Si observamos a los matrimonios con el paso de los años, nos podría sorprender como ante circunstancias parecidas, unos avanzan y otros se deterioran. Realmente, no todos se plantean su relación como lo más importante.
No podemos dejar de recordar que todos los matrimonios pasan por momentos de dificultad, de crisis e incluso de desesperación ante la imposibilidad de encontrar solución a sus conflictos. Frente a este denominador común hay dos posibilidades:
– Plantearse ante cada crisis la posibilidad de encontrar otra persona con la que esos problemas no se darían y empezar a fantasear con la posibilidad de una vida mejor, más tranquila, más feliz. Normalmente no se tiene en cuenta que cada uno arrastramos nuestros propios problemas y limitaciones, y suelen formar parte de la dificultad. Aunque no lo veamos.
– AVANZAR. Plantear las soluciones dentro de la propia relación. Siempre habrá costumbres que retomar, viajes que repetir, cartas que releer, recuerdos que traer a la memoria, cosas que agradecer, actitudes por la que pedir perdón, regalos pendientes y posibilidades de descanso que… ¡solucionan tantas cosas!
Nunca insistiremos lo suficiente en el poder restaurador de los tiempos de descanso a solas, marido y mujer. Las consecuencias de tomarse la vida de pareja en serio son muchas y muy importantes:
– Salud: nos evitamos problemas de salud derivados de la tensión, la ansiedad, el miedo al fracaso o a la infidelidad.
– Desarrollo profesional: la vida profesional prospera debido al mutuo apoyo y al respeto a las horas de trabajo del otro. Se trabaja bien cuando en casa hemos dejado las cosas en su sitio, en paz. En un buen matrimonio, las horas de dedicación al trabajo profesional suelen estar habladas y revisadas constantemente, según las circunstancias que estemos atravesando. No siempre, ni a toda costa, pueden ser las mismas. El éxito profesional no se busca, suele ser la consecuencia de trabajar duro y bien. Con esmero y constancia, haciéndolo lo mejor posible. El verdadero éxito se consigue en la vida personal, en la relación armoniosa con los demás.
– Los hijos: ellos no eligen la familia en la que nacer, les viene dada. Sin embargo, nosotros los traemos al mundo libremente. Tenemos la obligación de no hacerles sufrir por las continuas disputas, los malos humores, la crispación. Se merecen vivir en paz para poder rendir en los estudios, para tener amigos y disfrutar de la vida de modo que den lo mejor de sí mismos. La escuela de amor más importante de su vida es la de sus padres. No les queda más remedio que soportarnos si les tratamos con malos modos, o agradecer nuestra atención y cariño. Los padres debemos de ser conscientes de ello. Estarán bajo nuestra responsabilidad durantes largos años de nuestra vida.
– Los amigos: es necesario procurar estar bien para poder tener ganas, ánimo para estar con otras personas. Todos necesitamos de la compañía de las personas a las que queremos. Nos hacen la vida más amable, compartimos lo que nos entristece y lo que nos alegra, y la vida acompañados es más feliz. El malestar dentro del matrimonio puede llevar al aislamiento y éste es fuente de problemas.
Existe un remedio que todo lo cura y está al alcance de todos los bolsillos:
El desarrollo de la intimidad entre dos personas que viven juntas de por vida es tan importante que si no se procura FORZAR LA VIDA para que esto ocurra, el amor se va ahogando fruto de la cantidad de tareas que no nos queda más remedio que cumplir con responsabilidad.Forzar para salir, para hablar, para perder el tiempo estando, contemplando la suerte que tenemos de vivir junto a una persona que elige querernos cada día.
Tan importante es saber trabajar como descansar. Y tan importante decir lo que falta como lo que tenemos y agradecemos.
Es bueno dedicar tiempo a revisar si tenemos costumbres que nos lleven a vivir bien, juntos. Reforzar la mentalidad de triunfo, celebrándolo todo. No es necesario gastar mucho dinero, pero sí invertir un poco de tiempo para estar todos juntos y mandar mensajes positivos. Celebramos que cumples años, que apruebas un curso difícil, que es el aniversario de boda, que tienes un nuevo trabajo, que has tomado una decisión difícil, que ha nacido un sobrino, TODO. Cualquier motivo para estar contentos es válido.
De vez en cuando conviene dejar claro que por muchas dificultades que nos encontremos, el camino a seguir irá siempre encarrilado a mejorar la situación. Produce mucha seguridad y bienestar saber que los dos nos hemos comprometido, de ese compromiso nació un vínculo y éste hay que defenderlo al precio que sea.
El verano es un momento óptimo para avanzar.
Mónica de Aysa. Master en matrimonio y sexualidad