Categorías:

Claves para no hacer montañas de granos de arena

Tabla de contenidos

En muchas ocasiones, las preocupaciones nos afectan tanto que no nos dejan dormir. Aunque, como dice la psiquiatra Marian Rojas-Estape, «el 90 por ciento de las cosas que nos preocupan nunca suceden», a menudo nos encontramos lidiando con pequeños contratiempos que pueden convertirse en verdaderas montañas en nuestra mente.

Desde el tráfico lento hasta un comentario poco amable de un amigo, tendemos a magnificar estos pequeños inconvenientes y permitir que afecten a nuestro estado de ánimo y a nuestra autoestima. Sin embargo, una nueva corriente está transformando la vida de millones de personas, enseñándoles a relativizar y a no hacer montañas de granos de arena.

Esta revolucionaria forma de pensar se basa en los principios de la psicología cognitivo-conductual, que nos enseña a identificar y desafiar los pensamientos irracionales que nos llevan a magnificar los problemas cotidianos. La idea central es simple pero poderosa: no se trata de lo que nos sucede, sino de cómo reaccionamos ante lo que nos sucede.

El reconocido psicólogo Rafael Santandreu ha sido un defensor destacado de esta mentalidad transformadora. Acaba de publicar precisamente No hagas montañas de granos de arena (Grijalbo) y en su obra, nos recuerda que gran parte de nuestro sufrimiento proviene de nuestra tendencia a preocuparnos por cosas que están fuera de nuestro control y a darles más importancia de la que merecen. En lugar de hacer montañas de granos de arena, Santandreu nos propone adoptar una perspectiva más realista y equilibrada, centrada en soluciones y no en problemas.

Razones para no hacer montañas de granos de arena

Una de las razones por las que no debemos hacer montañas de granos de arena es porque esto solo aumenta nuestro estrés y ansiedad. Cuando nos obsesionamos con cada pequeño obstáculo que encontramos en nuestro camino, nos volvemos más propensos a sentirnos desbordados y desesperados. En cambio, al aprender a dejar ir las preocupaciones innecesarias y enfocarnos en lo que realmente importa, podemos experimentar una sensación de calma y tranquilidad interior.

Además, hacer montañas de granos de arena puede tener un impacto negativo en nuestra autoestima. Cuando los pequeños contratiempos nos afectan intensamente, estamos reforzando la idea de que somos vulnerables y débiles. Por otro lado, al cultivar una actitud más resiliente y positiva, fortalecemos nuestra confianza en nosotros mismos y nuestra capacidad para superar cualquier desafío que se nos presente.

En la relación de pareja no ayuda

Cuando se trata de relaciones de pareja, es fácil caer en la trampa de hacer montañas de granos de arena. Pequeños desacuerdos o malentendidos pueden tomar proporciones desmesuradas si permitimos que nuestras emociones se desborden. Sin embargo, aprender a no hacer montañas de granos de arena en relación a la pareja es esencial para mantener una conexión saludable y armoniosa.

Una de las claves para evitar este problema es practicar la comunicación efectiva. En lugar de dejar que los malentendidos se acumulen y se conviertan en problemas más grandes, es importante abordar los problemas de manera oportuna y honesta. Esto implica expresar nuestros sentimientos de manera clara y respetuosa, y estar dispuestos a escuchar y comprender la perspectiva de nuestra pareja.

Además, es fundamental aprender a elegir nuestras batallas. No todos los desacuerdos merecen la misma atención y energía. Al priorizar lo que realmente importa y dejar de lado las pequeñas discrepancias, podemos evitar que los problemas irrelevantes afecten nuestra relación.

Otra estrategia importante es practicar la empatía. Tratar de ver las cosas desde el punto de vista de nuestra pareja nos ayuda a comprender mejor sus sentimientos y necesidades, y a evitar reacciones exageradas ante situaciones que podrían no ser tan importantes desde su perspectiva.

Aprender a no hacer montañas de granos de arena en relación a la pareja requiere paciencia, comprensión y compromiso mutuo. Al mantener una comunicación abierta y honesta, priorizar lo que realmente importa y practicar la empatía, podemos construir una relación sólida y duradera basada en el respeto, la confianza y el amor mutuo.

Así que la próxima vez que te encuentres ante un pequeño inconveniente, recuerda: no permitas que se convierta en una montaña. En cambio, tómalo con calma y determinación, sabiendo que tienes el poder de superarlo y seguir adelante.

Claves para relativizar 

La capacidad de relativizar es una herramienta invaluable en la vida cotidiana y en el manejo de nuestras emociones. Consiste en poner las situaciones en perspectiva, considerando su importancia real en comparación con otros aspectos de nuestras vidas o con situaciones más amplias. 

1. Reduce el estrés y la ansiedad
Al relativizar, podemos ver las situaciones estresantes desde una perspectiva más amplia, lo que nos ayuda a no sobredimensionar los problemas y a manejar mejor nuestras emociones. En lugar de permitir que un contratiempo nos abrume, podemos reconocer que, en el contexto general de nuestra vida, es solo una pequeña parte y que tenemos la capacidad de superarlo.

2. Fomenta la resiliencia
Relativizar nos ayuda a desarrollar una mayor resistencia emocional frente a las adversidades. Al darnos cuenta de que incluso los problemas más grandes tienen soluciones y que las dificultades son temporales, podemos enfrentar los desafíos con una actitud más positiva y perseverante.

3. Mejora las relaciones interpersonales
Al relativizar, también podemos ser más comprensivos y empáticos con los demás. Reconocer que todos enfrentamos desafíos y que nuestras experiencias pueden ser diferentes nos permite relacionarnos de manera más compasiva y solidaria.

4. Promueve la autoaceptación y la autoestima
Relativizar nos ayuda a no tomarnos todo de manera personal y a no juzgarnos con dureza por nuestros errores o fracasos. Nos permite reconocer que somos seres humanos imperfectos y que es natural cometer errores en el camino hacia nuestros objetivos.

5. Facilita la toma de decisiones
Al poner las situaciones en perspectiva, podemos evaluar mejor nuestras opciones y tomar decisiones más informadas. Esto nos permite evitar reacciones impulsivas basadas en emociones exageradas y tomar medidas más efectivas y racionales.

Por tanto, la capacidad de relativizar es fundamental para nuestra salud mental y bienestar emocional. Nos ayuda a mantenernos equilibrados frente a las dificultades, a fortalecer nuestras relaciones con los demás, a cultivar una actitud más positiva hacia nosotros mismos y a tomar decisiones más reflexivas.

Marisol Nuevo Espín

Te puede interesar: 

5 claves para bajar la escalera de las preocupaciones

 Estas son las principales preocupaciones de los padres

 5 trucos para vencer la ansiedad

Otros artículos interesantes