España es el tercer país en Europa con mayor número de casos de obesidad infantil. La ingesta de los niños de refrescos, bebidas deportivas o energéticas, zumos, colas, galletas, helados y demás postres incrementa la cifra. Las golosinas y las bebidas dulces tienen muchas calorías y pocos nutrientes, explica la web del Centro de Promoción de la Nutrición del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos.
En este estudio se insiste en la necesidad de limitar la cantidad de alimentos y bebidas con azúcares añadidos con un sencillo hecho: si no se compran estos productos, los niños no podrán consumirlos tan a menudo. Que los niños adquieran un buen hábito de alimentación depende de una buena educación de la familia.
La dieta mediterránea contra la obesidad
Los niños que siguen una alimentación acorde con la dieta mediterránea son un 15 por ciento menos propensos a tener sobrepeso u obesidad que aquellos que no la siguen, informa un estudio realizado en ocho países presentado en el Congreso Europeo de la Obesidad. La investigación se basó en puntuar positivamente el consumo de alimentos que se consideran típicos de la dieta mediterránea, como son las verduras, frutas y frutos secos, pescado y cereales. La puntuación negativa se centró en el grupo de alimentos más atípicos de la dieta mediterránea: lácteos y cárnicos.
Consejos para reducir el azúcar en los niños
– Servir raciones pequeñas en las comidas. No es necesario eliminar de golpe todos los azúcares de la vida del pequeño. Utiliza platos o cuencos más pequeños a la hora de presentar estos alimentos. Enseña al niño que una cantidad pequeña de dulce puede durar mucho, el compartir una golosina o un producto de bollería, ayudará al niño a que la ingesta de azúcares sea reducida además de estimularles a compartir con los demás.
– Bebidas sanas. Aleja a los niños de los refrescos que son altos en calorías y que contienen una gran cantidad de azúcar. Por el contrario, invítale a beber con inteligencia ofreciéndole agua, zumos naturales o leche cuando los niños presenten mucha sed.
– Evitar el lidiar con los dulces. Esperar a pagar en la mayoría de los supermercados supone una tentación para los más pequeños. Cargados los expositores de chocolatinas y dulces será inevitable que se sientan atraídos y terminen pidiendo que se les compre algo. Evitar complacerles se hará más difícil.
– Los dulces no son una recompensa. Premiar la buena conducta de los niños con chucherías o comida poco saludable hará que los pequeños piensen que hay comidas mejores que otras. Reconfortarles con un abrazo o con palabras amables hará que los niños se sientan especiales.
– La fruta como mejor postre. Presenta la fruta de manera diferente y divertida. Las manzanas asadas, las ensaladas de frutas o un zumo natural congelado a modo de polo o helado pueden convertirse en un sano y delicioso postre.
– La comida puede ser divertida. Nuestros hijos están expuestos a campañas de comida en donde presentan los alimentos más azucarados y con altas tasas calóricas en productos divertidos. Utiliza tu imaginación. Haz que la comida de los niños sea única y especial como, por ejemplo, convirtiendo un plátano en una radiante sonrisa o un tomate con aceitunas negras en una graciosa mariquita.
– Anima a crear. Invita a los niños a crear contigo vuestros aperitivos con cereales integrales, fruta y frutos secos o semillas sin sal. Deja que ellos elijan aquello que les guste y que su selección se convierta en su nuevo aperitivo rico y saludable.
– No utilices la comida como un extra alimenticio. Si los niños no se terminan la comida no intentes complementar su alimentación reemplazando los alimentos sanos por dulces o galletas.
– Los dulces no son una sorpresa diaria. Los dulces son estupendos para dar una sorpresa a los niños. Intenta limitarlos para las ocasiones especiales.
Ingredientes ocultos en azúcar
«El azúcar en sí mismo no es malo», afirma Carles Miralles, el miembro de Medicus Mundi. El problema radica en que realmente no podemos escoger lo que comemos, ya que, hay hasta un 75 por ciento de azúcar escondido en alimentos procesados y en cuyo etiquetado no queda claro.
Algunos de estos alimentos que ocultan entre sus ingredientes un alto contenido de azúcares son: dextrosa, dextrina, maltodextrina, polidextrosa, sólidos de jarabe de maíz, azúcar invertido, glucosa, lactosa, maltosa, sacarosa, sorgo o sirope de sorgo, endulzante de maíz, sirope de arroz, sirope de malta, sirope de cualquier derivado, miel, miel de caña deshidratada o cristalizada, fructosa, concentrado de jugo de cualquier fruta, melaza, sirope o jarabe de Maple, jarabe de maíz alto en fructosa. Siendo este último, el jarabe de maíz, al que más debe de rechazar, ya que supone una mezcla del 55 por ciento de fructosa con 45 por ciento de glucosa.
Noelia de Santiago Monteserín