Entre los 5 y los 11 años, el ciberbullying es la principal preocupación de los padres españoles, mientras que a partir de los 12 el grooming (el acoso sexual a menores a través de Internet) crece de forma exponencial.
Según cifras de la Fundación ANAR, el acoso sexual a menores a través de Internet, también conocido como grooming, ha aumentado un 410% en los últimos años. Un dato alarmante en un país en el que casi el 90% de los menores de 10 años dispone de acceso a Internet y 1 de cada 4 tiene un móvil.
A la vista de estos datos, las conclusiones de su estudio ‘Menores e Internet: la asignatura pendiente de los padres españoles’. de Custodio, no es de extrañar que el grooming sea lo que más preocupa en Internet a los padres españoles, seguido del ciberbullying y la pornografía.
El ciberbullying es la máxima preocupación
Por rango edad, entre las familias españolas con niños entre 5 y 11 años, el ciberbullying es la máxima preocupación; la inquietud por el consumo de contenido pornográfico que hacen los niños comienza cuando estos cumplen 9 años, mucho antes que, en Estados Unidos, y es a partir de los 12 cuando la preocupación por el grooming crece de forma exponencial hasta ocupar el primer puesto.
Por otro lado, el acceso de los menores a contenido violento ocupa el último puesto en el ranking de preocupaciones en Internet, alcanzando su mayor nivel en el caso de los niños de entre 5 y 8 años. Supervisión Según este informe, el uso que hacen los niños de la tecnología sigue siendo una preocupación secundaria para los padres, frente a cuestiones como la educación, la salud y el acoso en España, o el desarrollo psicológico y la comunicación padres e hijos en Estados Unidos.
El nivel de supervisión en el entorno digital viene determinado por la edad de los niños. Así, 6 de cada 10 padres españoles con hijos mayores de 12 años no consideran necesario supervisar el uso que éstos hacen de la tecnología, cifra muy superior a la de las familias estadounidenses (38%). Y eso que el grado de preocupación sobre los riesgos de la tecnología e Internet alcanza su máximo nivel cuando los niños tienen entre 9 y 14 años. Entre las medidas de control más comunes en España destacan la limitación del tiempo de conexión y la co-presencia durante la conexión del menor.
En EEUU optan por medidas como la revisión del historial de búsquedas y el uso de controles parentales. De hecho, el 34% de los padres estadounidenses utiliza alguna de estas herramientas frente al 26% de los padres españoles. En ambos países, su uso es más común en familias con hijos entre 5 y 11 años y disminuye a medida que los niños se van haciendo mayores.
Utilizar una herramienta de supervisión y protección puede ayudar a los padres a gestionar el uso que los hijos hacen de Internet y aconsejan hacerlo de forma transparente.
Dispositivos y actividades
Conscientes de que los niños de hoy en día utilizan multitud de dispositivos para acceder a Internet: ordenadores, tablets, móviles, qué relación existe entre el dispositivo elegido para acceder a Internet con la edad del menor. Como resultado se ha observado que el uso de tablets es mayor entre los más pequeños de ambos países. A partir de los 8 años, 11 en el caso de EEUU, su uso comienza a disminuir hasta ocupar el último puesto entre los adolescentes. En el caso de los smartphones, los niños españoles comienzan a utilizarlos de manera habitual mucho antes, a los 12 años frente a los 15 de los estadounidenses.
Si analizamos la actividad de los menores en Internet, YouTube es la primera opción de contenido online para los niños entre 5 y 17 años en EEUU, mientras que en España su consumo presenta una leve disminución a partir de los 14, al ser superado por la utilización de chats y servicios de mensajería instantánea. Además, en España se observa un incremento del uso de Instagram mucho más significativo que en EEUU a partir de los 12 años, haciéndose extensivo durante la adolescencia.
Te puede interesar:
– Ciberbullying: 9 modalidades diferentes
– Acoso escolar: ¿a quién castiga la ley?
– El peligro de la pornografía: atraídos por un mundo de imágenes en la adolescencia