El Gobierno de España acaba de llevar al Consejo de Ministros la propuesta de la nueva Ley de Familias que elimina el concepto de familia numerosa y crea uno nuevo: familias con necesidades especiales para la crianza. El cambio terminológico no es baladí; se pasa de una ayuda a las familias entendida como agradecimiento por su aportación a la demografía a una suerte de limosna que parecen necesitar porque tuvieron demasiados hijos.
La nueva Ley de familias inicia su trámite parlamentario y las familias numerosas han expresado su descontento porque, tras el cambio terminológico por «familias con necesidades especiales para la crianza» se esconde la idea de que no recibirán apoyo por lo que aportan a la sociedad, sino como una especie de «caridad» porque, por haber decidido tener tantos hijos, necesitan esa ayuda del Estado.
Es decir, era una ley que se había quedado en el cajón de la entonces ministra Ione Belarra por la precipitada convocatoria de elecciones el 23 de julio. Pero el nuevo equipo de Gobierno la ha puesto sobre la mesa del Consejo de Ministros para iniciar su tramitación parlamentaria. Además de incluir en la definición de familias un sinfín de modelos que desdibuja la idea de familia, cambia el enfoque que hasta ahora se había dado a las ayudas que reciben las familias numerosas en distintos ámbitos.
Familias numerosas: de aportación a la sociedad a criterios económicos
Desde que se reconoció el concepto de «familia numerosa» en el año 1943, el objetivo de la especial protección de la que se dota a este modelo de hogar es apoyar la generosa contribución que unos padres hacen al conjunto de la sociedad al criar a más hijos, y, por tanto, aportar más adultos el día de mañana, adultos que, como norma general, trabajarán y pagarán los impuestos con los que se soportará el gasto público futuro. Es decir, la ayuda económica a las familias numerosas no es caridad, es una forma de agradecimiento por su contribución a la sociedad.
En la nueva ley que acaba de presentar el Gobierno, aunque no se produce una merma en las ayudas a las familias numerosas, se cambia totalmente la concepción de la familia y el motivo por el que es objeto de apoyo por parte de las autoridades. El cambio terminológico es sutil pero muy grave: si con las anteriores leyes, las autoridades de cualquier ámbito ayudaban a las familias numerosas como un acto de reconocimiento de su aportación al sostenimiento de la demografía, a partir de ahora la ayuda se entiende una dádiva caritativa a un hogar en el que dan por hecho que los padres tienen dificultades económicas para criar a sus hijos. Una segunda lectura de esta idea provoca que la sociedad crea que no han sabido calcular adecuadamente si podían mantener a los hijos.
Hasta ahora, las ayudas a las familias numerosas no tenían un componente económico sino social, es decir, no dependían de los ingresos de la familia sino del número de hijos que aportase a la sociedad, porque lo que se premiaba es que una familia, rica o pobre, estaba contribuyendo con más futuros adultos al necesario y hoy muy lejano relevo generacional. Con el cambio de paradigma, el Gobierno deja abierta una puerta a que se puedan excluir las familias por razón de su renta, es decir, el criterio es meramente económico, y no demográfico como hasta ahora.
María Solano Altaba. Directora de la revista Hacer Familia. Profesora de la Universidad CEU San Pablo
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