Seguramente en alguna ocasión, como madres y padres, hemos tenido que hacer frente a alguna pregunta de nuestros hijos como, ¿por qué se acaba la vida? ¿Qué hay después de la muerte? ¿cómo pueden existir cosas que no podemos tocar? ¿Los animales también piensan? Todas estas preguntas tienen un trasfondo filosófico que, aunque no responde a las preguntas, evidencia la importancia de desarrollar el pensamiento y la reflexión propia.
Ahora bien, ¿en qué consiste la filosofía? El objetivo principal de la misma no es otro que desarrollar el pensamiento crítico. Estimulando la problematización y la elaboración de hipótesis basadas en razones bien fundamentadas.
De hecho, Matthew Lipman, creador de esta propuesta pedagógica, defendía que enseñar a los niños filosofía en las aulas es sencillo, y que, además, con ella podemos estimular un pensamiento crítico de manera más natural, ya que los niños tienen más curiosidad que la gente adulta y absorben todo lo que se les enseña. Lipman fue un filósofo y educador que, en 1987, creo el «Programa Filosofía para Niños y Niñas» que ha dado la vuelta al mundo.
Escribió una serie de novelas donde el objetivo era que los niños aprendieran a hacerse preguntas y dar respuestas, todo ello utilizando el diálogo como medio de indagación en clase. Hay muchas evidencias de que los alumnos que utilizan el diálogo como medio de aprendizaje desarrollan potencian sus habilidades de pensamiento y también de que aprenden más eficazmente puesto que son agentes de su propio aprendizaje.
En el caso de España, este programa se aplica desde hace treinta años. Y aunque ha habido varias controversias acerca de cursar asignaturas como filosofía de manera obligatoria, a día de hoy, es obligatoria para los alumnos de 4º de la ESO y Bachillerato.
Beneficios de estudiar Filosofía para los niños
En primer lugar, desarrolla el pensamiento crítico, es decir, fomenta que los niños piensen por si mismos, practicando el pensamiento propio. Capacitándoles también para interrogarse sobre las cosas, hacerse preguntas sobre la realidad, buscar respuestas y poder actuar, sin tener en cuenta lo que la gente piensa, analizando y formando su opinión propia.
Por otro lado, desarrolla también su pensamiento creativo, permitiéndoles resolver problemas contemplando todas las variables que pueden afectar al ejercicio e inventando nuevas maneras de solución, fuera de los patrones convencionales.También, potencia su pensamiento cuidadoso, desarrollando habilidades como la compasión, la empatía y la fortaleza frente a las adversidades, aprenden a tener en cuenta el impacto de sus palabras y acciones.
Al mismo tiempo, el dialogo con los demás está implícito en Filosofía para Niños, por lo que también se desarrolla su carácter, se abre su mente y aumenta su curiosidad. Al estar en constantes diálogos se dan cuenta de la diversidad y pluralidad de ideas que existen, y lo que pueden llegar a enriquecer y enseñar opiniones distintas a las nuestras.
Por último, potencia su autoconocimiento, es decir, les ayuda a conocerse a sí mismos, a percibir sus prejuicios, estereotipos e ideas preconcebidas. Conocernos a nosotros mismos implica poder conocer más a los demás y entenderles. También ayuda a reconocer y gestionar nuestras emociones, en general, a poder ser más felices.
Filosofía: del colegio a casa
Aunque es evidente que los centros educativos tienen el papel fundamental en este desarrollo, también podemos ayudar los padres y madres desde casa. Esto puede ser mediante ejercicios y tareas que les ayuden a aprender filosofía y disfrutar de los beneficios mencionados. Por ejemplo, se puede potenciar esa reflexión planteándoles cuestiones que les inciten al debate diálogo y, por lo tanto, ayuden a movilizar su pensamiento.
Por otro lado, cabe destacar que la lectura juega, una vez más, un papel fundamental, ya que la mayoría de los libros infantiles enseñan valores importantes como la empatía, el esfuerzo, la constancia, la honradez, la sinceridad, el respeto o la igualdad, entre muchos. De hecho, un juego que ayuda mucho es plantear la narrativa desde otro punto de vista de un cuento clásico. Por ejemplo, en el cuento de los tres cerditos, contar la narrativa desde el punto de vista del lobo, haciéndoles reflexionar y tomar conciencia de los diferentes puntos de vista para que puedan reflexionar sobre ellos.
Por último, potenciar otras habilidades como, por ejemplo, la pintura también puede ayudar a potenciar ese desarrollo filosófico, ya sea a través del análisis de sus propios dibujos o cuadros, hasta los que se encuentran expuestos en museos.
En definitiva, mediante el desarrollo de estas habilidades y capacidades se busca que los niños sean capaces de analizar todo tipo de situaciones y cuestiones, y puedan defender varios puntos de vista con buenos argumentos. Convirtiéndolos en adultos empáticos, con un correcto desarrollo del pensamiento crítico, y con grandes valores como la tolerancia y el respeto. Por ello, es muy importante que los centros educativos tengan la asignatura de filosofía como imprescindible en su enseñanza, al mismo tiempo que padres y tutores fomenten este desarrollo desde los hogares.
Elena Morilla. Profesora de Filosofía del Colegio Europeo de Madrid
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