Desde los tiempos de los cuentos de hadas hasta las películas de Hollywood, el papel de la villana ha sido una figura constante en la narrativa humana. Actualmente, en la vida real, muchas personas se encuentran en la incómoda posición de sentirse como «la mala o el malo de la película» en sus propias vidas. Este agotamiento emocional y mental es más común de lo que podríamos pensar y merece una mención especial.
La carga de ser la ‘mala o malo’ de la película
Sentirse constantemente como la mala o el malo de la película puede ser emocional y mentalmente agotador. Ya sea en el trabajo, en las relaciones personales o incluso en la familia, asumir este rol de culpable o responsable de situaciones problemáticas puede llevar a una serie de problemas emocionales, como la ansiedad, la depresión y la baja autoestima. Además, puede erosionar la confianza en uno mismo y dificultar la construcción de relaciones saludables.
¿Por qué nos convertimos en la ‘mala’ de la película?
Ser siempre la misma que regaña a los niños, que les advierte de lo que está bien o mal, que les aconseja, les reprende… es un papel que a nadie le gusta desempeñar, pero que parece que alguien debe hacer. De hecho, existen varias razones por las cuales algunas personas parecen quedar atrapadas en el papel de la villana. Uno de los factores más comunes es la falta de comunicación efectiva. Cuando las personas no expresan sus sentimientos, pensamientos y necesidades de manera clara y abierta, es más probable que se malinterpreten las intenciones y se asuma que son las culpables de los problemas.
La baja autoestima también puede contribuir a sentirse como la mala de la película. Las personas con una imagen negativa de sí mismas tienden a aceptar la responsabilidad por cosas que no están bajo su control o a culparse injustamente por los problemas que surgen en sus relaciones y vidas.
La presión social y las expectativas también juegan un papel importante. En muchas culturas, las mujeres, en particular, a menudo se ven presionadas para asumir la responsabilidad de mantener la paz y la armonía en las relaciones, lo que puede llevar a sentirse culpables incluso cuando no son las responsables.
Ser la mala o el malo de la película en casa con los hijos
La crianza de los hijos es una de las experiencias más gratificantes y pero también más desafiantes, ya que los hijos nos ponen a prueba todos los días. A medida que los padres avanzamos en la responsabilidad de guiar a nuestros hijos a través de la infancia y la adolescencia, nos encontramos en la posición de ser quienes establecemos límites y disciplinas a los pequeños. Esta función nos puede llevar a sentirnos como «la mala o el malo de la película» en casa.
Ser percibido como «el malo o la mala de la película» en la crianza de los hijos o en una relación de pareja puede tener tanto aspectos positivos como negativos, dependiendo de cómo se maneje y de las circunstancias específicas. Estos son algunos puntos clave que debemos considerar:
Aspectos positivos de ser el malo o la mala de la película
Establecimiento de límites y normas
Ser «el malo» a veces implica establecer límites y normas claras, lo que es fundamental para una crianza efectiva y para mantener relaciones saludables. Los niños necesitan estructura y orientación, y las parejas a menudo necesitan acuerdos y límites para funcionar de manera equitativa.
Responsabilidad compartida
En una relación de pareja, es importante que ambas partes compartan la responsabilidad de tomar decisiones y establecer límites. En ocasiones, uno de los miembros de la pareja puede asumir el papel de «el malo o la mala» para equilibrar las dinámicas y mantener una relación saludable.
Aprendizaje y crecimiento
Ser «el malo o la mala de la película» a veces implica señalar errores o comportamientos problemáticos. Esto puede llevar a un aprendizaje y crecimiento tanto en la crianza como en la relación de pareja.
Aspectos negativos de ser el malo o la mala de la película
Resentimiento y distancia
Si uno de los padres o miembros de la pareja siempre asume el papel de «el malo» de manera constante y excesiva, puede generar resentimiento y distancia en la relación. Esto puede ser perjudicial para la dinámica familiar o de pareja.
Dificultades de comunicación
En la crianza y en las relaciones, es esencial una comunicación abierta y efectiva. Si uno siempre es percibido como el malo, esto puede dificultar la comunicación y el entendimiento mutuo.
Estrés y agotamiento
Asumir constantemente el papel de «el malo o la mala» puede ser estresante y agotador. Puede llevar a sentirse emocionalmente agotado y desgastado.
De manera que aunque ser «el malo o la mala de la película» ocasionalmente puede ser necesario y beneficioso para establecer límites, enseñar valores y mantener relaciones saludables, es importante que este papel no se convierta en una dinámica constante y, sobre todo, que no recaiga siempre en la misma persona de la pareja para que exista un equilibrio en la crianza y la relación de pareja. La comunicación abierta, la empatía y la colaboración son clave para mantener un equilibrio saludable y evitar que uno se sienta permanentemente en el papel de «el malo o la mala».
Marisol Nuevo Espín
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