En una sociedad marcada por el consumismo desenfrenado y la búsqueda constante de lo nuevo y lo mejor, la austeridad emerge como una filosofía contracultural que invita a la reflexión y a la simplificación de nuestras vidas.
En su esencia, la austeridad no aboga por vivir con menos, sino por vivir con lo que cada uno considera necesario, valorando lo esencial sobre lo superfluo y encontrando riqueza en la simplicidad.
La austeridad como filosofía de vida
La austeridad no se limita únicamente a la esfera económica, aunque parezca que su aplicación en ese ámbito sea uno de sus aspectos más evidentes. Más allá de la gestión prudente de los recursos financieros, la austeridad implica una actitud hacia la vida fundamentada en la moderación y la humildad.
En un mundo obsesionado con el exceso, Loreto Gala acaba de publicar Austeridad. El valor de la sencillez (Ciudadela), un libro donde relata los cambios que han transformado su vida personal y familiar.
El valor de la sencillez
En el corazón de la austeridad reside el valor de la sencillez. Esta virtud, tan frecuentemente pasada por alto en una sociedad que glorifica la opulencia y la ostentación, es en realidad una fuente inagotable de paz interior y plenitud. Al despojarse de lo superfluo, Loreto Gala ha descubierto «la belleza en la simplicidad de las cosas, encontrando satisfacción en lo esencial y liberándose del peso de las posesiones materiales».
El austerismo como alternativa al consumismo desenfrenado
Loreto Gala describe en su libro que su nuevo estilo de vida no debería llamarlo minimalismo. «Minimalismo es la reducción máxima de las pertenencias. Mi nueva filosofía no consistía solo en reducir, así que me puse a buscar palabras clave que desarrollaban este estilo de vida y acabé bautizándolo como Austerismo. Es la austeridad lo que lleva a vivir con menos, vivir con aquello que me da paz visual y paz interior. Se trata de poner el desprendimiento y el agradecimiento en el centro, valores que se han ido adormeciendo en los últimos años», asegura esta autora.
En un mundo donde la publicidad nos bombardea constantemente con mensajes que nos incitan a comprar más y más, el austerismo surge como una alternativa radical pero liberadora. En lugar de buscar la felicidad en la acumulación de bienes materiales, el austerismo nos invita a encontrarla en las relaciones significativas, las experiencias enriquecedoras y el crecimiento personal.
Además, como dice Loreto Gala, «tampoco confundamos ser austeros con ser ahorradores. La persona ahorradora escogera solo y siempre lo más barato. La persona austera se hará primero la pregunta de si realmente lo necesita y para qué. Y luego, si en su honesto análisis lo ve necesario, buascará el producto más duradero, con más calidad y más sostenible -más bueno para el mundo- y con más sentido, independientemente del precio».
El desafío de practicar la austeridad en la sociedad actual
Practicar la austeridad en una sociedad obsesionada con el consumo puede resultar un desafío. Sin embargo, es posible adoptar un enfoque gradual, comenzando por simplificar nuestras posesiones, reducir nuestro consumo y reevaluar nuestras prioridades. Al hacerlo, no solo aligeramos nuestra carga material, sino que también contribuimos a la preservación del medio ambiente y fomentamos una cultura de responsabilidad y solidaridad.
En un mundo marcado por la complejidad y la vorágine del consumismo, la austeridad emerge como una filosofía que nos invita a redescubrir el valor de la sencillez y la moderación. Al abrazar la austeridad, no solo liberamos espacio en nuestras vidas para lo que realmente importa, sino que también contribuimos a construir un mundo más equilibrado, sostenible y humano. En última instancia, la austeridad nos recuerda que la verdadera riqueza reside no en lo que poseemos, sino en cómo vivimos nuestras vidas y en las conexiones que cultivamos con los demás y con el mundo que nos rodea.
Marisol Nuevo Espín
Más información en el libro:
Austeridad
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