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El aburrimiento

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La condición más importante para resolver cualquier problema es querer hacerlo. Para convivir se requiere talento, que básicamente consiste en la capacidad para conectar emocionalmente y resolver conflictos.

En ocasiones nos encontramos con la mayor dificultad para trabajar: la falta de interés.
La motivación es imprescindible para que cualquier técnica, orientación, terapia o consejo se ponga en marcha. Ante cualquier dificultad, podemos enfrentarnos a ella e intentar solucionarla, o afrontar el estado de ánimo que esa situación nos provoca. Si me siento triste puedo beber, o puedo buscar las causas de ese estado de ánimo e intentar pelear por solucionarlas.

El entusiasmo, pilar fundamental en el matrmonio

Generalmente, más que consejos, lo que necesitamos es ánimo para poner en marcha lo que sabemos que debemos hacer. Lo realmente importante para conseguir un matrimonio satisfactorio es entusiasmo.

Una pareja aburrida

Foto: THINKSTOCK 

La resignación es, a mi modo de entender, una enfermedad mortal para el matrimonio; es un sentimiento de impotencia, de indefensión que nos lleva a pensar que no se puede cambiar nada. Este sentimiento lleva a la pasividad, al retraimiento, a la depresión. Las dificultades más importantes surgen de la incapacidad para comunicarse; la convivencia se llena de malos entendidos, de incapacidad para ver la realidad cómo la ve el otro, de rigideces. Se crea un clima en el que las dos personas piensan que ya han hecho bastante y le toca al otro. Se aburren porque no son capaces de pensar qué es lo que al otro le haría feliz.

No se esfuerzan en que todo no sea predecible, no rompen nunca las rutinas, no hacen planes divertidos o que les descansen, no se reclaman el uno al otro, pasan poco tiempo a solas ¡¡¡se aburren!!! Para salir del aburrimiento no hay más que «querer salir», ponerse en marcha, pensar qué hacer y ¡hacerlo!


Si no preguntamos qué es lo que quiere el otro, ¿cómo le vamos a dar gusto? Es necesario conocer las necesidades, las ilusiones, las expectativas y los gustos propios de la persona con la que vivimos.


El silencio, el aislamiento, el no hablar de determinados problemas con nadie, agranda los asuntos y nos debilita, ¡cuando no nos obsesiona! El intentar explicar a alguien un problema, una duda o una impotencia, facilita su resolución.

Es necesario dedicarse tiempo a solas para quererse, para divertirse, para descansar. Es necesario porque el aburrimiento mata los matrimonios.

Mónica de Aysa. Master en matrimonio y sexualidad

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