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El largo camino de las altas capacidades

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Desde el momento en que sospechamos que un niño tiene altas capacidades hasta que aprendemos a manejar la situación, padres y centros de enseñanza tienen que encajar todas las piezas de una realidad que no siempre se entiende adecuadamente. Repasamos algunos de los elementos clave.

Cuando notamos algo distinto

El niño superdotado nace con esa condición y hay algo diferente en él que podemos percibir desde edades muy tempranas, pero que muchas veces no sabemos identificar. Una vez conocemos sus altas capacidades intelectuales, es cuando asociamos esos rasgos que nos llamaban la atención.

La mayoría de los padres de estos niños coinciden en que hacen preguntas trascendentales, se interesan por temas muy específicos y hacen reflexiones que no son propias de su edad. Tienen dificultad para hacer amigos porque no encuentran niños que compartan sus mismos intereses. Sin embargo, aunque a ojos de cualquiera pueda parecer obvio, las familias tardan en darse cuenta que su hijo es superdotado. No debemos culpabilizarnos por ello, pues hay razones que lo justifican.

Fundamentalmente, la idea preconcebida que tenemos de los niños superdotados está relacionada con pequeños Einstein o ‘cerebritos’. La realidad es que se pueden dar o no precocidades, pero muchas veces desconocemos que, además, puede darse mayor lentitud, e incluso torpeza, en otros aspectos del desarrollo. Es decir, puede ser muy precoz en la adquisición del lenguaje y tremendamente lento en iniciarse a caminar. Nuestra preocupación es mayor por aquello que no consigue, que por lo que hace de manera temprana.

Otro obstáculo es la propia terminología: el prefijo «súper» nos confunde, lo asociamos a la perfección y nuestros pequeños no son perfectos, son personas normales con una excepcionalidad cognitiva.

La disposición del centro y de los profesores

Un niño superdotado tiene un gran potencial en las diferentes áreas del conocimiento, pero no en todas las áreas del desarrollo. Esta diferencia de peso entre las distintas capacidades y la manera peculiar de percibir y procesar la información, requiere un apoyo educativo específico. Si el colegio no se hace cargo, nuestros hijos se desmotivan, pueden sufrir problemas emocionales e incluso caer en el fracaso escolar.

Generalmente los centros educativos no están preparados para atender a nuestros escolares más capaces. La falta de formación del profesorado en el campo de las altas capacidades es la causa principal y todavía existe el error de asociar al niño superdotado con los aplicados de la clase. El planteamiento más terrible que nos encontramos es: «si tan listo es, no puede presentar dificultades».

Los colegios tienen que aprender que las altas capacidades son una condición muy compleja, ya que este tipo de personas que no se ajustan a las metodologías establecidas por nuestro sistema educativo. Se trata de una apelación a la equidad educativa.Si tenemos la sospecha que nuestro hijo puede ser superdotado, no tiene que darnos pudor hablar con el centro y solicitar una valoración del Equipo de Orientación Educativa y Pedagógica de nuestra zona. Es el propio colegio quien tiene que solicitar esta valoración y, si es identificado, podemos pedir orientación para el centro y acceder a los programas específicos que desarrollan las administraciones educativas.

Asimismo, un gran número de los alumnos son identificados por gabinetes privados. Normalmente estos informes van acompañados de unas pautas que corresponden a las necesidades específicas del niño con el fin de orientar al colegio en su atención. Si hay que recurrir a esta opción es recomendable buscar un centro homologado y especialista en niños superdotados.

Trabajo fuera del aula

A nivel extraescolar, el alumnado de altas capacidades queda nuevamente excluido, pues las actividades están orientadas para la enseñanza ordinaria. Existe una discriminación significativa: por ejemplo, tenemos polideportivos municipales que acogen a niños desde edades muy tempranas y, sin embargo, la escuela oficial de idiomas es a partir de los 16 años. De este modo cabe la posibilidad de detectar el talento en el deporte y ofrecer formación para alta competición pero, por el contrario, el talento intelectual carece de oportunidades.

Hay regiones que disponen de programas extraescolares específicos. Para acceder a ellos el alumno debe ser valorado por la administración educativa y si el programa coincide con sus necesidades puede acceder a él.

Una alternativa puede ser recurrir a talleres que ofrecen las asociaciones de padres que se han creado en el ámbito de las altas capacidades. En ellas también podemos hallar asesoramiento para las familias.

El papel fundamental de los padres

La familia es, para cualquier niño, el elemento principal. Y en el caso de las altas capacidades, cobra mayor importancia. Suelen ser los primeros en darse cuenta que algo es diferente en su hijo y la información que pueden aportar es clave para su identificación.

Son niños que van a tener que enfrentarse a la adversidad en los diferentes ámbitos de su vida. Algunas de ellas son una escuela que no está adaptada a sus necesidades, el rechazo de sus compañeros, la incomprensión de la sociedad o su propio aislamiento. Un niño superdotado es, ante todo, un niño y va encontrar dificultades para manejar este tipo de situaciones y regular las emociones, por lo que necesitará nuestro apoyo.

El hogar se convierte en el único círculo social en el que puede desenvolverse con naturalidad. Es fundamental que sus padres entiendan y respeten sus peculiaridades, apoyen sus intereses, permitan satisfacer sus curiosidades tan transcendentes, atiendan sus demandas, reconozcan sus logros para reforzar su dañada autoestima, etc. Pero, sobre todo, que se sientan queridos tal y como son. El trabajo de todos los agentes implicados, familia, escuela y sociedad, puede transformar el problema en oportunidad.

Cristina Palacios Hernando. Maestra y experta en altas capacidades

Más información en el libro de Pilar Martín Lobo, Niños inteligentes: guía para desarrollar sus talentos y altas capacidades.

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