El juego es una de las actividades con mayores beneficios para los niños. Pasar tiempo al aire libre también tiene varios efectos positivos en el desarrollo de los más pequeños de la casa. Desde luego que la combinación de ambos no hace más que aumentar las virtudes de ambas opciones. Al menos, eso destacan desde la Asociación Española de Pediatría y Atención Primaria, AEPap.
La llegada del buen tiempo es un buen momento para empezar a aprovechar los beneficios del juego al aire libre. Tal y como indican los pediatras el juego es una actividad que favorece la salud física y mental. Cuando se realiza al aire libre los más pequeños de la casa se benefician desde la mejora en la coordinación hasta la mejora en las relaciones sociales.
¿Cuáles son los beneficios de jugar al aire libre?
Desde AEPap señalan los siguientes aspectos como los principales beneficios del juego al aire libre:
– Mejora la función cerebral y el aprendizaje.
– Promueve la actividad física, favorece el desarrollo motor y la coordinación.
– Previene el sedentarismo y establece las bases de unos hábitos saludables para el futuro.
– Favorece la relación con los otros niños y con los adultos. El niño aprende a interactuar, a compartir y a respetar reglas.
– Fomenta la comunicación, por lo que mejora y enriquece el lenguaje
– Conoce el entorno y aprende a amar la naturaleza.
– Mejora la creatividad y la fantasía y la expresión de las emociones.
– Ayuda a controlar el estrés y a afrontar problemas.
– Ofrece momentos de felicidad y ocio, mejora la autoestima y el bienestar.
¿Por qué jugar en la calle?
Son muchos los juegos que favorecen el ejercicio físico y se realizan en la calle. De esta forma, los niños corren, saltan, bailan, reptan, trepan; adquiriendo más fuerza muscular, coordinación, velocidad y resistencia. Mejoran el sentido del ritmo. Aprenden movimientos y pausas coordinadas como parte del juego.
En la sociedad occidental actual, los niños solo pueden jugar en parques o en terrenos acotados. Parte de los juegos se realiza en instalaciones de las zonas infantiles. Esto se debe al tráfico y los peligros de las grandes ciudades. Las familias son menos extensas, menos personas pueden vigilar a los niños mientras juegan en la calle.
En muchos hogares, el juego activo de siempre ha sido sustituido por las nuevas tecnologías. Estas tienen sus beneficios, pero no favorecen la actividad física ni las relaciones sociales. Por ello, los pediatras animan a intentar sacar 30 minutos de nuestro tiempo para jugar con los hijos en el parque más cercano o en zonas similares para esta finalidad.
Damián Montero
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