«Tengo la impresión de nos hemos vuelto crónicamente críticos. Nos corregimos constantemente, con mal tono y mostrando desesperanza ante cualquier posible cambio»
Las críticas no mejoran el matrimonio, sino que inevitablemente lo empeoran. Los adultos, como los niños, necesitamos refuerzos positivos, palabras de ánimo y reconocimiento de alguno de los múltiples esfuerzos que hacemos todos los días.
Sólo se puede vivir bien, si albergamos la esperanza de no molestar demasiado a los demás con nuestros defectos. Si percibimos que nos quieren, que les importamos y que por encima de las equivocaciones hay algo que permanece: el cariño que nos tienen.
Buscar lo positivo
Al alcanzar la madurez todos vivimos con el peso a la espalda que nos producen nuestros defectos. Nos gustaría no enfadarnos nunca, ser capaces de estar pendientes de las necesidades de los demás antes de que nos lo pidan, dejar que nos utilicen cuando lo necesiten, respetar profundamente los modos de pensar y de vivir diferentes a los nuestros, estar siempre alegres, no guardar ningún rencor por el daño que nos hayan podido causar, trabajar sin quejarnos, educar bien a nuestros hijos, con paciencia y firmeza. Pero… seríamos ángeles en lugar personas.
Vemos con crudeza lo que nos falta y nos hace sufrir. Por eso es tan importante que las personas que nos quieren, utilicen el antídoto contra el veneno de la crítica que corroe el alma; nos deja sin fuerzas, sin ánimo para intentarlo de nuevo.
Las quejas, manifiestan la petición específica de algún cambio, las críticas destruyen, ahogan, restan fuerzas para recobrar el ánimo necesario.
En el matrimonio cuando uno de los cónyuges se muestra crónicamente crítico suele ser porque el otro hace caso omiso habitualmente, siendo emocionalmente poco reactivo ante las necesidades que se le muestran.
Si las quejas se ignoran, lo lógico es que haya un cambio de actitud hacia la crítica, pero eso no arregla nada.
Buscar cada día algo bueno nada más levantarnos, y decirlo, produce bienestar y se contagia.
Sólo es importante que sea auténtico. La hipocresía es mala compañera para la vida. Quitar importancia a los errores de los demás, nos lleva también a perdonarnos a nosotros mismos y tener paz.
Cualquier mínimo cambio en el matrimonio, puede tener un efecto muy positivo a largo plazo. No es nada fácil, pero merece la pena el esfuerzo de utilizar los antídotos contra el veneno de la crítica como son: la alabanza y el agradecimiento.
Cuanto más presentes estén, más felices seremos
Mónica de Aysa. Master en matrimonio y sexualidad