Durante la Cuaresma, los católicos practicamos el ayuno y la abstinencia como una forma de ofrecer un pequeño sacrificio en señal de penitencia. Pero el ayuno y la abstinencia no sólo tienen que ver con lo que comemos, sino que podemos ofrecer otras muchas formas de ayuno
que, a veces, nos cuestan mucho más que no tomar carne, y que suponen un buen ejercicio para nuestra voluntad y un generoso esfuerzo que prepara mejor nuestro corazón.
Lo importante para preparar la Cuaresma es que nuestra alma esté limpia y recogida, desasida de las muchas cosas materiales e inmateriales a las que nos vinculamos en exceso.
1. Ayunamos de quejas
Ofrecemos aguantar en silencio todas las contrariedades de la jornada. Da igual si el autobús se retrasa, si hace frío o calor, si estamos aburridos o si tenemos demasiado que hacer. Lo aceptamos con paciencia y sin quejarnos.
2. Ayunamos de cotilleos
No aportan nada positivo, generan mal ambiente y sólo sirven para esparcir rumores y dañar a otras personas. Guardar silencio en lugar de difundir rumores es un ejercicio de respeto y prudencia, y así nos acostumbraremos a hablar sólo cuando tengamos algo bueno que decir de las personas que nos rodean.
3. Ayunamos de móvil
Reducimos el tiempo que pasamos en redes sociales o en cualquier pantalla para dedicarnos a las personas a las que queremos. Roban nuestra atención y nos hacen estar desconectados de la vida real. Tendremos mucho más tiempo de calidad si nos alejamos de ellas.
4. Ayunamos de groserías
Ni una mala palabra, ni una ofensa, ni un insulto. A veces no nos damos cuenta del impacto que nuestras palabras pueden tener en los demás. Si tenemos que decir algo, nos esforzamos y buscamos la manera de explicarlo sin herir ni ofender a nadie, porque lograremos mucho más.
5. Ayunamos de egocentrismo
Tenemos que dejar de pensar en nosotros mismos y en lo que nos interesa, “descentrarnos”, y poner a los demás en el centro, porque cuanto más damos, más felices somos.
6. Ayunamos de críticas
No tenemos que decir en voz alta todo lo que pensamos, sobre todo cuando sólo va a servir para generar mal ambiente. Nos abstenemos de juzgar constantemente a los demás y tratamos de enfocarnos en lo positivo. Las críticas sólo si son constructivas y si realmente sirven para algo.
7. Ayunamos de pereza
Muchas veces dejamos sin hacer algo que es importante por pura desidia. Vigilamos esos momentos en los que nos engañamos a nosotros mismos para no cumplir con nuestra obligación, y los aprovechamos para cumplir con nuestras responsabilidades sin procrastinar. La disciplina es una forma de mejorar como personas y de ofrecer lo mejor de nosotros mismos.