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Cuéntaselo a Lucía nos habla de la paz interior en un mundo acelerado

Cuéntaselo a Lucía

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Vivimos en un mundo que te empuja constantemente a hacer más, en el que sentir estrés , ansiedad o el burnout es cada vez más común. La vida actualmente es una rueda que te obliga a seguir adelante, a “hacer cosas” para no quedarse atrás. En medio de toda esta vorágine te has detenido y ¿te has preguntado si estás viviendo en piloto automático? La sociedad nos hace creer que la vida es una lista de tareas que cumplir o unas metas que alcanzar antes de una edad, pero la vida es mucho más que eso. A menudo, nos olvidamos de parar, de hacer un repaso a nuestra vida y preguntarnos ¿Estoy viviendo la vida como quiero? 

En esta sociedad en la que cada vez le dedicamos menos tiempo a uno mismo y más a la productividad. Pararnos un segundo nos permite analizar nuestros pensamientos y también nuestras acciones y decisiones, y adaptarlas a la vida que queremos.

Es necesario aprender a vivir de forma consciente y no en piloto automático. Vivir de forma consciente, sabiendo lo que nos desestabiliza y nos quita la paz, es clave para tener una relación más armoniosa con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea. De esto precisamente es de lo que nos habla el libro Desaprender para aprender de Lucia Pérez Forriol, psicóloga y divulgadora de temas relacionados con la salud mental. 

¿Cómo definiría la paz interior y el papel que juega esa paz interior en ese bienestar que nos da el pararnos a pensar en que estamos haciendo en el momento?

En el libro trato de transmitir la idea de que la paz interior es muchísimo más que la felicidad efímera que buscamos con emociones como la euforia. Hablo de una felicidad que está asociada con la paz, con esa sensación de seguridad, de sentirnos queridos, de estar en armonia con nosotros mismos. La paz interior implica ser fiel con nosotros mismos, saber lo que pensamos, que valores defendemos; en definitiva aceptar nuestra realidad. La paz viene de saber quien eres, qué esperas en la vida y vivir de acuerdo a tus valores. 

La pregunta es esa ¿Quién soy y también quién quiero ser? La paz de saber que todos tenemos un camino y que yo sé qué espero de mi vida. Y es verdad que todos planificamos ciertas cosas sabiendo que luego salen la mitad de planes, pero da mucha paz saber cuales son las expectativas.

¿No? Yo qué espero de mí, qué es lo que espero de mi vida, que siento que tengo una misión, siento que estoy aquí en la vida por algo, que tengo realmente una tarea. Es una paz que viene justamente de eso; de ser quien quiero ser, sabiendo evidentemente que soy imperfecto, y de aceptar la propia realidad y relacionarme con ella de la manera que realmente deseo. Es una paz que tiene mucho que ver con la aceptación. 

En el día a día, con el ritmo tan frenético que llevamos, buscar esos momentos de paz y contestar a esas preguntas requiere que pasemos ¿Cómo podrías integrar esa pausa en el día a día? 

Lo primero es tomar conciencia del ritmo frenético en el que vivimos nuestro día a día. Vivimos con prisas y estrés, caminamos rápido, miramos el móvil todo el tiempo, y nos olvidamos de lo que está pasando a nuestro alrededor. 

Es importante parar, aunque sea brevemente, para conectar con lo que tenemos delante, ya sea un paseo, la música que está sonando en ese momento en el coche o simplemente con el silencio o la persona que tenemos al lado, la pareja, los hijos, los amigos, etc.

Con el ritmo al que vamos hace muchísimo en este vivir el día a día desde el piloto automático, y creo que en la medida de las posibilidades cuando se pueda poder decir, ¡Hey, para. Stop! También es útil reflexionar sobre lo que estamos viviendo, meditar o tener conversaciones pausadas con la gente que nos rodea. Cuando paramos, nos damos cuenta de lo que estamos haciendo bien y de lo que necesitamos cambiar. 

¿Cuál cree que es el mayor desafío de la sociedad actual para encontrar esa paz interior? 

Lo que más nos cuesta es la aceptación, tanto de nosotros mismos como de los demás. A menudo, nos resulta difícil aceptar nuestras limitaciones, nuestros defectos e incluso nuestras diferencias con los demás. En una sociedad en la que se promueve la perfección y el éxito, aprender a aceptarnos tal y como somos es un gran desafío. Pero la paz viene de la aceptación, de entender que somos humanos, que cometemos errores y que la vida no siempre es fácil. Aceptar el sufrimiento y las dificultades también es parte del proceso. 

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