Hace medio siglo, la institución del matrimonio era un hito común en la vida de la mayoría de los españoles, el 90 por ciento de la población se casaba antes de cumplir los 30 años. Sin embargo, en la actualidad, esta tendencia ha experimentado un cambio drástico, reflejando transformaciones significativas en las estructuras sociales y culturales del país.
La disminución en el número de bodas, el retraso en la edad de los contrayentes y los cambios en las formas tradicionales de unión son fenómenos que marcan la nueva realidad matrimonial en España. Según el último informe ‘Transformación y crisis de la institución matrimonial en España’, elaborado por el Observatorio Demográfico CEU (con datos del INE y Eurostat), adscrito al Centro de Estudios, Formación y Análisis Social (CEU-CEFAS), en torno al 50 por ciento de los españoles jóvenes y de mediana edad no se casaría nunca, y un porcentaje similar de los matrimonios españoles se acaban divorciando. Un dato que se une al desplome de la nupcialidad, especialmente por la Iglesia, con solo un 20 por ciento de bodas católicas en la actualidad, respecto al 99 por ciento en 1976.
Uno de los aspectos más evidentes de este cambio es el retraso en la edad promedio en la que las personas deciden casarse por primera vez. De hecho, se ha retrasado diez años la edad media de contraer matrimonio por primera vez. La inmensa mayoría de los españoles se casaban antes de los 30 años (85% de los hombres y 90% de las mujeres); frente a una cifra actual de menos del 20% (el 8% y el 14%, respectivamente, en 2022). Este retraso es notorio en países como Suecia y España, donde los europeos parecen estar postergando el compromiso matrimonial hasta bien entrados en la treintena. Este cambio refleja una evolución en las prioridades y en la percepción del matrimonio como una institución que ya no es necesariamente el primer paso hacia la vida adulta y la estabilidad.
También cabe destacar que la edad media al contraer el primer matrimonio ha subido en más de 10 años desde 1976 a 2022, siendo los españoles los europeos que se casan por primera vez a una edad más tardía, solo superados por los suecos.
Descienden las bodas por la Iglesia
Otro indicador significativo del cambio en las dinámicas matrimoniales es el notable declive de las bodas por la Iglesia. Desde 1976, especialmente marcado a partir del año 2001, las ceremonias religiosas han experimentado una disminución considerable. A partir de 2001 se produjo una caída continua del número de bodas religiosas en España y un crecimiento
igualmente continuo de las bodas civiles, llegándose a las proporciones actuales, con más de cuatro matrimonios civiles por cada uno religioso.
Esto refleja no solo una transformación en las creencias y prácticas religiosas, sino también un cambio en la percepción del matrimonio como una institución ligada estrechamente a la tradición religiosa.
Alta tasa de divorcios
La caída en la tasa de bodas por cada mil habitantes, sumada a la alta tasa de divorcios, tiene un impacto muy negativo en la tasa de fecundidad. Los matrimonios, en España y otros países, tienen más hijos que las parejas de hecho o las madres / padres en solitario.
Sin embargo, el declive de las bodas no es el único fenómeno que marca la realidad matrimonial en España. El alto índice de divorcios también juega un papel crucial en la transformación del panorama familiar. Gran parte de los matrimonios terminan en separación, lo que conlleva efectos profundos en la estructura social y emocional de la sociedad española. La desestructuración familiar puede traducirse en menos niños, una mayor cantidad de niños que crecen sin la presencia de uno de sus progenitores, y un aumento de la soledad, tanto en adultos como en personas mayores.
Otro efecto muy dañino de la baja nupcialidad y la alta tasa de divorcios es el gran número de menores afectados por la ruptura familiar: más del 10% de los bebés que nacen en España se criarán con un solo progenitor. El número de niños y jóvenes españoles que se crían sin un progenitor es cercano a 2 millones, y los hogares monoparentales son ya en torno al 20% de los hogares con hijos). En el 3,6% de los nacimientos de 2022 no consta padre. En un 5% de ellos, el padre vive en un municipio distinto al de la madre en la misma provincia, y en un 1,9%, vive en una provincia distinta a la de la madre. En total, más del 10% de los bebés españoles no conviven con su padre ya desde su nacimiento, a los que habría que sumar los casos en los que el padre vive en otro domicilio del mismo municipio, algo de lo que no hay datos disponibles. También se ha desplomado el porcentaje de niños que nacen de madres casadas. Los bebés de madres españolas no casadas fueron el 53% en 2022, por solo un 2% en 1976.
La disminución en la tasa de matrimonios y el aumento en las tasas de divorcio pueden tener consecuencias significativas en la sociedad española y en los países desarrollados en general. Menos matrimonios significa menos estructuración familiar, lo que a su vez puede resultar en una disminución en la tasa de natalidad y un aumento en la incidencia de la soledad. Además, menos de la mitad de las madres de bebés españoles son mujeres casadas, lo que resalta una transformación en los modelos familiares tradicionales y una mayor diversidad en las formas de familia.
El declive en las bodas, el aumento en las tasas de divorcio y la transformación de los modelos familiares tradicionales son indicativos de una evolución en las estructuras sociales y culturales del país. La comprensión de estos cambios es crucial para adaptarse a las nuevas realidades y para abordar los desafíos que surgen en el ámbito familiar y social en el siglo XXI.
Marisol Nuevo Espín
Para más información:
Más que juntos (Palabra). Autoras Lucía Martínez Alcalde y María Álvarez de las Asturias
La boda es el comienzo de la aventura de quererse cada día mejor. En el matrimonio, como en toda buena odisea, se sabe la meta, pero no se tiene todo calculado, ni planeado, ni programado. En el camino encontraréis risas, baches, fiestas, preguntas, manos que ayudan, muros, motivos para celebrar, invasiones y sorpresas.
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Bailar en la cocina (Palabra). Autor Pep Borrell Vilanova
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