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Una buena relación entre los padres: esencial en los procesos de divorcio

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La relación entre los progenitores que han atravesado, o están atravesando, una situación de ruptura en su relación de pareja es compleja y requiere, por lo general, de un periodo de adaptación que permita la correcta adaptación de todos los miembros de la familia.

El principal motivo por el que es necesaria, no solo la continuación de la relación parental, sino que esta sea fluida, respetuosa y cordial, es la existencia de los hijos en común.

La separación afectiva de los padres no debe ser un obstáculo para la creación de un clima familiar normalizado que permita una crianza equilibrada y saludable de los niños, prestando una especial atención tanto a los aspectos físicos y evolutivos, como psicológicos y emocionales.

La relación entre los progenitores después de la ruptura subsiste de una manera sana cuando, tanto el padre como la madre, son capaces de dejar a un lado el antiguo papel desempeñado en su relación de pareja, así como las emociones asociadas a éste y, por supuesto, sus rencillas personales. Solo aquellos padres y madres que consiguen alcanzar esta nueva perspectiva de su relación logran establecer una vía de comunicación parental libre de aquellos conflictos que con más frecuencia perjudican a sus hijos.

La familia no termina, solo se transforma

La crianza exitosa de los hijos requiere del establecimiento de una relación parental de largo recorrido, ya que su educación conlleva una labor de acompañamiento y apoyo continuado a lo largo de todo su proceso evolutivo que conlleva un esfuerzo importante de cada uno de ellos por tratar de tener también en cuenta las necesidades del otro a la hora de tomar decisiones, no pretendiendo obtener ventajas a corto plazo que causen un deterioro de la relación parental en el futuro.

El propio trascurso del tiempo hará que aparezcan nuevas circunstancias que sin duda generarán conflictos, pero lo importante es la forma en que sean gestionadas estas diferencias para que no dificulten la comunicación entre los progenitores y que ambos puedan llegar a un entendimiento por el bienestar de sus hijos, prevaleciendo los intereses de éstos por encima de los suyos propios.

Los progenitores que ejercen una coparentalidad responsable comparten todas aquellas cuestiones que afectan a los menores, estableciendo una reunión o una llamada cada vez que un tema importante debe ser debatido. También se apoyan o se coadyuvan mutuamente en su rol parental y comparten la información que concierne a sus hijos, como por ejemplo las notas escolares, diagnósticos o tratamientos médicos, citas con el profesorado o tutores, etc.

En la nueva relación parental se debe limitar el involucramiento emocional entre los progenitores creando una estructura que posibilite una vía de comunicación parental libre de conflictos que permita abordar todas aquellas cuestiones que afecten al bienestar de los hijos o hijas en común. En definitiva, se trata de gestionar conjuntamente los conflictos relacionados con la crianza de los hijos.

El Tribunal Supremo ha señalado en numerosas ocasiones que los progenitores deben mantener una actitud razonable y eficiente en orden al desarrollo de los menores, así como unas habilidades para el diálogo que se deben suponer concurrentes, basadas en el mutuo respeto que permita la adopción de actitudes y conductas que beneficien a los menores, que no perturben su desarrollo emocional y que pese a la ruptura efectiva de los progenitores se mantenga un marco familiar de referencia que sustente un crecimiento armónico de su personalidad.

Delia Rodriguez. CEO y fundadora de Vestalia Asociados Abogados de Familia

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