¿Te has preguntado alguna vez qué puedes hacer para dejar una huella positiva en la crianza de tus hijos? Descubre cómo la coherencia se convierte en el pilar fundamental para conseguirlo. En Eres la gran influencer de tus hijos (Toromítico, 2023), Adelaida Abruñedo, experta en inteligencia emocional y disciplina positiva, destaca la importancia de alinear pensamientos, palabras y acciones para crear un ambiente de crianza saludable.
A través de ejemplos íntimos y reflexiones, Abruñedo nos guía hacia un estilo propio de crianza basado en valores como el respeto, la responsabilidad y el autocuidado. Este enfoque transformador redefine la influencia de los padres, invitándote a disfrutar del proceso de criar y preparar a tus hijos para enfrentar los desafíos de la vida, convirtiéndolos en seres extraordinarios.
Ideas para convertirnos en padres influencers
Los influencers parecen vivir hoy su mejor momento. ¿Qué te motivó a escribir un libro sobre la influencia de los padres en la crianza de los hijos?
Mi propia necesidad de ser el mejor ejemplo para mis hijas; en la empresa donde estaba trabajando, sufrí acoso laboral y tuve una fuerte depresión, principalmente porque no tenía las habilidades necesarias para gestionar esa situación. Fue una época muy dura en mi vida y cuando me quedé embarazada, pensé que no quería que mis hijas sufrieran lo que yo sufrí por no tener determinadas habilidades sociales, por no saber decir que no, por no priorizarme o por no saber hacerme respetar, por no poner límites de forma asertiva, entre otras cosas.
¿Cómo definirías la crianza respetuosa, consciente y responsable?
Una crianza responsable es la que tiene la habilidad de responder a las necesidades de nuestros hijos y también de los adultos de referencia encargados de cuidar y criar. Una crianza consciente implica que nos damos cuenta que estamos educando con nuestro ejemplo todo el tiempo y además, con un propósito determinado, que es aprovechar cada oportunidad que se nos presenta en la crianza, para aprender de lo que sucede y sacar el máximo provecho de ello. Y por último, una crianza respetuosa implica que tenemos en cuenta los tiempos y las distintas características de los niños o niñas o las diferentes situaciones en que nos encontramos, para así poder desarrollar las habilidades que mejor se adapten a las necesidades que vayan surgiendo en el día a día no solo de la crianza, sino del proceso de crecimiento como ser humano.
¿Por qué crees que es crucial?
Este concepto de Crianza RCR se asienta en los cuatro pilares que comento y explico en profundidad en el libro: asertividad, conectividad emocional, impermanencia y propósito. Y es crucial porque enseña habilidades para la vida, enseña a como ser y estar en sociedad, en familia, en pareja, y también con nosotros mismos, que habitualmente nos ponemos en último, sin darnos cuenta que incluso así estamos dando un ejemplo (quizás no demasiado bueno) a nuestros peques. Yo le digo a los padres y madres que me contactan para las asesorías de crianza que no es egoísta poner nuestras necesidades por encima de los deseos de los demás, ya que estamos enseñando a los demás a cómo deben tratarnos. Si nosotros anteponemos los deseos de todos los demás sobre nuestras necesidades, ¿en qué lugar nos deja? En el último. Y cuando cuidas, y quieres cuidar bien, tienes que cuidarte.
¿Puedes compartir ejemplos concretos de cómo los padres pueden convertirse en influencers positivos en la vida de sus hijos?
Lo bueno de estar y pasar mucho tiempo con tus hijos, es que tienes millones de oportunidades en el día a día para influenciar de forma positiva en tus hijos.Por ejemplo, desde que nos levantamos por la mañana, ¿qué actitud tenemos hacia nuestro trabajo? «Uf, ¡qué horror! Tengo una reunión con mi jefe que ya verás que mal! Y luego les decimos: «estudia para conseguir un trabajo y ganarte la vida!» y ellos pensarán, «Sí, ¿como tú que has estudiado y estás todo el día protestando de tu trabajo?». ¿Quién quiere ponerse a estudiar pensando en lo que les espera?
Si en lugar de decir eso nos levantamos con música, o nos levantamos sonrientes incluso nos miramos al espejo y decimos «oye, hoy voy a tener un día estupendo», primero nos cambiamos a nosotros mismos, y a partir de ahí, nuestra actitud hacia las cosas será mejor, nos vamos a enfocar en lo positivo de nuestra vida en lugar de quejarnos y mirar lo negativo (yo les llamo las «gafas de mosca» o las de «mariposa»), nuestros hijos nos van a estar viendo y a pesar de levantarse, cansados porque han tenido que madrugar, aprenderán también a ver lo positivo del nuevo día que comienza.
Otro ejemplo sería el típico caso en el que se te cae el café y manchas la ropa que llevas puesta, y dices : «Ay ¡¡qué tonta soy, qué torpe!!», tus hijos, que te están observando, pueden pensar que si tú no te hablas bien, ellos también pueden hablarse mal, y eso es muy perjudicial para ellos que están construyendo su autoestima. ¿Cómo lo arreglas? Separa el «ser» del «hacer». Es decir: «No soy torpe», sino «me he despistado y se me ha caído el café, voy a limpiarlo y cambiarme» (Me enfoco en soluciones).
Cuando llegamos tarde al colegio, porque hemos salido tarde de casa, no echemos la culpa al semáforo, al coche de delante, que parece que va a 5 km/h, asume tu responsabilidad: «vaya si hubiéramos salido a tiempo, yo no estaría tan nervioso al conducir, y no me importaría que hubiéramos cogido todos los semáforos en rojo» .
Al principio, estos ejemplos pueden sonar un poco fantasiosos, porque es verdad muy pocas personas responden desde la calma y la serenidad a cosas que pasan en el día a día; más bien, solemos reaccionar de forma abrupta, o nos hacemos las víctimas de las circunstancias o echamos balones fuera (la culpa siempre es del otro).
Cuando aprendamos a aceptar que a veces nos equivocamos, que no lo sabemos todo, que pedir perdón repara el vínculo, que no tengo que ser «perfecto» para merecer amor es entonces cuando YO (adulto) estoy influenciando de forma positiva, siendo el mejor modelo de comportamiento.
¿Qué enseña más a los hijos las palabras o las acciones?
Nuestros hijos, seamos sinceros, la mayoría de las veces no nos escuchan, pero lo que sí que hacen es observarnos, y por suerte o por desgracia, nos están observando todo el tiempo.
Nuestro ejemplo y nuestra coherencia son fundamentales en la crianza de nuestros hijos. Porque a veces decimos cosas que no cumplimos, y eso genera mucha desconexión y desconfianza con ellos, porque no saben a qué atenerse, porque lo que hacemos habla tan alto de nosotros, que no nos deja escuchar lo que decimos Así que sí. Las acciones valen mucho más que las palabras.
Y aquí, como en todo lo relativo a la crianza, también hablo de probabilidades, no de hechos ciertos. Afortunadamente, las personas somos seres únicos y excepcionales y no nos regimos por las ciencias exactas. Si tú tienes en casa muchos libros y en lugar de estar viendo la televisión, habitualmente reservas un espacio de tiempo para leer, es más probable que tus hijos lean a que no. Si en casa los padres comen de forman saludable la mayor parte del tiempo y ponen a disposición de sus hijos, alimentos saludables, es más probable que los niños acepten probar estos alimentos.
De igual modo sucede que si tú pasas la mayor parte de tu tiempo con el móvil, tus hijos te están viendo, y si tienen móvil, es más probable, que lo utilicen más. Aunque existen excepciones, como ya sabemos.
¿Cuáles son los retos más importantes para los padres que intentan ser un ejemplo para sus hijos, y cómo se pueden superar?
Uno de los principales retos que creo que tienen los padres y madres de hoy en día es que no se dan cuenta de que son los grandes influenciadores de sus hijos, y existe una gran paradoja en la crianza,: queremos tener hijos que sepan tomar decisiones (pero no les damos la oportunidad a que decidan), que mantengan la calma ante situaciones determinadas, (pero nosotros reaccionamos constantemente con gritos a sus acciones), que sepan gestionar sus frustraciones, pero nosotros soltamos improperios cuando no sale algo como esperamos, que sean capaces de decir que no, (y nosotros complacemos a todos, todo el tiempo) que pongan límites de forma respetuosa a los demás, (y nosotros nos dejamos pisotear), que se prioricen (y nosotros nos olvidamos de cuidarnos).Es decir, nosotros los adultos somos los primeros que no sabemos hacer eso o no hemos desarrollado aún esas habilidades. Entonces es muy complicado enseñarle a tu hijo hacer algo que tú no sabes hacer (todavía). Otro reto con el que veo que se encuentran al educar son las prisas, uno de los grandes enemigos de la crianza responsable, consciente y respetuosa, es el ritmo adulto que intentamos imponer a los niños, por lo tanto, no les dejamos que experimenten o que hagan las cosas por ellos mismos, un ejemplo que se abrochen los zapatos o el abrigo ellos solos porque no llegamos a tiempo al cole (y por extensión, nosotros al trabajo). O no nos tomamos el tiempo suficiente para explicarles nuestras razones por las que es importante que hagan algo que les pedimos, y simplemente se lo ordenamos, les decimos que lo hagan sin chistar, o incluso les premiamos si lo hacen o castigamos si no.
¿Cómo crees que los valores y las creencias de los padres impactan en la formación de los valores de los hijos?
Los valores son aquellas cosas que son importantes para nosotros, yo siempre digo que cuando tienes tus valores claros, tus decisiones se vuelven mucho más fáciles.
Cuando nuestros niños son pequeños, sus valores son una copia de nuestros valores, porque en Infancia nosotros somos sus principales guías y referencia.
Cuando llega a la (pre)adolescencia, hay un cuestionamiento muy grande de los valores, porque nuestras personas adolescentes empiezan a ver que sus amistades o compañeros de clase hacen cosas diferentes a los que hacemos nosotros en familia, ya sea untar la mantequilla de forma distinta, ya sea los tipos de comida que tienen en otros hogares, las normas en cuanto a la utilización de redes sociales o móviles, horarios de salidas etc. Y empiezan a preguntarse si todo lo que era importante hasta ahora en la familia sigue siendo importante para ellos como individuos. Esas cuestiones en familia se traducen en muchos conflictos que las familias tratan de ocultar, cuando en realidad el conflicto es una palanca fundamental para abrir diálogo y para que también nuestros hijos aprendan habilidades de negociación, de escucha activa de pensamiento lateral, de argumentación (siempre desde el respeto y con respeto), pero los padres y madres nos lo tomamos como algo personal, no como un proceso natural que sucede en esta etapa de la vida.
En cuanto a las creencias, es un poco más profundo. No tiene tanto que ver con lo que es importante para mí, sino con lo que yo pienso que soy, lo que me han dicho que yo soy, lo que aparentemente tengo que ser para sentirme importante, por ejemplo, etc. Está también muy condicionado por cómo nos han educado y se perpetúan creencias que no son nada saludables, porque promueven inseguridades, falta de autoestima, miedos, procrastinación, falta de motivación etc. Yo siempre invito a los papás y mamás con los que trabajo, a que se cuestionen si todo lo que creen, sobre todo, si no es empoderante, es verdad, porque nos limita y nos resta muchísimo potencial.
¿Qué importancia tiene la buena comunicación en la relación entre padres e hijos en el contexto de una crianza responsable y respetuosa?
La comunicación es un pilar fundamental si queremos generar un impacto positivo en nuestros hijos. Y siempre tengo que realizar un matiz: la comunicación no es solo hablar, la comunicación también es escuchar. Y lamentablemente, escuchamos regular, por no decir que muy mal, por eso, yo creo que hay tantos problemas de comunicación.
Además, tampoco respetamos, somos muy autoritarios, no permitimos que nos contra- argumenten, les ninguneamos diciendo que no saben, nos sentimos atacados cuando nos cuestionan las cosas, no permitimos el diálogo por miedo a no salirnos con la nuestra, porque tratamos de convencerles todo el tiempo de que hagan algo que nosotros queremos es que hagan, en lugar de explicarles las razones, por las que queremos que hagan algo o que necesitan hacer algo. Cuando yo le pido a una persona que haga algo, yo tengo que aceptar que es posible que me diga que «no», y eso es lo que nos disgusta, nos enfada o nos duele. Por eso, nos dedicamos a ordenar, convencer y mandar. Todo esto genera mucha desconexión, mucho alejamiento y mucha incomunicación.
¿Qué modelos de comportamiento se consideran positivos para los hijos en la sociedad actual?
Existen muchos modelos de comportamiento positivos que influyen en nuestros hijos en la sociedad actual, podemos decir ser honestos, íntegros, tolerantes, respetuosos, etc. creo que todas las personas pueden entender este tipo de comportamientos como modelos a seguir.
A mí particularmente me gustan dos en concreto que no se escuchan demasiado, que son la presencia y la disponibilidad.
La primera consiste en prestar atención (con todo nuestro cuerpo y alma) a alguien de forma real, haciendo sentir a la otra persona, como si no hubiera nadie más en ese momento. El problema es que como vivimos en una sociedad que se mueve muy deprisa y con tantos estímulos, nuestra atención está muy dispersa y no es fácil estar presente de verdad para alguien. Estamos más pendientes de las notificaciones del móvil que ya nos cuesta mirarnos a los ojos al conversar. En lo que se refiere a la disponibilidad, se refiere a dedicar tiempo a las personas que son importantes para nosotros. Buscar espacios de tiempo donde construir una relación de confianza, y ésta se gana con el tiempo y siendo confiables nosotros mismos, es decir, mostrándonos coherentes (alineando lo que decimos con lo que hacemos). Por supuesto poder enseñar a nuestros hijos habilidades como la escucha basket en lugar de la escucha tenis, o qué tipo de empatía desarrollar, la vulnerabilidad, de qué forma pedir perdón y perdonar para evitar el rencor, sentir agradecimiento y mostrar una mentalidad de crecimiento, son patrones que van a ayudar muchísimo a nuestros hijos en su vida futura.
Si los padres no se ponen de acuerdo en su enfoque de crianza y valores, ¿aun así es posible mantener una influencia positiva en los hijos?
Cuanto más alineada está el estilo de crianza, mucho más fácil va a ser mantener la coherencia en cuanto estilos de crianza y aun así, yo pienso que, independientemente del estilo de crianza de cada uno de los padres, cada uno de ellos tiene una misión; me explico: si dos personas no se ponen de acuerdo en algo, como en este caso la crianza, ¿cómo podemos hacer para que esto sea una enseñanza de vida a nuestros hijos? Por ejemplo, hablando con los peques y haciéndoles ver papá y mamá no piensan lo mismo en esta situación, pero que, a pesar de ello, somos capaces de convivir en armonía, que en la vida se encontrarán en situaciones donde quizás tengan que trabajar con personas con las que no están de acuerdo y tienen que hallar la manera de trabajar en grupo o equipo.En las sesiones con familias, se trabaja mucho, «¿qué papel juego yo en todo esto?». Porque suelen echar balones fuera, «es que mi pareja esto», «es que mi pareja lo otro», vale. Pero ¿qué es lo que tú puedes hacer ahora en esta situación?: ¿escuchar a la pareja?,¿entender los motivos por los que piensa diferente?, ¿buscar un punto de vista más o menos en común?, etc. -son sesiones de coaching muy interesantes y muy productivas, que redundan en un mayor bienestar familiar- Que todo el mundo piense igual en todas las situaciones puede ser muy cómodo, pero en realidad es poco alentador y poco realista, cada persona es diferente por muy alineadas que estén las visiones siempre surgirán conflictos. Y tenemos que aprender a no ocultar el conflicto, aprender a convertirlo en nuestro aliado, que sea una palanca para negociar y encontrar más armonía familiar, sabiendo qué batallas vamos a elegir ganar y en cuales podemos ceder, etc. De la forma que los distintos progenitores dialogan, exponen sus argumentos, se escuchan y respetan, y resuelven los conflictos van a aprender muchísimo.
¿Qué papel juega la autoconciencia y el autocuidado de los padres en la capacidad de ser ejemplos efectivos para sus hijos?
Para realizar un cambio en nuestra vida, siempre debemos tomar conciencia, es decir, darnos cuenta de que algo no funciona o de que necesitamos / queremos cambiar/mejorar algo.Para eso es importante tener una mentalidad de crecimiento, es decir, pensar que hay un gran recorrido de mejora en diversos aspectos de nuestra vida. Uno de ellos es tener en consideración que el autocuidado es fundamental para poder educar con responsabilidad, consciencia y respeto, ¿por qué? Porque nosotros somos las personas con las que más tiempo pasamos a lo largo de la vida. Somos las personas más importantes de nuestra vida.
Ni tu pareja, ni tus padres, ni tus hijos. Si tú estás bien, es mucho más probable que estés bien para los demás.
Por eso, cuando escucho que madres están muy reactivas, casi siempre enfadadas, frustradas, gritando más de lo habitual y no disfrutando del día a día, suelo preguntar: «¿qué estás haciendo en tu día a día para cuidarte?» La respuesta suele ir en la línea de «puffff, si es que no tengo tiempo, no paro, llego a casa agotada, y no estoy haciendo nada para cuidarme». En realidad, el problema no es la falta de tiempo, sino que las prioridades en tu vida no están claras, por tanto, dejas que tu día a día, dicten qué o quién es importante. Si yo no me permito parar, mis hijos van a pensar que no tienen derecho a parar, a tomarse un descanso o incluso a pedir ayuda. ¿es eso lo que queremos para nuestros hijos? ¿Qué vivan con la ansiedad con la que estamos viviendo nosotros a diario?
¿Puedes compartir historias o ejemplos inspiradores de padres que han tenido un impacto significativo en la vida de sus hijos a través de su ejemplo?
Una de las cosas más importantes que los padres y madres con los que trabajo me dicen que han aprendido es que la actitud con la que ellos afrontan las cosas que suceden marca una gran diferencia en cómo sus hijos responden a las cosas que suceden.
Por ejemplo, si la actitud de los padres es de no escucha, los niños y niñas suelen no escuchar, si siempre estoy con una actitud negativa, los peques suelen encontrar muchos más problemas que soluciones, si yo pienso que lo sé todo, los niños aprenden a tener una actitud desafiante porque también creen que lo saben todo y no rectifican o no aprender de sus errores, si siempre me estoy quejando, vaya, resulta que tus hijos siempre se quejan por todo. Y por supuesto, al contrario, si yo estoy con una actitud de curiosidad y aprendizaje constante, de escucha, de presencia, de ‘yo no lo sé todo’, los hijos desarrollan todas esas habilidades y además de forma muy fácil y efectiva.
¿Qué beneficios a largo plazo tiene ser ejemplos positivos en la vida de los hijos, tanto en su infancia como en su etapa adulta?
El beneficio de ser un ejemplo positivo no es solo para el largo plazo, sino que es para ahora mismo: cuando mi hijo pequeño siente que le estoy escuchando, aprenderá que cuando escucha, hace sentir bien a esa persona que le está hablando, le ayuda a conectar de forma mucho más profunda con los demás, si yo en lugar de estar buscando culpables en mi día a día, busco soluciones, tus hijos aprenderán encontrar soluciones a los problemas que surgen, si les preguntamos desde pequeños qué quieren cenar (entre dos opciones -y esto lo explico bien en el libro ya que las personas cuando escuchan por primera vez esto, se echan las manos a la cabeza-), les estamos enseñando a tomar decisiones, si cuando nos quieren contar algo importante y no estamos disponibles, pero les decimos que en cuanto acabemos después iremos con ellos y efectivamente vamos, les estaremos enseñando coherencia, si cuando estamos nerviosos o frustrados en lugar de gritarles les decimos «ahora no puedo atenderte estoy un poco nerviosa y necesito recuperar mi calma. En cinco minutos te atiendo», les enseñaremos a que tienen derecho a tomarse un tiempo y un espacio para autorregularse y no reaccionar con gritos. Todos estos aprendizajes son magníficos ejemplos para utilizar en la escuela infantil, en el instituto o en un futuro trabajo. Tener personas en casa, papas y mamás, que a diario estén proporcionando ejemplos vivientes para ir desarrollando habilidades sociales es un regalo, puesto que ya en las empresas, más que el conocimiento técnico, buscan personas con habilidades sociales integradas en su día a día. Las aptitudes formales se las pueden enseñar en el mismo puesto de trabajo, las habilidades sociales es algo más complejo.
Marisol Nuevo Espín
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