonachera
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