El deporte es mucho más que actividad física. A través de estas prácticas los niños interiorizan valores que conforman el juego limpio. En este 2018 asistimos a una cita con la que recordar todos estos elementos, se trata del Mundial de Fútbol, uno de los entretenimientos más seguidos en todo el mundo y que puede ejercer como ente educador para los más pequeños.
Desde la Unión de Asociaciones Europeas de Fútbol, UEFA, y la Fédération Internationale de Football Association, FIFA, se recuerda el once de valores que transmite el fútbol. Una oportunidad de recordar todo lo que puede enseñar esta cita deportiva que recuerda la importancia de aspectos tan importantes como la humildad o el trabajo en equipo.
Valores a aprender con el Mundial de Fútbol
Desde la UEFA y la FIFA se nos recuerdan estos once valores que pueden enseñarse viendo los partidos de este deporte y que pueden servir como objeto de debate en la familia:
– El deporte por encima de todo. Estamos ante una cita deportiva, una ocasión para demostrar el esfuerzo y la dedicación y que debiera servir para demostrar la valía. Aunque muchas veces el fútbol pueda dar la imagen de un negocio que hace famosos a desconocidos, la realidad es muy distinta.
– Salud. Como cada deporte, el fútbol es sinónimo de un estilo de vida saludable. Aquellas familias que vean el Mundial deben animar a sus hijos a no quedarse en el sofá tras la conclusión de los partidos si no a bajar a la calle y jugar a esta actividad que tanto les apasiona.
– El apretón de manos. Aunque sean dos equipos que se enfrentan, lo hacen respetando unas normas. El apretón de manos al inicio del encuentro simboliza el reconocimiento entre los rivales y que se debe mantener en todo momento.
– Juego limpio. A todo el mundo le gusta ganar, para ello los profesionales se esfuerzan cada día para dar su mejor nivel. Recurrir a tretas y amaños es el camino fácil y con peores consecuencias. Esto debe ser trasladado al día a día de los más pequeños y hacerles ver que para alcanzar cualquier meta deben darlo todo y respetar las normas establecidas.
– Trabajo en equipo. Desde el portero hasta el delantero, todos tienen su función dentro del equipo, incluso algunos jugadores con un papel menos visible como los centrocampistas que distribuyen el balón. En la vida real los pequeños deben aprender cuál es su valía y darla cuando trabajen con otros, entender que son un engranaje que puede combinarse con otros para lograr grandes objetivos.
– El valor del esfuerzo. Llegar al Mundial no es algo fácil. Muchos equipos se han quedado por el camino y sólo alcanzan esta cita los mejores, aquellos que lo han dado todo. Los niños deben aprender la importancia de esforzarse por conseguir sus metas.
– Responsabilidad. Cada miembro del equipo tiene una responsabilidad, es importante que los 11 jugadores rindan al máximo ya que de otro modo un compañero tendrá que descuidar sus funciones para apoyar su posición. En casa es igual, los niños tienen que hacerse cargo de sus tareas y evitar que su falta de desempeño altere el funcionamiento del resto.
– Humildad. «No hay rival pequeño», aunque suene a tópico, es una de las grandes frases que se repiten en este deporte y no es para menos. Al saltar al campo hay que recordar ser humilde y respetar al rival, se ha esforzado tanto como el resto del equipo.
– Aprender de los errores. La derrota es amarga y desilusiona, pero aunque la tristeza pueda inundar después de tanto esfuerzo, estos momentos deben servir de reflexión. ¿Qué se puede mejorar para la próxima ocasión? ¿Qué ha podido fallar? El fracaso es una lección de la que se debe aprender mucho.
– Ser agradecidos. Llegar al Mundial no es un camino fácil, el hecho de participar en este evento tan importante es suficiente para muchos jugadores. Hay que aprender a dar gracias por lo bueno, aunque siempre hay margen de mejora, se debe ser consciente de lo que se tiene y la dicha que supone este presente.
– Amistad. Como un equipo que trabaja de forma conjunta, los lazos que se crean entre los miembros del mismo pueden dar lugar a grandes amistades.
Damián Montero
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