Nos sumergimos en el fascinante mundo de la educación a través de una charla especial con la increíble filóloga y periodista Berta Rivera. En su libro Maleducados. ¿Estamos fallando a nuestros hijos como responsables de su educación? (Sekotia, 2023) nos invita a descubrir si la educación de hoy está realmente preparando a nuestros peques para el futuro.
En sus páginas llenas de ideas y reflexiones, Berta analiza la Revolución Tecnológica y cómo influye en la forma de aprender. ¿Estamos haciendo lo mejor por las nuevas generaciones? Eso es lo que vamos a descubrir en esta entrevista sobre cómo guiar a nuestros pequeños hacia un camino educativo lleno de oportunidades.
¿Qué es un maleducado y por qué dices en tu libro que esta definición resulta perfecta para definir lo que está pasando ahora?
Ayudándome del diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, defino ‘maleducado’ tal que así: un maleducado es un niño muy mimado y consentido que se convierte en un adulto descortés, irrespetuoso e incivil; a poco que lo pensemos, seguro que a todos se nos ocurren uno y mil comportamientos que encajan con esta definición: un escrache o tratar de impedir que alguien dé una conferencia, por ejemplo, es un comportamiento irrespetuoso e incivil y, por tanto, maleducado; no hay nada que defina mejor la mala educación que la falta de respeto a los demás, eso es mala educación pura y, como decía Antonio Escohotado, pobreza.
¿Cómo estamos educando a nuestros hijos y en qué estamos fallando hoy?
Estamos educando a nuestros hijos muy deprisa, vamos corriendo tras todo lo que nos dicen que nuestros hijos tienen que saber para tener éxito en el futuro, pero ese tsunami de información y tareas que nos impide pensar con lógica viene trufado no solo de cuestiones ideológicas sino también de cosas intrascendentes y, mientras tratamos de desentrañarlo, nos dejamos por el camino cosas tan básicas como la comprensión lectora que es cada año peor.
¿Cómo podemos salir del círculo vicioso de la mala educación?
Lo primero es pararnos a pensar, dejar de empeñarnos en entretener a los niños cada minuto, no somos monitores de ocio y tiempo libre, somos padres, tenemos que educar y eso exige pensar en la educación que queremos para nuestros hijos y en los aspectos de esa educación que no debemos descuidar nos digan lo que nos digan las modas educativas del momento.
Hoy tenemos nuevos paradigmas para todo o casi todo… victimismo, colectivismo, igualdad, feminismo, ecologismo… ¿cómo afecta esto a la educación de nuestros hijos, es más ruido que otra cosa?
Es ruido, de eso no cabe duda, pero se ha colado en el ámbito educativo y lo distorsiona; es algo que vemos con claridad muy especialmente en los contenidos de asignaturas como geografía e historia y también en el enfoque no transversal sino temático de asuntos tan serios como el bullying (no se habla del bullying como una falta de respeto intolerable hacia un compañero, como el inaceptable acoso hacia un compañero que es diferente por la razón que sea sino que se habla de gordofobia, de homofobia, de machismo… se cataloga el bullying en base a la excusa que se da el acosador para ejercerlo y se olvida lo esencial: la falta de respeto que subyace a cualquier comportamiento de este tipo).
¿El poder que estamos dando a la infancia es el germen que alimenta la tiranía de los adolescentes?
Creo que sí; cuando me pregunto en el subtítulo de Maleducados si estamos fallando a nuestros hijos como responsables de su educación me refiero precisamente a eso, creo que los padres nos exigimos mucho en la crianza de nuestros hijos, nos exigimos darles todo lo que podemos e incluso un poco más y eso hace que los niños crezcan creyéndose acreedores de todo lo que desean; muchos padres piensan que cuando crezcan ya tendrán tiempo de ver que no siempre se consigue lo que se quiere pero eso no siempre es así, cuando creces creyéndote acreedor de todo lo que se te antoje lo más fácil es que te frustres cuando descubras que no siempre se consigue lo que se quiere.
¿Qué consecuencias tendrá la convivencia de las nuevas tecnologías en la educación como el chat GPT con la educación tradicional?
Las nuevas tecnologías forman parte de nuestra vida, los niños de hoy han nacido en una época que podríamos definir como la de la Revolución Tecnológica pero hay algunos aspectos que creo que no estamos manejando bien; ahora hay un debate abierto ya no sólo en cuanto a la digitalización de la educación sino en cuanto al uso del móvil por parte de los adolescentes y vemos, simplificándolo un poco, dos posturas: los que quieren borrar la tecnología no sólo del ámbito educativo sino prohibir el uso del móvil a menores de 14 o incluso 16 años y los que abogan por la educación tecnológica para que el uso de la tecnología por parte de los niños no suponga un riesgo para ellos (acceso a contenido inconveniente, adicciones, contacto con extraños…).
¿Somos los padres responsables?
Pensar en un mundo infantil y adolescente sin tecnología se me antoja hoy imposible, tan imposible como hablar de consumo responsable de tecnología en niños; la cuestión es que centramos el debate en la tecnología, en lo irrenunciable e inconveniente que puede llegar a resultar, en lugar de centrarlo en los niños: le damos mucha importancia a qué ve o qué hace un niño en internet pero no pensamos en qué ha dejado de hacer para dedicar ese tiempo a internet y hablamos de un consumo responsable de tecnología en menores cuando sabemos que la tecnología es adictiva (está hecha para ser adictiva) y que los niños no tienen madurez, ni filtros, ni razones para no sucumbir al placer que les da la tecnología. Los padres somos los responsables, no los menores. No se trata tanto de controlar el tiempo del uso (o abuso) de las pantallas como de plantear qué pensamos que deben hacer nuestros hijos más allá de si dedican un rato a las pantallas.
Hablas de la penalización del talento, de la penalización del esfuerzo… ¿puedes explicarlo y a dónde nos conduce esto?
La penalización del talento y el esfuerzo no es algo que se plantee como objetivo, lógicamente, pero sí es la consecuencia directa de medidas que se toman con otros fines: pocas cosas hay más dañinas para un sistema educativo que hacer de la igualdad su objetivo; la única igualdad que tiene sentido es la de oportunidades pero a partir de ahí, y muy especialmente en un ámbito como el educativo, lo que hay que promover no es tanto la igualdad como el trabajo para que cada niño, con su talento y su esfuerzo, se desarrolle plenamente;
Hay que ayudar a los niños a desarrollar su talento permitiéndoles reconocerlo y reconocer también el premio del esfuerzo
Cuando no hacemos eso, cuando promovemos la igualdad, desmotivamos a los niños y nos metemos en un lío en primer lugar porque la igualdad es imposible (no hay un niño igual a otro) y en segundo lugar porque, al haber bajado el nivel y desincentivado el esfuerzo, el talento se diluye… De un sistema educativo así es difícil que salga un científico que cure el cáncer, por ejemplo; negándonos un sistema educativo sólido y exigente nos estamos negando un futuro mejor y le estamos negando a los niños la posibilidad de desarrollar ese futuro mejor.
¿Qué está ocurriendo con el bilingüismo en la educación? ¿Dónde y cómo se puede conseguir un buen nivel de inglés y dónde estamos fallando?
El bilingüismo se convirtió hace unos años en una obsesión y, dado que nadie en su sano juicio niega la importancia de hablar hoy en día un segundo idioma, dimos por buena esa obsesión pero, como sucede con la tecnología, no nos hemos preguntado qué nos dejamos por el camino al enfocarnos tanto en el estudio de un segundo idioma; en este sentido destacaría una cuestión: la comprensión lectora; valoramos muy positivamente que nuestros hijos hablen inglés mejor que nosotros a su edad pero no nos preocupa que su comprensión lectora sea peor de lo que era la nuestra cuando la comprensión lectora en tu lengua materna es una herramienta básica, esencial; y es que cuando se habla de comprensión lectora solemos pensar que se trata de que los niños entienden peor El Quijote pero no es cierto, no hablamos de competencia literaria sino lectora, tener mala comprensión lectora significa tardar más en leer el enunciado de un problema de física e incluso entenderlo peor y quien dice un problema de física dice un informe médico, las instrucciones de la lavadora o las noticias del periódico; una mala comprensión lectora equivale a un peor dominio de la lengua que es nuestra herramienta de comunicación y eso supone una dificultad a futuro más allá de la actividad que vayan a desarrollar los niños.
¿Crees que la educación sigue siendo el mejor ascensor social? ¿Cómo podemos fomentar este objetivo en la sociedad actual?
La educación es el único ascensor social realmente democrático, lo es incluso si el sistema educativo es malo o hace aguas; la diferencia está en los padres, somos nosotros los que tenemos que reforzar la educación de nuestros hijos y reforzarla más cuanto más flojo veamos el sistema educativo. Y podemos hacerlo, no diré que sin esfuerzo, pero podemos hacerlo: mejorar la comprensión lectora está en nuestra mano, por ejemplo (se mejora la comprensión lectora leyendo, de ningún otro modo… podemos negociar con los niños cuánto, cuándo y qué leer pero no leer no puede ser una opción); y ampliar el universo intelectual de los niños está también en nuestra mano además, al hacerlo, reducimos el tiempo de pantallas sin la pelea del control del tiempo ¿cómo? Haciendo planes con nuestros hijos: cine, teatro, conciertos, museos, librerías, charlas, exposiciones temporales… por no hablar de las series de televisión, películas, documentales…; se trata de planes culturales que a los niños les pueden sonar a diversión o a rollo pero que planteamos porque pensamos que son buenos para ellos porque amplían su mundo y los alejan de actividades que, más allá de lo mucho que les gusten, hacen justo lo contrario.
Hoy día estudiar no garantiza un buen futuro, ¿qué debemos aconsejar a nuestros hijos cuando terminan la enseñanza obligatoria?
Es verdad que hoy día estudiar sin más no garantiza un buen futuro
Pero, pensando en la educación de nuestros hijos, no tenemos que pensar en garantizarles un buen futuro (eso sería utópico incluso con un buen sistema educativo) sino en garantizarles una buena educación, una buena formación que les permita a ellos fraguarse ese buen futuro; en cuanto a lo que debemos aconsejar a nuestros hijos, ciertamente es difícil dar una respuesta cerrada a esto pero sí hay algo que me parece importante: todavía hoy se dice eso de ‘estudia algo que tenga salida’ y lo cierto es que esa frase es hoy más líquida que nunca, la tecnología revoluciona el mundo año a año y ese ‘lo que tenga salida’ es más incierto que nunca; tal vez sería mejor centrarnos en la certidumbre y apartarnos un poco de lo incierto: creo que lo mejor que podemos aconsejar a los niños es que en primer lugar descubran qué se les da bien (no qué les gusta sino qué se les da bien, para qué tienen facilidad) y, una vez descubren sus habilidades, que exploren qué posibilidades se les pueden abrir dándoles buen uso, al fin y al cabo es más sencillo (o al menos no tan complicado) tener éxito si te dedicas a algo para lo que tienes facilidades que si te empeñas en hacer algo para lo que no estás dotado.
Marisol Nuevo Espín
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