Muchas son las fiestas y fechas que se viven a lo largo del año, algunas muy simples como un cumpleaños, en el que cada persona celebra un nuevo aniversario en su vida. En otros casos la explicación es más compleja, encerrando una curiosa historia que merece la pena conocer a la par que se celebran. Un buen ejemplo es la cuaresma, que marca la etapa previa a la Semana Santa.
Si bien es fácil relacionar la Semana Santa a la Pasión de Cristo, la cuaresma y todos los actos que conlleva pueden parecer un poco extraños para los más pequeños de la casa. Y no hay nada mejor que una buena explicación para salir de dudas, de esta forma no sólo se comprenderá el sentido de estos cuarenta días, sino que además se aprenderá mucho más sobre el pasado y cultura en el que se desarrolla el niño.
Tiempo de purificación
La cuaresma comienza en Miércoles de Ceniza y se prolonga durante cuarenta días hasta el Jueves Santo. Este número de jornadas se ha tomado a partir de referencias bíblicas de episodios como los 40 años que el pueblo de Israel vagó por el desierto hasta alcanzar la Tierra Prometida.
Sin embargo, no fue hasta que los cristianos comenzaron a celebrar la Pascua como fiesta dentro de su calendario, cuando se empezó a popularizar la preparación para este evento tan importante como es la Pasión de Cristo. En sus inicios, estos momentos se relacionaban con un ayuno total en Viernes Santo y el sábado premio al Domingo de Resurrección.
No es hasta el S. VI cuando empieza a consolidarse la estructura de los cuarenta días toma el relevo. A lo largo del tiempo, la cuaresma ha tenido múltiples formas, desde un ayuno completo, hasta la que se conoce a día de hoy: renunciar a ciertas actividades como forma de penitencia. Una actitud con la que los cristianos purifican su alma antes de alcanzar el Domingo de Resurrección. El período cuaresmal concluye la mañana del Jueves Santo con la Misa Crismal, celebrada por un obispo con sus presbíteros.
Cuaresma con niños
Si en tu casa se ha decidido celebrar la cuaresma, hay varias ideas para hacer participar a los niños en estas actividades. Estas son algunas de las prácticas que se pueden realizar entre todos:
– Practicar la solidaridad. La cuaresma también puede ser un gran momento para dar rienda suelta a la solidaridad. Una buena ocasión para que los niños saquen lo mejor que pueden ofrecer al mundo.
– Renunciar a algo. El ayuno quizás sea demasiado fuerte para un pequeño, pero si este renuncia a algo que es habitual en su día a día, podrá acercarse a lo que sus padres practican durante este tiempo.
– Unirse a las actividades de la comunidad. Las parroquias cercanas a casa pueden organizar actividades durante el periodo de cuaresma y en ellas se invita a participar a todos los miembros del hogar.
Damián Montero
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