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El secreto para que los niños aprendan a comer está en la tónica

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   No. No hace falta dar esa bebida carbonatada de amargo sabor a los niños, sino seguir las pautas que, hace años, dio una conocida marca en su campaña para intentar ganar cuota de mercado en un país en el que no conocían su sabor. La campaña venía a decir que si no te gusta la tónica «es que no la has probado lo suficiente». Con la alimentación de los hijos ocurre exactamente lo mismo. Nos lo cuenta a Hacer Familia el Dr. José Manuel Moreno, pediatra y director médico en la Clínica de Navarra y autor de un buen libro para estas vacaciones: A comer también se aprende (Palabra, 2024).

   ¿Por qué hay niños que son tan tiquis miquis con la comida? ¿Por qué algunos se niegan a probar cosas nuevas? ¿Por qué unos pocos sólo comen un par de menús y poco más? ¿Y por qué hay otros que no hacen ascos a nada? Hacer comer a los niños, que coman bien y que coman de todo no es tarea fácil pero sí posible Lo desgrana el Dr. José Manuel Moreno, autor de A comer también se aprende (Palabra, 2024) y pediatra con larga experiencia, con el que hemos hablado estos días. Puedes leer la entrevista completa en el próximo número de Mundo Cristiano y Hacer Familia que ve la luz el próximo mes de agosto.

    El Dr. Moreno da algunas claves para que los niños coman bien y de todo, el sueño de cualquier padre. Y podemos aprovechar la tranquilidad de las vacaciones para poner en marcha nuestro plan de acción.

   1. Mejor aprender a comer de pequeños. Lo que se come de pequeños en casa configura el elenco de sabores al que nuestros hijos se habrán acostumbrado de mayores. Por supuesto, podrán ir incorporando nuevos sabores, pero les va a costar mucho más.

   2. Hay que probar muchas veces. Algunos sabores nuevos no se logran introducir la primera vez que se prueban. Pero eso no debe hacernos desistir. La repetición es buen consejo. Cuantas más veces lo prueben, más fácil les será acostumbrarse y aceptarlo.

   3. Que prueben al menos un poquito. La primera vez que ofrecemos algo que rechazan, les va a ser muy difícil terminarse un plato entero, pero tenemos que exigirles que, al menos, tomen algo para irse acostumbrando a distintos sabores y texturas.

   4. Las guarniciones, las aliadas. Muchos sabores nuevos se aceptan mejor si vienen acompañados (y disimulados) por guarniciones que sabemos que les gustan La creatividad culinaria ayuda. Hay muchas formas de preparar platos que sabemos que les van a chocar. Si buscamos maneras más creativas, apetecibles y divertidas, será más sencillo.

5. Poca cantidad en un plato muy grande. Hay una parte del rechazo a la comida que es mental, un «no voy a poder con esto». Si jugamos con las cantidades y con el tamaño del plato, les dará la sensación de que el reto de comer lo que no les gusta es más sencillo.

   6. No preparamos plato alternativo. Es fundamental para aprender a comer que no encuentren vía de escapatoria. Si no se comen lo que hay, no habrá otra cosa que comer. No les pasa nada por tener un poco de hambre.

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