Con San Valentín y su empalagosa propuesta pisándonos los talones. escuchamos los consejos que Pep Borrell nos da sobre cómo cuidar el matrimonio.
Dice Pep Borrell que el matrimonio no puede ser un tormento, sino una pasada, que el tema no es durar muchos años juntos, sino disfrutarlos. Y para disfrutar del matrimonio hace falta querer: querer querer. Nos lo cuenta en Bailar en la cocina. El secreto de los matrimonios que disfrutan (Palabra, 2024). Una excelente lectura para disfrutar en pareja.
Amar y ser amado, así de sencillo, así de complicado
“Para ser feliz hay que darse sin condiciones, pero para ser realmente feliz hay que dar y recibir amor”.
Explica Pep Borrell que en el amor es en lo único en lo que podemos sustentar nuestra felicidad, porque el amor “no tiene límite, no hay un límite de amor, siempre se puede amar más y mejor”. Pero también explica que “si uno ama mucho pero no recibe amor, no es feliz”. Por eso es tan importante que en la relación de pareja haya reciprocidad
Saber disfrutar de las cosas buenas y trampear lo mejor que podamos las malas
“Podríamos decir de alguna manera que la felicidad es como el amor, la felicidad hay que currársela”.
“La felicidad es seguir deseando lo que ya se tiene”, dice San Agustín y lo recoge Pep Borrell en su libro Bailar en la cocina. Porque “hay que saber disfrutar del matrimonio, siempre, y tener muy claro que habrá días mejores y otros peores, pero ese deseo de mara, fruto de la voluntad, nos llevará a ser muy felices siempre, no sin esfuerzo.
Que te pille mirándolo/a. ¿Por qué me miras? Porque me encantas.
Y eso arranca una sonrisa o un festival. Sólo nos miramos cuando nos sentamos en una mesa pequeñita, cara a cara, por eso es tan necesario escaparse los dos solos.
Tenemos que poner los cinco sentidos, los cinco, en la pareja. “Debemos poder hablar de todo y siempre”, preguntar por las cosas importantes “¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes?”
Dejarnos de mirar… de mirarnos sólo al ombligo
“No pienses sólo en ti, este es nuestro mayor defecto. Piensa en el otro, ¿Cómo le gustaría que fuera? ¿Qué le encantaría? ¿Qué le hace disfrutar? ¿Qué le gustaría que hiciéramos?”
“Se trata de demostrar interés real, si no es real, se ve a la legua. Interés por las cosas que le gustan o interesan al otro. Con esto no quiero decir que tengamos que compartir aficiones. Es incluso bueno y necesario que cada uno tenga sus ratos de entretenimiento siempre que no resten tiempo a lo que es realmente importante, nuestro matrimonio y nuestra familia”, explica Pep Borrell.
Evitamos las discusiones inevitables. Sabemos lo que nos hace enfadar
“Las discusiones en el matrimonio son inevitables y lo que hay que hacer es evitarlas”.
Tres consejos; evitar las situaciones que pueden crear conflicto, cada matrimonio sabe las suyas, que las discusiones duren lo menos posible y que no se acumulen. La mayoría de las veces nos enfadamos por tonterías, por pequeños detalles, casi siempre de orgullo, que nos hacen saltar.
