MADRID, 25 Junio
«Supervacaciones con el capitán Cucurucho», «En verano», «Juega y aprende con todo es Rosi», «Vacaciones con Disney», «con Caillou»… Las principales editoriales ya han desembarcado en las librerías con su cargamento para la travesía veraniega.
Existen cuadernos para niños de Infantil y Primaria de todo tipo y los hay que vienen acompañados de juegos on line, pero ¿hasta qué punto son eficaces? ¿Los profesores perciben en septiembre quiénes han llegado a completarlos?
«Son una herramienta más, un material para poder repasar, pero no son desde luego imprescindibles», considera Jesús Jarque, pedagogo y master en Psicología y Gestión Familiar, que trabaja como orientador en un Centro Público de Infantil y Primaria. «Son más una demanda de las familias que de los profesores», añade.
Los cuadernos de vacaciones surgieron en los años 90 como una ayuda para los alumnos que habían suspendido alguna asignatura y se examinaban en septiembre. Ya entonces los anuncios que se hicieron tan populares se dirigían a las familias. Los profesores intentan «seleccionar los que más se ajusten a lo realizado durante el curso para ofrecerlo como una opción», explica Jarque.
En la Escuela de Familias de la Confederación Católica de Asociaciones de Padres de Alumnos (Concapa) creen en la utilidad de los cuadernos para «cubrir lagunas, reforzar contenidos y crear hábitos de trabajo» siempre que sean «de vacaciones y no más deberes» para que no se conviertan en «una pesadilla».
Destacan las edades entre los 8 y los 11 años como las más adecuadas aunque «lo ideal sería que lo trabajasen durante los meses de agosto y septiembre, dejando el mes de julio libre, dedicándoles un tiempo concreto y procurando que se haga como un juego».
A primera hora de la mañana o durante la siesta puede ser el momento de dedicar «no más de 45 minutos» al repaso para alumnos de Primaria que hayan terminado el curso sin dificultad y «no más de 20 o 30 minutos» para niños de Infantil, en opinión de Jarque, que reivindica el «descanso absoluto» de los chavales durante un tiempo. «No pasa nada, es incluso beneficioso que estén un mes sin hacer nada, es un reciclaje para el cerebro«, asegura al tiempo que recuerda cómo uno de sus alumnos le espetó a su padre con el diccionario: «Mira el significado de la palabra vacaciones».
A juicio de Jarque, «no es significativo» que completen o no un cuaderno de vacaciones si superan los cursos con facilidad porque septiembre es un mes de repaso de lo anterior y en un par de semanas ya suelen haber retomado el ritmo.
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