Alrededor de 90 millones de parejas chinas van a poder beneficiarse de la nueva medida aprobada por su gobierno, que permite tener hasta dos hijos. Ya es historia la política de la imposición del hijo único implantada en este país desde 1980, que ha traído numerosas complicaciones como el envejecimiento de la población y un grave desequilibrio entre hombres y mujeres, a pesar de que el gobierno chino sostuvo durante mucho tiempo que era uno de los factores que posibilitaba el crecimiento económico.
Las consecuencias negativas de la política del hijo único
Actualmente, el experimento de ingeniería social implantado en China, la política del hijo único, tiene consecuencias negativas como el envejecimiento de la población, que es uno de los grandes problemas que afronta el país. La ONU calcula que para 2035 China contará con casi 400 millones de jubilados, más del 25 por ciento de la población y prevee una caída del 3 por ciento de la población en edad laboral entre 2015 y 2030. Ahora, finalizadas estas tres décadas de política de un sólo hijo, se espera que la fuerza laboral aumente en unos 30 millones de personas de cara a 2050.
Otro grave problema de la imposición del hijo único es el importante desequilibrio entre hombres y mujeres debido a la preferencia cultural por los varones. De esta manera, según cifras oficiales, en 2014 nacieron 116 varones por cada 100 niñas. Esta desproporción acumulada ha generado un exceso de 34 millones de varones, que a su vez, está generando una migración de mujeres hacia China procedentes de otros países más pobres.
El derecho de las familias a decidir
La política del hijo único evitó, según los expertos, unos 400 millones de nacimentos en el país más poblado del mundo, que alcanza ya los 1.361 millones de personas. No obstante, la prohibición de tener más de un hijo a las familias tenía excepciones para las minorías étnicas y para los habitantes de las zonas rurales cuando el primogénito era una niña. Además, ya en 2013 se aprobó que las parejas podían tener dos hijos, cuando uno de ellos también fuese hijo único.
La eliminación de la política del hijo único ha supuesto un reconocimiento por parte del gobierno del desequilibrio demográfico que amenaza el futuro de China. Las autoridades provinciales se encargarán de los detalles de la aplicación de la nueva política que permitirá a las parejas tener dos hijos.
Sin embargo, las organizaciones pro derechos humanos abogan por los derechos de las familias a decidir cuántos hijos quieren tener y están en contra de que el Estado siga teniendo el control sobre todo tipo de derechos reproductivos.
Marisol Nuevo Espín
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