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5 mitos digestivos del verano

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5 Mitos Sobre La Digetsion En Verano
Foto: ISTOCK Ampliar foto

Con la llegada del verano aumentan las comidas fuera de casa, las comidas copiosas y nos cuesta un poco más realizar la digestión. Sin embargo, a pesar de las creencias generalizadas, relacionadas con el corte de digestión, los empachos, los alimentos o bebidas demasiado fríos, y manida solución de la dieta blanda… te traemos 5 mitos digestivos del verano que son totalmente falsos.

La mayoría de nosotros tenemos una vaga y difusa idea de cómo funciona la digestión: comemos alimentos, los descomponemos y nos beneficiamos de ellos. Pero, sin saber más allá de este simple esquema, muchos nos hemos acabado creyendo unos mitos que se han hecho populares.

Y es que al incorporarlos como negativos, condicionan la vida y el horario veraniego de muchas personas. Así, tenemos un amplio abanico de mitos que van desde digestiones que se cortan al bañarse, a siestas reparadoras, pasando por helados refrescantes… Aquí van algunos de los mitos digestivos más populares del verano.

Los grandes mitos digestivos del verano: conoce la verdad

Esperar dos horas antes de bañarse para hacer la digestión, acabar las comidas con un helado para «bajar» la comida… Son muchos los mitos digestivos que nos siguen de generación en generación. La falta de conocimiento ha contribuido a su perdurabilidad. A continuación te mostramos los 5 mitos digestivos más comunes:

1. La digestión no se corta: es el primero de los grandes mitos asociados al verano y a la salud. La digestión es un proceso que no se detiene y que además, se prolonga más de dos horas y puedo durar entre 10 horas y diez días.

2. Las siestas son para el verano: que después de una comida y del baño nos apetezca dormir no significa que sea lo más adecuado para la digestión. La posición horizontal y el calor no favorecen en nada la digestión. Nos levantamos pesados, sudando* Dormir después de comer engorda.

3. Los helados nos ayudan a bajar la comida y hacer la digestión: nada más lejos de la realidad. Da igual si los tomamos en copa, cucurucho o plato: su gran aporte calórico en grasas y azúcares, nos conducen a la pesadez y la indigestión.

4. Las bebidas frías sientan mal: no es cierto. Las necesitamos para regular nuestra temperatura corporal y además nos hidratan, una necesidad primordial en estos meses de verano

5. Cuando nos encontramos indigestos, un pescadito a la plancha para cenar o una tortilla francesa: no necesariamente. Por ejemplo en el caso del huevo la yema lo hace más difícil de tolerar y el pescado azul es propenso a causar ciertas intolerancias digestivas.

La hidrocución, ¿qué es?

Es una bajada de tensión que se produce al agruparse la sangre en el estómago durante el proceso digestivo. Ocurre si introducimos un cambio brusco de temperatura en el cuerpo, ya sea de frío o calor. No se produce solo al entrar contacto con el agua, también puede producirse fuera de ella.

En el caso del baño, cuando el agua es fría, el corte de digestión ó síncope de hidrocución es la súbita pérdida de conocimiento como consecuencia del repentino impacto con el agua Es el clásico síncope por zambullida, no demasiado frecuente aunque temible porque suele provocar el paro cardíaco y por tanto impone la realización del masaje cardíaco para la reanimación.

Respecto al aumento de temperatura, cualquier deporte que nos acalore después de comer puede producir el famoso e inexistente «corte de digestión». No hace falta bañarse para ser víctima de un desmayo que puede acabar en graves consecuencias. Practicar el ciclismo o el running en plena digestión supone un grave peligro.

María Rojas Sanabrias

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