La salud mundial se enfrenta a la actualidad a una batalla que parece ir perdiendo: contra la obesidad infantil. La proliferación del sedentarismo y una dieta deficiente están causando que cada vez más niños presenten problemas de sobrepeso, un número de casos que lejos de ir a menos, aumentan año tras año tal y como explican en el estudio publicado en el número 10 de la revista The Lancet.
Un trabajo en donde se llama la atención a las familias de todo el mundo para comenzar a practicar un estilo de vida más sano donde el sedentarismo vaya a menos y el ejercicio comience a aparecer en el día a día. Al mismo tiempo, también es un recordatorio para cuidar lo que se pone encima de la mesa y tener mucho más en cuenta lo que se come en el día a día.
Mayor aumento que otros años
Los datos demuestran que no solo han crecido los casos de obesidad infantil, sino que lo han hecho en un mayor porcentaje que años anteriores. En 2016 las tasas generales de obesidad habían aumentado de menos de un 1% en 2015 a casi un 6%, en las chicas. Para los chicos, la subida fue todavía mayor al ser del 8%.
«Las tasas de obesidad infantil y adolescente han aumentado de forma significativa a lo largo de las últimas cuatro décadas en la mayoría de los países del mundo», explica James Bentham, autor principal de esta investigación, quien recuerda la necesidad de apostar por estrategias de cuidado de la alimentación con el fin de reducir la obesidad infantil.
Los datos mundiales son calificados como preocupantes por Bentham ya que 50 millones de chicas y 74 millones de chicos son ahora obesos, lo que les pone en riesgo de problemas graves de salud y hacen prever una generación con grandes problemas cardíacos y otras afecciones relacionadas con el sobrepeso.
Prevención de la obesidad
Como bien dicen los investigadores, es necesario apostar por técnicas con las que combatir el sobrepeso en estas edades. Estas son algunas sugerencias para que en casa, la obesidad pueda prevenirse:
– Alimentación planificada y equilibrada procurando evitar la excesiva cantidad de bocadillos, refrescos, dulces, etc. y en cambio aumentar la oferta de frutas, verduras, lácteos, legumbres y cereales de grano entero.
– Practicar ejercicio físico regular. Pasear o practicar algún deporte con los amigos o familia puede ser una buena manera de empezar.
– Respetar los horarios de comida, evitando comer entre horas alimentos ricos en grasa y azúcares, ya que esto tiene dos inconvenientes: aportan muchas calorías y pocos nutrientes y quitan las ganas de comer alimentos mucho más nutritivos
– Recordar que los hidratos de carbono son nuestra principal fuente de energía.
– La comida rápida debe quedar reducida al mínimo
– Comer despacio y sin distracciones, cuidando también las horas frente a la televisión.
– Comer con moderación y variedad: un poco de cada cosa y no mucho de una sola.
– Toda la familia debe participar en la práctica de los buenos hábitos alimentarios. Una alimentación sana es saludable para todos ellos, tengan o no sobrepeso.
Damián Montero
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