Cualquier padre se preocupa por aquello que no comprende. A lo largo de los años de crianza, cuando los hijos presentan algunas señales «irregulares», es cuando se encienden las alarmas. ¿Es tan grave como parece? ¿Hay que acudir al especialista? Muchas de estas preguntas quedan resueltas al poco que se consulte con un pediatra, quien seguro arrojara luz sobre el asunto.
Un buen ejemplo son las manchas «café con leche», de las que ofrecen cierta información desde la Asociación Española de Pediatría, AEP. Estos profesionales hablan de estos pigmentos como de aquellos de color marrón claro que pueden aparecer en cualquier momento en la piel de los hijos, en un número variable y que pueden surgir de diferentes tamaños.
¿Hay que preocuparse por las manchas «café con leche en niños?
Las manchas «café con leche» pueden apreciarse desde el mismo momento en el que nace el niño, o hacer acto de presencia durante la primera infancia. Al inicio se caracterizan por un color muy claro que puede, incluso, hacer que sean difíciles de distinguir. A medida que crecen los pequeños se oscurecen y se hacen más evidentes en torno a los dos años.
En torno a un 10% de la población tiene una o dos manchas «café con leche». Es decir, su mera presencia no quiere decir que exista una patología. Sin embargo, esto no quiere decir que no haya que preocuparse ya que pueden ser un signo de enfermedad. De hecho, están presentes en torno al 95% de los pacientes de neurofibromatosis, siendo un criterio para su diagnóstico la advertencia de 6, o más, manchas de este tipo.
Las manchas «café con leche» también puede ser un síntoma de otras enfermedades, como el síndrome de McCune- Albright, esclerosis tuberosao la anemia de Fanconi, entre otras. En cualquier caso, será el especialista quien tenga la última palabra y el que diga si se deben realizar otras pruebas con el fin de descartar estas patologías, o confirmarlas para iniciar el correspondiente tratamiento.
¿Qué tratamiento hay que seguir con las manchas ‘café con leche’?
Las manchas «café con leche» no precisan ningún cuidado especial, por si mismas. Eso sí, se recomienda seguir su evolución (tamaño y cantidad de las mismas) para estar alerta. También habrá que estar atentos a la aparición de algún otro síntoma, o signo sugestivo, por si fuera preciso realizar nuevos análisis para detectar enfermedades con las que se puedan asociar.
Damián Montero
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