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Las guarderías se blindan por ser ‘áreas de máximo riesgo’, según la AEP

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El cierre de todos los centros educativos y de cuidados para los niños ha disparado la necesidad urgente de readaptar el modelo educativo tradicional a la enseñanza a distancia. Sin embargo, a largo plazo, la falta de asistencia a clase y la educación a distancia no será posible, sobre todo, una vez que los padres vuelvan a sus actividades profesionales rutinarias. ¿Cómo evitar el contagio por coronavirus en la vuelta al cole?

En España, todos los centros educativos se cerraron a mediados de marzo como medida inicial de contención del contagio por coronavirus debido a la gran densidad escolares existente en cualquier área educativa (guardería, colegio, Instituto, universidad, academia, centro formación profesional). A pesar del desconocimiento de la contribución de lactantes, niños y adolescentes a la transmisión de COVID-19, se estimó necesario limitar el contacto muy estrecho de la población pediátrica en sus lugares de educación, debido al alto riesgo de infección y transmisión durante la crisis sanitaria.

Por ese motivo, es importante prever adecuadamente cómo y en qué condiciones debe producirse la vuelta a los colegios y a las guarderías, y qué medidas son necesarias desde una visión de salud pública para garantizar la seguridad de los menores y minimizar el riesgo de transmisión del coronavirus en las aulas. Las entidades educativas tienen ahora la responsabilidad de definir el escenario, el contenido y la metodología educativa que deben aplicarse una vez se produzca esta «vuelta al cole».

La educación presencial y el riesgo de contagio infantil

La reincorporación presencial a los centros escolares se hace en cumplimiento del derecho que tienen los niños y los adolescentes al aprendizaje y a la socialización, como necesidades básicas para su desarrollo, contempladas por la Convención de los Derechos del Niño (CDN).

Según la Asociación Española de Pediatría AEP, las guarderías son áreas de máximo riesgo por la enorme dificultad de cumplir las medidas de aislamiento que impone el coronavirus y también por la necesidad de contacto físico estrecho entre el cuidador y los niños.

La recomendación general de la AEP es que los niños no se incorporen a las escuelas infantiles, en la medida de lo posible, hasta el control total de la epidemia. Una de las labores que tienen que hacer los pediatras es advertir a los padres, que mientras un bebé está en la guardería existe el riesgo de adquirir todo tipo de infecciones, en especial las virales. Un bebe tiene alto riesgo de enfermar en un medio en el que se encuentran muchos niños, ya que se favorece la diseminación de infecciones con gran facilidad. 

Un estudio de la Academia Americana de Pediatría concluye que las enfermedades más comunes en estos centros son: cuadros gripales, bronquitis, crup, laringitis, diarreas, otitis, y aún estamos a la espera de conocer como el Covid-19 afecta a estos centros.

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Las guarderías se protegen frente al coronavirus

Sin embargo, esto no pone freno a que las guarderías en España estén en estos momentos blindando sus instalaciones de cara al mes de septiembre para conseguir que se conviertan en excelentes instalaciones libres de Covid-19.

Por todo ello, son muchas las guarderías en nuestro país que trabajan en la total protección de sus centros para evitar la entrada del Covid-19 y así garantizar la salud de los niños que acuden a él, implantando no solo medidas higiénicas, sino las más importantes el control de acceso y temperatura.

«En estos momentos lo importante es evitar que el virus entre en las guarderías. De nada sirve desinfectar e implantar potentes medidas de higiene sino evitamos la entrada del Covid-19. Estamos comprobando que las guarderías tienen una gran preocupación en este sentido y trabajan en el desarrollo de intensos y sofisticados planes para adecuar sus instalaciones convirtiéndolas en verdaderos entornos protegidos para facilitar la vuelta a la normalidad en el ámbito escolar, protegiendo la salud de niños, padres y docentes», asegura Nuño Azcona, CEO de B+Safe.

Acceso sin contacto por reconocimiento facial con mascarilla y control de temperatura

Los nuevos sistemas utilizan el reconocimiento facial, basado en la última tecnología de visión computarizada, que permite tanto la verificación facial-incluso llevando mascarilla- y que se complementa con un sistema de detección de temperatura corporal que lleva la cámara que facilita el acceso o no, dependiendo si la persona tiene temperatura alta, con una desviación del +-0.3C.

El control de acceso facial reconocerá al padre al momento de llevar al niño o ir a recogerlo y saltará de forma automática un aviso en el interior de la guardería o colegio para recoger o localizar al menor y poder llevárselo al padre, de forma que se garantiza la seguridad y que el padre no tenga que acceder al centro.

Elccontrol de aforo mediante una cámara, sensores y NVR logrará que se respete el número de personas que acceden, y la manera en la que lo hacen, evitando aglomeraciones y respetando las distancias de seguridad.

La solución se completa con un sistema de video vigilancia que permite controlar el área donde los niños juegan o donde los padres depositan los cochecitos, evitando usos indebidos y la desinfección de los mismos.

Prevención epidemiológica en centros educativos

Los niños no son una población particularmente vulnerable a los efectos graves de la infección por COVID-19. Los casos de enfermedad pediátrica grave son altamente infrecuentes, y con muy pocas excepciones, ya que se ha visto que la mayoría de las infecciones transcurren de forma leve o incluso asintomática.

Aunque los niños parecen infectarse de forma similar a los adultos, al expresar de forma más leve los síntomas asociados a la infección, no se limita el contacto con otros niños o adultos, siendo potenciales fuentes de transmisión silente. Además, el modo de interactuar de los niños, es ya de por sí, un factor de riesgo, con un contacto físico constante, y con las medidas higiénicas más complejas de implementar.

Todavía se desconoce casi todo sobre el potencial transmisor de los niños, y hay información contradictoria en este sentido; pero basándonos en el comportamiento de otras enfermedades virales respiratorias y en las primeras evidencias generadas durante la epidemia se sugiere que los niños son contagiosos, y posibles fuentes de reintroducción de la transmisión a otras poblaciones vulnerables, y de ahí la importancia de minimizar este riesgo en los centros educativos donde habitualmente se concentran una alta densidad de personas.

Marina Berrio
Asesoramiento: Nuño Azcona, CEO de B+Safe

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