En una sociedad que a veces parece estar decidida a ir en contra de las familias, The Family Watch se alza como un agente imprescindible para que en los adecuados foros políticos nacionales e internacionales siempre se escuche la voz de las familias. María José Olesti, su directora, nos recibe en la sede de The Family Watch con la sonrisa que regala a cada uno de los días que ha entregado a este trabajo como directora general.
Desde que en el año 2008 esta fundación inició su andadura, María José Olesti se ha desvivido por una labor imprescindible en nuestra sociedad: dar voz a las familias y a sus intereses en cuantos foros sea posible. Una voz sosegada y desinteresada, una voz basada en datos reales y contrastados -los de los barómetros e informes que elaboran cada año-, una voz que trata de encontrar los puntos de consenso para el diálogo, una voz autorizada que ha defendido ese papel insustituible de esa familia que tenemos todos en la cabeza en los foros más adecuados, una voz que ha sido clara en el Congreso de los Diputados, una voz que llega hasta Naciones Unidas, una voz que no deja de dar la batalla en diversos comités de expertos de las administraciones públicas, una voz que garantiza la defensa de este bien supremo que es la familia, “sistema de protección y ayuda mutua y el mejor soporte afectivo y emocional” que tenemos cada persona, recalca.
Y claro, el panorama ha cambiado mucho en estos últimos 16 años. Ellos lo saben, lo ven, lo conocen, porque año tras año elaboran un barómetro exhaustivo que les permite conocer cómo se va transformando sociológicamente esa familia en España que es la razón de ser de The Family Watch. Y con cada cambio, un nuevo reto. “Nuestro papel es encontrar las sinergias, los puntos de encuentro, porque siempre hay puntos de encuentro sobre la familia”, nos dice María José, que sabe lo complicado que es mantener esta posición de defensa de la familia en un mundo en el que todo argumento intenta ser catalogado de inmediato en función de la identidad política, se ideologiza y, acto seguido, se polariza y radicaliza. Pero es que María José no es así, la palabra “polarización” no casa con ella. Es de convencer, y convencer con la verdad por delante.
La verdad tiene forma de dato. Nos explica que, a pesar de esa transformación tan radical que hemos experimentado en las dos últimas décadas, “paradójicamente hay un dato que se mantiene inalterable en todos nuestros barómetros: la familia es la institución más querida y valorada por la sociedad”. Y lo es porque es un soporte económico, emocional, en todas las facetas de la vida de las personas. Pero, porque hay un pero, “desde las administraciones públicas no encuentran que la familia esté en el centro de la agenda política”. Y eso lo nota la sociedad, de hecho, “en el último barómetro se percibe ese consenso en que la familia no está suficientemente valorada ni social ni políticamente”.
Nota. Si quieres tener acceso al contenido completo de esta entrevista con la María José Olesti, entra en nuestra revista Hacer Familia.