En una era donde las pantallas dominan casi todos los aspectos de nuestra vida, es difícil imaginar un día sin ellas. Sin embargo, la neurociencia nos ofrece valiosas razones para considerar reducir nuestro tiempo frente a las pantallas.
«Las pantallas han contaminado nuestro cerebro», afirma Francisco Villar, doctor en Psicología de la Universidad Autónoma de Barcelona, en su libro Sin pantallas siento y pienso mejor (Montena). Y añade, «te has preguntado alguna vez cómo las pantallas influyen en tu vida? La neurociencia nos dice que las pantallas afectan a cómo aprendes y piensas, cómo te comportas, cómo te sientes y cómo te conectas con los demás». Sin embargo, la buena noticia es que «el daño de las pantallas es reversible».
7 razones para controlar el tiempo frente a las pantallas
Siete razones por las que vivir sin pantallas puede mejorar significativamente tu calidad de vida, respaldadas por la investigación neurocientífica.
1. Mejora de la calidad del sueño
La exposición a la luz azul de las pantallas antes de dormir puede alterar el ritmo circadiano, nuestro reloj biológico interno. La luz azul inhibe la producción de melatonina, una hormona que regula el sueño. La neurociencia ha demostrado que evitar las pantallas al menos una hora antes de acostarse mejora la calidad del sueño, facilitando un descanso más profundo y reparador.
2. Reducción del estrés y la ansiedad
El uso excesivo de dispositivos electrónicos está relacionado con niveles elevados de estrés y ansiedad. Las notificaciones constantes y la sobrecarga de información pueden activar la respuesta de lucha o huida en nuestro cerebro, aumentando la producción de cortisol, la hormona del estrés. Reducir el tiempo frente a las pantallas permite que el cerebro se relaje y se desconecte, promoviendo un estado de calma y bienestar.
3. Aumento de la productividad y la concentración
Las pantallas son una fuente constante de distracción. Cada vez que interrumpimos una tarea para revisar una notificación o un mensaje, nuestro cerebro necesita tiempo para reorientarse. Este fenómeno, conocido como «cambio de tarea», reduce significativamente nuestra productividad y capacidad de concentración. Al eliminar las pantallas, podemos mantener un enfoque sostenido y mejorar nuestra eficiencia en el trabajo y en el estudio.
4. Fortalecimiento de las relaciones interpersonales
El tiempo excesivo frente a las pantallas puede aislar a las personas, disminuyendo la calidad de las interacciones sociales. La neurociencia destaca la importancia del contacto cara a cara para el desarrollo de conexiones emocionales y empatía. Pasar menos tiempo con dispositivos electrónicos y más tiempo interactuando en persona fortalece las relaciones y mejora nuestra salud mental.
5. Estimulación del cerebro y la creatividad
El uso constante de pantallas puede limitar el pensamiento creativo y la resolución de problemas. La neurociencia sugiere que actividades fuera de línea, como leer, escribir, o simplemente dejar que la mente divague, estimulan diferentes áreas del cerebro, fomentando la creatividad y el pensamiento innovador. Desconectar de las pantallas permite que el cerebro se regenere y explore nuevas ideas.
6. Mejora de la salud visual
El uso prolongado de pantallas está asociado con la fatiga visual digital, que incluye síntomas como sequedad ocular, visión borrosa y dolores de cabeza. La exposición constante a las pantallas también puede contribuir a problemas de visión a largo plazo. La neurociencia recomienda descansos regulares y la práctica de la regla 20-20-20 (cada 20 minutos, mirar algo a 20 pies de distancia durante al menos 20 segundos) para mantener la salud ocular.
7. Fomento de hábitos de vida saludables
El tiempo que pasamos frente a las pantallas suele ser tiempo que no dedicamos a actividades físicas. La inactividad física está relacionada con numerosos problemas de salud, incluyendo obesidad, enfermedades cardiovasculares y diabetes. La neurociencia apoya la idea de que reducir el tiempo de pantalla puede motivarnos a adoptar hábitos de vida más activos y saludables, como hacer ejercicio, pasear al aire libre o practicar deportes.
Reducir el tiempo frente a las pantallas no solo mejora nuestra salud mental y física, sino que también enriquece nuestra vida social y emocional. La neurociencia nos ofrece una perspectiva clara sobre los múltiples beneficios de desconectar de los dispositivos electrónicos y reorientar nuestra atención hacia actividades más saludables y gratificantes. En un mundo cada vez más digital, encontrar un equilibrio es esencial para vivir mejor.
Marisol Nuevo Espín
Asesoramiento: Francisco Villar, doctor en Psicología de la Universidad Autónoma de Barcelona
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