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Estudian ampliar la educación básica hasta los 18 años

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Estos días se está debatiendo en el Congreso la futura Ley de Educación, una ley que, entre otros aspectos, reabre el debate sobre ampliar la educación básica de los 16 a los 18 años.

Entre las ventajas que defienden los que están a favor de esta prolongación de la enseñanza básica hasta los 18 años figura en primer lugar poner freno al abandono escolar. Y es que actualmente, en España, uno de cada cinco alumnos no sigue estudiando más allá de los 16 años. Esta tasa ha convertido a España en el segundo país de la UE con el índice de abandono escolar más alto, solo superado por Malta.

Retener a los adolescentes durante más tiempo y de forma más productiva en la escuela es el objetivo que persigue esta medida que ahora se debate en el Congreso. Pero, realmente, ¿va a servir de algo extender la educación obligatoria hasta la mayoría de edad? ¿Es esta la fórmula para reducir el abandono temprano? ¿Se va a conseguir mejorar la cualificación de los jóvenes?

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Precedentes en Europa

Esta inicitativa ha partido, en origen, del Parlamento Europeo. Esta institución ha recomendado alargar los tiempos de escolarización dos años más y esta postura se defiende en Alemania, Holanda, Bélgica y Portugal, países que incluso ya han llevado a la práctica esta propuesta.

La propuesta de obligatoriedad no es nueva; ya la Ley Orgánica de Educación (LOE) contemplaba que la enseñanza básica en España se establecía de los 6 a los 16 años, edad esta última que corresponde teóricamente al cuarto y último curso de la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO), especificando que los alumnos que no se graduaran en ESO a los 16 años tenían derecho a permanecer en régimen ordinario hasta los 18 años cursando dichos estudios.

Inconvenientes de prolongar la educación básica

Entre los inconvenientes que han sacado a la luz las diferentes instituciones destaca la problemática de la financiación de estos dos años de escolarización tanto en el sistema público como en el concertado por la habilitación de espacios y la contratación de docentes. 

La retención de los estudiantes en el sistema obligatorio no garantiza más titulaciones en estudios posobligatorios. Para atraer hacia la formación y el aprendizaje a quienes han terminado por desestimar el sistema es necesario desarrollar o cambiar la formación profesional para que sea tan atractiva como útil para integrar a los estudiantes que terminan en el mercado laboral.

El sociólogo Rafael Feito también recoge en Cuadernos de Pedagogía algunos inconvenientes en la ampliación de la educación obligatoria hasta los 18 años:

– No todas las destrezas se aprenden en una escuela de tipo académico, sino que hay otros lugares donde se podrían adquirir.

– Hay estudiantes y familias que prefieren el empleo al estudio. Esta ampliación supondría cerrar una puerta a algunos jóvenes.

– El coste presupuestario de escolarizar al conjunto de la población entre los 16 y los 18 años puede ser excesivamente elevado. Algo especialmente complicado en el actual contexto económico.

Marina Berrio

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