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Consejos y trucos para no desperdiciar comida

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La Asociación Valenciana de Consumidores y Usuarios (AVACU), con la colaboración de Mercadona, ha elaborado la Guía ‘Aprovechemos los alimentos‘, un decálogo de acciones que busca proporcionar información y consejos para evitar el desperdicio alimentario en los hogares. Aquí os dejamos una serie de consejos y trucos extraidos de esta Guía que pueden ayudarnos a ahorrar en casa.

1. Planifica tu menú

Planea las comidas de toda la semana teniendo en cuenta, por una parte, el número de miembros de la familia y, por otra, las comidas que se hacen en el hogar. Con todo ello, haz una lista detallada de los productos que vas a necesitar.

2. Revisa tu despensa y planea la compra

Antes de acudir al supermercado y cuando ya tengamos nuestro menú planificado: es importante verificar qué es lo que ya tenemos en nuestra despensa y en nuestro frigorífico para evitar comprar aquello que ya tengamos. Haz una lista y procura no salirte de ella: muchas veces compramos más alimentos de los que en realidad necesitamos y esto provoca que muchos acaben en la basura.

3. Ten en cuenta tu presupuesto

Valora si te compensa adquirir productos a granel o si puede salir más rentable comprar productos ya envasados, en mayor cantidad, que se puedan congelar y utilizar posteriormente. Valora también adquirir productos de marca de distribución y su relación calidad/precio. Recuerda que tirar comida equivale a tirar dinero.

4. Comprueba las etiquetas de los productos

Comprueba las etiquetas de los productos, revisa las fechas de caducidad o de consumo preferente y las condiciones de conservación. Ten en cuenta que en los productos con fecha de consumo preferente, si lo hacemos después de la fecha indicada no supone un riesgo para nuestra salud, aunque sí que es cierto que pueden haber perdido parte de su aroma, textura u otras características del mismo.

5. Almacena y conserva la comida adecuadamente

A la hora de guardar los alimentos que hayamos comprado, debemos colocarlos de forma que queden los recién comprados más al fondo y los que ya se tenían delante, para consumirlos en ese orden. A la hora de guardarlos en el frigorífico, es aconsejable hacerlo en recipientes cerrados o envasados al vacío. No deben tocar la pared del fondo y hay que dejar espacio entre ellos para que el aire circule correctamente. Además es importante conocer que cada alimento tiene su lugar:

– En la puerta, colocaremos las bebidas, mantequilla, mermeladas y salsas y los huevos.

– En la parte superior, los alimentos que requieren menos frío: los alimentos congelados que queramos descongelar, los ya cocinados, embutidos… en recipientes cerrados herméticamente.

– En la parte central, yogures, lácteos, etc.

– En la parte inferior, los alimentos que requieren más frío para su conservación, como son las carnes y pescados sin cocinar.

– En los cajones, frutas y verduras.

6. Utiliza la comida por orden de antigüedad

Cuando compres alimentos, pon delante los que ya estaban en el frigorífico y/o despensa y coloca detrás los que acabas de comprar. De esta manera, utilizaremos antes los más antiguos, evitando que se queden olvidados al fondo de la despensa o frigorífico y que se pase su fecha de consumo o caducidad.

7. Sirve pequeñas cantidades de comida

Siempre hay que tener en cuenta que lo que se queda en el plato no se puede recuperar. Por eso, es mejor servir raciones más pequeñas y que si alguien se ha quedado con hambre, pueda repetir.

8. Guarda la comida sobrante

Es muy sencillo guardar las sobras de la comida o la cena, pero de nada sirve si luego no las consumimos. Si se trata de un plato ya elaborado (pastas, arroces…) lo mejor es congelarlo. Si es mucha cantidad, es preferible dividirlo en varias raciones. Si abrimos una lata de conservas debemos pasar el producto restante a un bote o tarro de cristal con un buen cierre; se conservará mejor.

9. Congela los alimentos

Esto sirve tanto para alimentos recién comprados como para sobrantes de comida. Debemos esperar a que el alimento se enfríe completamente antes de meterlo en el congelador, ya que un cambio brusco en su temperatura puede alterar sus propiedades.

Si lo que vamos a congelar son productos crudos que hayamos comprado, lo haremos en envases o bolsas aptos para la congelación y es mejor hacerlo en paquetes de dos o tres piezas. Es aconsejable etiquetar los productos que hayamos congelado, indicando el producto y la fecha. También en este caso, aplicaremos la regla de consumir antes lo más antiguo.

Por último, no se deben volver a congelar alimentos que hayamos descongelado.

Algunos trucos para conservar los alimentos

– Podemos congelar verdura frescaque hayamos comprado: la troceamos, la hervimos durante unos cinco minutos, se deja enfriar y la guardamos, bien escurrida, en una bolsa apta para la congelación.

– Para conservar los ajos, podemos pelarlos e introducirlos en un bote hermético y guardarlos en el frigorífico o bien en un bote lleno de aceite.

– El pan de molde se conserva mejor en la nevera.

–  Para proteger la sal contra la humedad, echa unos granitos de arroz en el salero.

–  Si envuelves la lechuga en papel de periódico antes de meterla en el cajón de la nevera, se conservará más tiempo. Recuerda lavarla bien antes de consumirla.

– ¿Te ha sobrado salsa de tomate? Métela en la nevera en un bote de cristal cubriendo su superficie con aceite de oliva crudo para que el tomate no pierda sus propiedades.

– Cuando el queso esté empezado, evitarás la proliferación de hongos si lo envuelves con plástico transparente antes de guardarlo en la nevera.

– Cuando tengamos sobras de un producto enlatado, pueden conservarse en el frigorífico, pero antes hay que cambiarlas a otro envase de cierre hermético.

– Para evitar que las magdalenas se resequen, introdúcelas en una caja metálica junto con una manzana entera bien lavada y seca.

– No laves la fruta antes de guardarla; lávala en el momento que vayas a consumirla, ya que la humedad acelera su deterioro.

– Las cebollas estropean las patatas cuando entran en contacto, así que es mejor guardarlas separadas.

– Si los cereales del desayuno se han reblandecido, mételos un minuto al horno, a unos 100ºC, tapados con papel de aluminio, y volverán a quedar crujientes.

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