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¿Cómo tratar y prevenir el dolor de garganta en niños?

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El descenso de la temperatura trae consigo la proliferación de infecciones víricas. Si bien nadie está exento de presentar diferentes patologías, el limitado desarrollo del sistema inmunitario de los niños los hace más vulnerables.

De acuerdo a los especialistas, entre los 3 y 15 años existe un riesgo potencial de sufrir faringitis estreptocócica. Este tipo de infección bacteriana es una de las principales causas del dolor de garganta, ya que causa irritación en la faringe.

Sin embargo, el molesto síntoma también puede estar relacionado con el resfriado común o la acción de otros virus similares. Por ello, es indispensable acudir al médico para una exploración que permita determinar el origen del problema en función de la sintomatología.

Tipos de dolor de garganta

Aunque los términos dolor de garganta, faringitis, amigdalitis y laringitis suelen ser utilizados para referirse al mismo malestar, hablamos de condiciones completamente diferentes, por lo que merecen ser estudiadas de manera independiente:

– Faringitis: se caracteriza por la inflamación de la membrana que cubre la faringe, generalmente, como consecuencia de la infección de la bacteria estreptococo. Asimismo, es habitual tener fiebre y las amígdalas y los ganglios linfáticos del cuello tienden a inflamarse.

– Amigdalitis: también denominada faringoamigdalitis, corresponde al enrojecimiento e inflamación del tejido blando presente en los laterales de la boca. En cuanto a su origen, puede derivarse tanto de la acción de un virus, como de una bacteria. Además de la sensación de ardor, las amígdalas del paciente se cubren de unas placas blanquecinas.

– Laringitis: a diferencia de las patologías anteriores, el proceso inflamatorio de la laringitis se lleva a cabo en la laringe o caja de voz, es decir, en la parte inferior de la garganta. En la mayoría de los casos, sus síntomas son iguales a los del resfriado. Sin embargo, después de las 24 o 72 horas, aparece la denominada «tos perruna», el «estridor» al respirar y la dificultad para hablar.

¿Cuáles son los síntomas del dolor de garganta en niños?

La inflamación de la garganta puede estar vinculada a diferentes causas, de esta forma, sus síntomas varían en función del tipo de agente que la origina, los más recurrentes son:

– Ardor y dificultad para tragar 
– Voz ronca y tos 
– Malestar general y fiebre 
– Estornudos constantes y dolor de cabeza 
– Dolor estomacal, en ocasiones, acompañado de náuseas y vómito.

Aunque conviene llevar a los niños al pediatra ante la presencia de los síntomas mencionados, la atención médica es prioridad cuando el malestar en la garganta genera falta de aliento o se convierte en incapacidad para tragar, un signo que se detecta a través del babeo inusual.

Principales causas del dolor de garganta en niños

Como comentamos, el origen del dolor de garganta puede estar sujeto a varias causas. Aunque lo regular es que se produzca durante el curso del resfriado común, la gripe e infecciones virales o bacterianas, existen tres factores que pueden desencadenar la molestia en los niños, estos son:

– Alergias: este tipo dolor se acompaña de goteo posnasal y se debe al contacto con algún factor detonante, Entre los más frecuentes están la caspa de las mascotas, el polvo, el polen, así como ciertos alimentos.

– Sequedad: al igual que el aire acondicionado, el aire seco dentro de la casa provoca congestión nasal. Debido a que deben respirar por la boca, la garganta se reseca, dando lugar a la aparición de irritación y dolor.

– Agentes irritantes: los niños son más vulnerables a la acción de factores que contaminan el ambiente, sobre todo, del humo de segunda mano. Asimismo, se consideran irritantes algunos perfumes y productos químicos, por ejemplo, los detergentes y aerosoles.

¿Cómo tratar el dolor de garganta en los niños?

Si bien el médico es quien determina el tratamiento adecuado en función del origen del problema, el dolor de garganta en los niños debe abordarse de manera integral, esto implica aplicar medidas que favorezcan el alivio de las molestias. En este sentido, en casa podemos poner en práctica los siguientes consejos: 

– Cubrir la garganta con un pañuelo.
Cuidar el nivel de humedad de la habitación. Ante la ausencia de un humidificador, podemos utilizar agua caliente.
– Evitar la deshidratación, ante la dificultad para tragar, los niños suelen rehusarse a beber agua, por lo que vale la pena alternar la ingesta con infusiones de zumo de limón y miel. Debido a sus propiedades antiinflamatorias, el té de manzanilla es otra excelente opción.
– Limitar el consumo de comidas y bebidas demasiado frías o calientes, las temperaturas extremas aumentan la irritación.
– Utilizar soluciones salinas para despejar las vías nasales. Este método es eficaz para reducir el carraspeo y, por consecuencia, las molestias que produce la tos.
– Procurar el consumo de alimentos blandos, además de elegir opciones fáciles de tragar, conviene descartar los sabores intensos. Ante la pérdida del apetito, los niños tienden a preferir natillas, papillas, yogures y purés.
– Exceptuando los niños muy pequeños, las gárgaras con agua tibia y sal sirven de gran ayuda.

Es indispensable recordar los peligros de la automedicación, aunque el paracetamol e ibuprofenos son fármacos de venta libre en algunos países, solo los profesionales de la medicina están capacitados para recetar la dosis adecuada.   

Asimismo, en los cuadros clínicos que requieren tratamiento prescrito, la recuperación está condicionada al seguimiento exacto de las pautas del pediatra, en especial, cuando incluye el uso de antibióticos.

Suspender los medicamentos antes de tiempo, incluso cuando los niños no presentan síntomas, incrementa las probabilidades de crear resistencia y la reaparición de la infección.

¿Es posible prevenir el dolor de garganta en niños?

Durante la edad escolar, nuestros pequeños están en contacto frecuente con otros niños, lo que junto al incremento de las infecciones víricas, constituye un factor de riesgo. Aunque no podemos escapar de esta realidad, es posible poner en práctica medidas que reducen las probabilidades de contagio:

– Educar respecto a la importancia de lavarse correctamente las manos y de manera frecuente, sobre todo, antes de comer y después de ir al baño. De igual modo, es indispensable que aprendan a taparse la boca al toser o estornudar.
– Enseñar a los niños que no deben tocarse la cara con las manos sucias y mucho menos, llevarse los dedos a la boca.
– Durante el desarrollo de la condición, conviene evitar los cambios bruscos de temperatura y sacarlos de casa, en caso de necesitar salir a la calle durante temporadas álgidas, tiene que ir bien abrigados y tapar su boca y cuello.
– Utilizar pañuelos de papel y desecharlos inmediatamente después de su primer uso.
– Higienizar las sábanas y superficies que acostumbran a tocar los niños, así como sus chupetes y juguetes.
– Limitar la propagación de los virus. Los agentes patógenos se acumulan en lugares poco ventilados, por ello, es recomendable ventilar todos los espacios del hogar.
– Elegir alimentos nutritivos que fortalezcan su sistema inmunitario y prestar mucha atención a la hidratación.

Marina Berrio

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