La educación de los abuelos a los nietos puede ser una experiencia enriquecedora y beneficiosa para ambas partes. Los abuelos, con su sabiduría y experiencia, pueden transmitir valores familiares, tradiciones y conocimientos a sus nietos de una manera única y especial. Sin embargo, es importante que esta educación se realice en consonancia con los deseos de los padres, respetando sus normas y pautas de crianza.
Los abuelos pueden complementar la educación que reciben los niños en casa y en la escuela, brindando un enfoque más personalizado y afectuoso. Pueden enseñarles habilidades prácticas, compartir historias familiares, transmitir valores como el respeto, la solidaridad y la generosidad, y fomentar la relación intergeneracional.
Es fundamental que los abuelos y los padres mantengan una comunicación abierta y fluida para establecer límites claros y garantizar que la educación de los nietos se realice de manera armoniosa y respetuosa. Los abuelos deben ser conscientes de que su papel es complementario al de los padres y que deben respetar las decisiones educativas y disciplinarias de estos.
La educación de los abuelos a los nietos puede ser una experiencia maravillosa si se lleva a cabo en consonancia con los deseos de los padres. La clave está en el respeto mutuo, la comunicación abierta y la colaboración para brindar a los niños una educación integral y equilibrada que combine la sabiduría de los abuelos con las directrices de los padres.
El papel de los abuelos en las vacaciones
Son muchos los padres que acuden a los abuelos para que cuiden de sus nietos durante las vacaciones escolares, que superan los dos meses y no coinciden con la totalidad de las vacaciones de los padres.
Los datos obtenidos en el proyecto realizado por Kantar para Zurich indican que para más del 60% de las familias españolas es imprescindible la ayuda de otras personas, y particularmente de los abuelos.
Se trata de un tema complicado y delicado, que se ha investigado para tratar de busca soluciones efectivas porque estamos hablando de personas de edad avanzada con menos fuerzas físicas que los padres jóvenes, muchas horas de trabajo realizadas a sus espaldas y quizás mucho cansancio acumulado.
Según la catedrática de Psicología Evolutiva de la Universidad de Barcelona, Carme Triadó, si la persona jubilada «piensa que los nietos le restan libertad y le impiden disfrutar del ocio y del tiempo libre soñado, la vivencia resulta estresante». Lo que quiere decir que recurrir a los abuelos es una opción aceptable, si no supone para ellos (los abuelos) una sobrecarga de actividades y responsabilidades ni se convierte en una jornada laboral o algo parecido. Está claro que una actividad que puede ser placentera como puede ser cuidar de un nieto, si se sobrecarga, puede convertirse en un peso o una actividad estresante o abrumadora.
Por otra parte, tampoco debemos olvidar las tensiones que esta situación puede generar cuando uno de los dos (el abuelo o la abuela) está más dispuesto a encargarse del cuidado de los nietos, que el otro.
Como dicen en su libro ¿Qué hacemos con la educación? María Rosa Espot y Jaime Nubiola, «los abuelos aportan de manera natural cariño incondicional a los más jóvenes de la familia, les ofrecen puntos de vista diferentes, además de valores como por ejemplo la sabiduría, la experiencia y la estabilidad. sin lugar a dudas, los abuelos son en muchos casos un ejemplo de un estilo de vida, e incluso de cómo envejecer».
En definitiva, las vacaciones escolares es una cuestión familiar en la que hay que pensar para encontrar entre todos soluciones conciliadoras orientadas al cuidado de los hijos, sobre todo en su largo periodo estival.
Marisol Nuevo Espín
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