Adolescencia es la serie que está en boca de todos y, por eso, desde Hacer Familia pensamos que es importante verla desde la reflexión en casa. Enfocado en lo que las familias podemos hacer para prevenir situaciones difíciles.
Esta producción habla de la necesidad de educar a nuestros hijos en el pensamiento crítico desde el primer día. No hay forma de asegurar que no enfrentemos las situaciones terribles que se presentan en la serie, ya que Dios nos da libertad y nuestros hijos también tienen la capacidad de elegir entre el bien y el mal. Sin embargo, una buena educación en valores, amor incondicional, una comunicación abierta y fluida, y un hogar con límites claros y un propósito definido, pueden ayudar a evitar muchos problemas.
Hablamos, hablamos, hablamos, hablamos mucho
Hablamos de todo, todos los días, de nosotros, de los demás y del mundo para que no tengan miedo a expresar ideas y sentimientos sobre cualquier tema.
Explicamos el bien y el mal con los ejemplos de la vida
Las redes sociales funcionan con la “dictadura del like” impuesta por el algoritmo y diluyen la diferencia entre el bien y el mal. Necesitan que nosotros se la demos.
Nos interesamos por lo que ven en el mundo online
Igual que si van de visita al zoo o si pasan la tarde con unos amigos. Sólo si nos cuentan qué han visto en redes sociales, podemos ayudarles a interpretarlo.
Ponemos límites y educamos para el uso de pantallas
Que no salgan a la calle y estén siempre en su cuarto no significa que estén seguros. Al contrario, no sabemos cómo están. Necesitan límites y criterio.
Fomentamos que tengan amigos y los conocemos
En el mundo online son habituales la polarización y la radicalización que no se producen en el mundo real. Las buenas amistades evitan muchos problemas.
Les recordamos que los queremos por lo que son
Las redes han disparado los estereotipos y generan mucha frustración. Nuestro hogar es el lugar donde los queremos por lo que son, no por lo que hacen.
Trabajamos en casa el perdón y la alegría
El mundo digital juzga, etiqueta y destroza. La vida real está llena de aciertos, errores. Nos tropezamos y volvemos a empezar. Y siempre somos queridos.
Rezamos, cada día, para que sepan usar su libertad
Los padres no tenemos manual de instrucciones ni bola de cristal. Muchas veces sólo nos queda confiar en que hicimos lo que supimos y que Dios cuidará de ellos.