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 Trucos para saber cómo le ha ido el día (más allá del “bien”)

Trucos para saber cómo le ha ido el día

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Son conversaciones horribles. ¿Qué tal el día? Bien ¿Qué has hecho? Nada ¿Pero con quién has estado? Con los de siempre. Y hasta aquí un diálogo que, cuando eran un poco más pequeños, fluía mucho mejor. Aunque los hay que hablan a borbotones, son muchos los niños y aún más los adolescentes que se vuelven extraordinariamente reservados.

Pero hay algunos trucos para enterarnos de cómo va todo. Son trucos que tienen más que ver con el arte de la retórica. Preguntas cortas y concretas que no se puedan contestar con un monosílabo. Generar los entornos propicios para compartir. Esperar con paciencia el momento ideal. Y aprovechar cualquier oportunidad.

1. Haz preguntas cerradas y concretas

Preguntar “¿qué tal el día?” suele generar respuestas breves como “bien”, pero si se formulan preguntas más específicas como “¿qué te han puesto al final en el examen de mates?”, la respuesta será más detallada. Esto da pie a una conversación más fluida, ya que al recordar una anécdota pueden surgir nuevos temas de manera natural.

2. Busca el momento adecuado

A veces nos empeñamos en que nos cuenten todo cuando nosotros podemos escucharlos y quizá no es el mejor momento, porque aumentará su resistencia. Es importante ver cuándo están más relajados, como en el coche de vuelta a casa, antes de dormir o en un paseo. Es ahí cuando contarán más.

3. Si se ponen a hablar, mejor deja lo que estés haciendo

En esos días en los que de pronto lo quieren contar todo, tenemos que aprovechar la oportunidad y dejar para más tarde cualquier cosa. Es crucial prestarles toda la atención posible, porque si mostramos interés y disponibilidad, sabrán que pueden acudir a nosotros en el futuro sin miedo a ser ignorados.

4. No preguntes directamente por su día, da un rodeo

A muchos adolescentes les da vergüenza hablar de sí mismos, pero si la conversación gira en torno a un amigo, la dinámica cambia. Preguntar “¿qué tal le ha ido a tu amigo en el examen?” o “¿qué pasó en clase hoy?” nos puede dar mucha información sobre ellos.

5. Genera momentos especiales a solas con ellos

Cuando son varios hermanos, debemos pasar un tiempo individual con cada hijo para que se sientan únicos y valorados. Puede ser una merienda después de clase, una escapada que le haga ilusión, o una tarde de compras. Estos momentos fortalecen el vínculo y facilitan la comunicación.

6. Aprovecha el entorno compartido de las cenas

El momento de la cena es ideal para hablar en familia. Se crea un hábito en el que cada uno desgrana su día, también los padres: lo mejor, lo peor, lo que hemos hecho bien, lo que haremos bien mañana… Así ven nuestro ejemplo y se animan a compartir.

7. No te agobies demasiado: cada uno tiene su carácter

No todos se comunican igual, y eso está bien. Algunos son reservados y otros hablan a borbotones. Lo importante es que sepan que estamos ahí y que tienen un espacio seguro para cuando necesiten hablar.

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