«No puedo estudiar porque tengo ansiedad», «Me cuesta levantarme por las mañanas porque estoy deprimido» o «Me resulta imposible concentrarme y sacar buenas notas porque padezco TDAH» son algunos de los pensamientos que asaltan a los menores que se autodiagnostican por Internet.
Una de las consecuencias de la era digital es que los menores están más expuestos que nunca a una gran cantidad de información sobre salud mental a través de las redes sociales y otras plataformas. Es común que, tras encontrarse con descripciones de trastornos mentales, algunos jóvenes comiencen a cuestionar su propio bienestar emocional. Este fenómeno, conocido como «autoetiquetado», puede llevar a que los menores adopten etiquetas diagnósticas sin el respaldo de una evaluación profesional adecuada. Desde decir «sufro de ansiedad» para justificar dificultades académicas hasta sentirse deprimidos por comparación con lo que ven en las redes, la autoetiqueta puede influir profundamente en su percepción de sí mismos y en sus relaciones con los demás.
¿Cuál es la mejor forma de ayudarles a distinguir entre las experiencias comunes de la vida y los trastornos mentales genuinos? ¿Cómo podemos fomentar un diálogo abierto y comprensivo sobre la salud mental que desmitifique los estigmas y promueva la búsqueda de ayuda profesional cuando sea necesario? Estas son algunas de las preguntas cruciales que debemos abordar para proteger el bienestar emocional de nuestros jóvenes y garantizar que puedan navegar por el mundo digital de manera informada y resiliente.
El fenómeno de la autoetiqueta
La autoetiqueta en la salud mental se refiere al acto de atribuirse a uno mismo un trastorno o condición basándose en la información que han encontrado en Internet. Esta tendencia es especialmente preocupante entre los menores, quienes pueden llegar a adoptar los síntomas de estos diagnósticos sin el debido análisis o evaluación por parte de profesionales de la salud mental.
El problema de la autoetiqueta en la salud mental es que puede tener diversas consecuencias negativas para los menores. En primer lugar, puede llevar a una medicalización excesiva de problemas que podrían tener causas sociales, emocionales o ambientales. Y además, puede generar una ansiedad y una preocupación innecesaria en el menor y en su entorno, así como dificultar el acceso a intervenciones adecuadas y personalizadas.
Familias y profesionales: ideas para ayudarles
Fomentar el diálogo abierto
Es fundamental que las familias mantengan un diálogo abierto y honesto con sus hijos sobre la salud mental. Los padres deben estar dispuestos a escuchar las preocupaciones de sus hijos y brindarles apoyo emocional.
Promover la alfabetización digital
Los padres y educadores deben enseñar a los menores a evaluar críticamente la información que encuentran en las redes sociales y en las plataformas de Internet, especialmente en lo que respecta a la salud mental. Es importante que comprendan que no toda la información disponible en Internet es precisa o se puede confiar en ella.
Buscar ayuda profesional
Si un menor manifiesta preocupaciones relacionadas con su salud mental, es importante buscar ayuda profesional. Los profesionales de la salud mental pueden realizar evaluaciones exhaustivas y brindar orientación y tratamiento adecuados.
Para prevenir que un autodiagnóstico condicione la realidad del menor y las relaciones con su entorno es importante enseñar a los menores estrategias para hacer frente al estrés y la adversidad. Promover la resiliencia puede ayudarles a superar los desafíos de manera saludable y constructiva.
También es fundamental que los menores comprendan que los trastornos mentales no definen su identidad ni determinan su futuro. Es importante desterrar el estigma asociado a la salud mental y promover la aceptación y la comprensión.
Por eso, los menores deben sentirse seguros y apoyados en su entorno familiar, escolar y social. Un ambiente de apoyo puede ayudarles a desarrollar una imagen positiva de sí mismos y a enfrentar los desafíos con confianza y fortaleza.
El fenómeno de la autoetiqueta en la salud mental entre los menores es un problema complejo que requiere una respuesta multifacética por parte de las familias, los profesionales de la salud y la sociedad en su conjunto. Al promover el diálogo abierto, la alfabetización digital y el acceso a ayuda profesional adecuada, podemos trabajar juntos para proteger la salud mental de los menores y promover su bienestar emocional y psicológico.
Trastornos mentales típicos del autodiagnóstico
En internet, es posible encontrar información sobre una amplia gama de trastornos mentales, lo que permite a las personas autodiagnosticarse. Algunos de los trastornos mentales más comunes que las personas pueden autodiagnosticarse son:
Trastorno de ansiedad
Los trastornos de ansiedad, como el trastorno de ansiedad generalizada (TAG), el trastorno de pánico y el trastorno de ansiedad social, pueden llevar a síntomas como preocupación excesiva, nerviosismo, ataques de pánico y evitación de situaciones sociales.
Depresión
La depresión es un trastorno del estado de ánimo que puede causar sentimientos persistentes de tristeza, desesperanza, pérdida de interés en actividades placenteras y problemas para dormir o concentrarse.
Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH)
El TDAH se caracteriza por dificultades para prestar atención, hiperactividad y comportamientos impulsivos. Las personas que autodiagnostican este trastorno pueden experimentar dificultades para concentrarse en tareas, seguir instrucciones y controlar sus impulsos.
Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)
El TOC se caracteriza por pensamientos obsesivos y comportamientos compulsivos que interfieren en la vida diaria. Las personas que autodiagnostican el TOC pueden experimentar pensamientos recurrentes no deseados y sentir la necesidad de realizar rituales o acciones repetitivas para aliviar la ansiedad.
Trastorno del espectro autista (TEA)
El TEA es un trastorno del neurodesarrollo que afecta la comunicación, la interacción social y el comportamiento. Las personas que autodiagnostican el TEA pueden identificar dificultades en la comunicación social, patrones de comportamiento repetitivos y sensibilidades sensoriales.
Es importante tener en cuenta que autodiagnosticarse en Internet puede ser un problema, ya que cuando no lo hace un profesional, la información puede ser incompleta, inexacta o sesgada. Además, muchos trastornos mentales requieren una evaluación profesional adecuada para un diagnóstico preciso y un tratamiento efectivo. Por lo tanto, es fundamental consultar a un profesional de la salud mental, buscar orientación y apoyo adecuados.
Marisol Nuevo Espín
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