El Día Mundial del Agua se celebra cada 22 de marzo para concienciar sobre la importancia del agua dulce y la gestión sostenible de los recursos hídricos. Este día es una oportunidad para reflexionar sobre cómo podemos cuidar mejor este recurso vital y garantizar que esté disponible para las generaciones futuras.
Cada año el Día Mundial del Agua tiene un lema diferente que busca destacar un tema en particular relacionado con la gestión y el uso sostenible del agua. Este lema es elegido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y se utiliza para crear conciencia sobre los desafíos y oportunidades que presenta el agua.
Cambios en familia para la preservación del agua
La campaña global «Sé el cambio que quieres ver en el mundo» es el lema elegido para este 2023 y alienta a las personas a tomar medidas en sus propias vidas para cambiar la forma en que usan, consumen y gestionan el agua. Estas promesas de individuos y comunidades contribuirán a una Agenda de Acción del Agua que contará también con los compromisos a mayor escala de gobiernos, empresas, organizaciones, instituciones y coaliciones.
Una parte fundamental de la gestión sostenible del agua es la participación activa de las familias en la conservación del agua.
Los hogares son responsables de una gran cantidad de consumo de agua y, por lo tanto, tienen un papel clave en la preservación de este recurso.
Algunas acciones sencillas que las familias pueden hacer incluyen:
1. Reducir el consumo de agua en el hogar mediante la instalación de dispositivos eficientes como grifos y duchas de bajo flujo, y reparar las fugas de agua. Si un grifo gotea o hay una fuga en una tubería estaremos echando a perder, gota a gota, muchos litros de agua al cabo del tiempo. Es importante repararlo cuanto antes, como también lo es el mantenimiento de las fosas sépticas. Y una buena idea es incorporar a los grifos aireadores o difusores, que reducen el caudal sin que tengamos la sensación de que salga menos agua.
2. Utilizar métodos de riego eficientes en el jardín y evitar regar en horas de sol para reducir la evaporación. Si tenemos jardín, podemos plantar nuestro propio árbol, o colaborar en familia con organizaciones que realizan plantaciones solidarias. Cuando llueve, los árboles recolectan el agua de la lluvia, y esta se desliza por ramas y troncos hasta llegar al suelo, donde se filtra y contribuye a alimentar las aguas subterráneas.
3. Reutilizar el agua en el hogar, por ejemplo, recolectando agua de lluvia para regar las plantas o lavar el coche. Este tipo de acciones puede fomentar la educación y la conciencia sobre la importancia del agua entre los miembros de la familia, especialmente los niños.
4. Evitar el uso excesivo de productos químicos en el hogar que puedan contaminar el agua, y optar por productos ecológicos siempre que sea posible. Por eso es muy importante deshacernos adecuadamente de los residuos. Al tirar restos (de comida, de aceites, medicamentos, productos químicos, etc.) por los desagües, ya sea del fregadero, el lavabo o el retrete, estamos contaminando el agua. No olvidemos que esas aguas residuales llegan como vertidos a ríos, lagos y mares, incluso a las aguas subterráneas. La contaminación y pérdida de calidad del agua empieza en nuestros desagües.
5. Cuidar las fuentes de agua como los ríos y los océanos. Es esencial ser muy cuidadosos con nuestros residuos en los espacios naturales, pues si los dejamos en cualquier lugar, por efecto del viento terminarán en el mar, con la consecuente contaminación del agua y perjuicio para la vida de las especies marinas. También podemos participar en batidas solidarias para limpiar de residuos playas, campos o bosques, o hacer la nuestra propia, en familia. Es una actividad muy educativa para nuestros hijos.
En este Día Mundial del Agua, recordemos que cada uno de nosotros puede marcar la diferencia en la conservación de este recurso vital. Al tomar medidas sencillas en el hogar, podemos contribuir a la gestión sostenible del agua y asegurarnos de que esté disponible para las generaciones futuras.
Cómo se reparte el agua potable en el mundo
La distribución del agua potable en el mundo es muy desigual, y es un problema que afecta a millones de personas en todo el mundo. Aunque el agua cubre más del 70% de la superficie terrestre, solo el 3% de ella es agua dulce, y solo una fracción de esa agua es adecuada para el consumo humano. Además, el acceso al agua potable depende de muchos factores, como la ubicación geográfica, la infraestructura y la disponibilidad de recursos.
En los países desarrollados, la mayoría de la población tiene acceso a agua potable y sistemas de tratamiento de aguas residuales. Las ciudades cuentan con una red de tuberías y estaciones de tratamiento de agua que permiten el acceso a agua limpia y segura. En muchos casos, el agua es tratada con productos químicos y se somete a un proceso de purificación para eliminar bacterias y otros contaminantes.
Por otro lado, en los países en desarrollo, la situación es muy diferente.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 2.200 millones de personas en todo el mundo no tienen acceso a agua potable segura.
La falta de acceso a agua potable tiene graves consecuencias para la salud, ya que puede causar enfermedades como la diarrea y la hepatitis A.
En estas regiones, el acceso al agua suele ser a través de pozos, ríos y otros cuerpos de agua. En muchos casos, estas fuentes de agua no están protegidas y pueden estar contaminadas con bacterias y otros contaminantes. Además, muchas comunidades no cuentan con sistemas de tratamiento de aguas residuales, lo que puede provocar la contaminación de los cuerpos de agua y la propagación de enfermedades.
La distribución del agua potable en el mundo es desigual, y la falta de acceso al agua potable es un problema importante en muchos países en desarrollo. Es necesario seguir trabajando para mejorar el acceso al agua potable y promover la gestión sostenible de los recursos hídricos en todo el mundo.
Marisol Nuevo Espín
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