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8 factores que predisponen a la homosexualidad

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El complicado periodo de la adolescencia, con los cambios hormonales y neurológicos que se producen, suele ser el momento en el que algunos jóvenes se sienten atraídos por personas de su mismo sexo.

Se trata de una realidad extraordinariamente compleja que depende de las circunstancias y características específicas de cada persona. Sin embargo, las investigaciones coinciden en centrar la atención en ocho factores que influyen en el desarrollo de la homosexualidad.

Aunque el mundo occidental habla mucho de la homosexualidad, no se aborda la cuestión desde un punto de vista técnico, es decir, qué es o cuáles son sus orígenes. La homosexualidad es una orientación sexual con un patrón relativamente estable de atracción física, romántica o comportamiento físico hacia una persona del mismo sexo. No hay un consenso sobre el motivo por el que una persona se siente atraída por personas de su mismo sexo, no obstante una cosa está clara, en la mayoría de los casos, la orientación sexual se determina en una edad temprana.

Uno de los principales motivos por los que no se puede determinar una causa para la homosexualidad es que no todos los homosexuales son iguales. Es un error pensar que todas las personas atraídas por otras de su mismo sexo tienen una historia similar o comparten un motivo igual.

Factores que influyen en la homosexualidad

En este artículo nos vamos a centrar en la homosexualidad masculina. Aunque no exista ese motivo universal que determina la orientación sexual, se han observado ocho factores que predisponen a la homosexualidad. Estos factores influyen de manera desigual y con diferente peso en cada persona.

1. Biología

Durante los últimos 30 años, diferentes equipos científicos han intentado encontrar un vínculo entre la expresión genética y la homosexualidad en casos no patológicos, es decir, cuando no hay alguna enfermedad genética como la hiperplasia suprarrenal congénita. Por el momento, no parece haber nada que demuestre dicho vínculo.

Si bien nadie ha encontrado un gen de la homosexualidad, los estudios parecen mostrar que sí hay factores biológicos a tener en cuenta. Por ejemplo: hay una creciente base de datos empíricos que sugieren que el cerebro en hombres homosexuales es menos masculinizado que el de hombres heterosexuales. Esto se puede observar en la capacidad de visión espacial, una medida de masculinidad del cerebro al igual que una capacidad donde los hombres suelen exceder en puntuación a las mujeres.

Otro ejemplo se puede observar en los estudios con feromonas donde los hombres heterosexuales muestran activación en una zona del hipotálamo relacionada con el comportamiento sexual ante el olor de un compuesto de estrógeno (más abundante en mujeres), mientras que los homosexuales muestran una activación en la misma zona ante un compuesto derivado de testosterona encontrado en el sudor masculino.

2. Relaciones desequilibradas con las mujeres

Una mujer, ya sea madre, hermana, profesora, familiar, etc., puede crear una herida en un niño de muchas maneras, como por ejemplo: agobio debido a atención exagerada, niveles de preocupación patológica, demasiado control, dominancia, crítica que conlleva vergüenza o inseguridad extrema, o ridiculización. Un niño expuesto a este tipo de conductas de manera repetida puede verse limitado en sus relaciones futuras con mujeres en cuatro categorías: oposicional, escape, colisionado o comodidad. Esto no tiene porqué ser de manera consciente. Aquellos que acuden a la oposición evitan tener mujeres con papeles principales en sus vidas, ya sea por una representación de resentimiento, incomodidad o desagrado. Aquellos que crean una relación de escape, se sienten tensos frente a las mujeres al sentir ansiedad y miedo, lo cual se traduce en tomar distancia o sentimientos de apatía hacia ellas.

Las relaciones colisionadas con mujeres se reflejan en una necesidad de aprobación y dependencia de las mujeres. Por ultimo, aquellos que tienen una relación cómoda con mujeres se refieren a relacionarse con la mujeres como una fuente de seguridad y consuelo. Ello implica un sentimiento de confort con ellas, un sentimiento de sentirse «una más del grupo».

3. Conceptos distorsionados de lo que es género

Aparte de crear relaciones desequilibradas con las mujeres, las experiencias desequilibradas en la niñez con mujeres puede distorsionar el concepto masculino de feminidad. Asimismo, estas experiencias pasadas pueden generar aversión hacia la mujer percibiéndola como un género indeseable.

Por otra parte pueden idealizar a la mujer y percibir su rol como más adaptado a su personalidad. Para muchos hombres que sienten atracción hacia su propio género, las figuras femeninas han estado fuertemente presentes en su niñez y por el contrario, las figuras masculinas han estado ausentes. Muchos hombres que crecen en este escenario se sienten más identificados con las mujeres que con los hombres. Si a esta ausencia masculina se le añaden experiencias de degradación y vergüenza por el hecho de ser hombres, o la percepción ajena de carencia de masculinidad, es muy posible que su identidad masculina se vea mermada.

La visión distorsionada del género femenino, junto a una percepción distorsionada de sí mismo, pueden impedir que un niño genere un sentido de que las niñas (posteriormente mujeres) sean complementarias a su masculinidad. La heterosexualidad parece depender mucho de la idea de que hay dos sexos diferentes y complementarios y que la unión de ambos crea una relación beneficiosa. La mayoría de hombres que no sienten atracción por las mujeres suele deberse a uno de los motivos descritos anteriormente, y, aquellos que no han vivido una experiencia desequilibrada con una mujer, suelen afirmar haber sentido atracción hacia mujeres en algún momento de sus vidas.

4. Sentimiento de incongruencia con el propio género

Muchos homosexuales testifican que durante la infancia no se veían a sí mismos representativos de lo que un niño debería ser. Se sentían diferentes. A esta situación se la denomina incongruencia de género. Estos niños sienten que no poseen las cualidades esenciales de masculinidad y creen que no las van a adquirir en el futuro tampoco.

Diferentes estudios han encontrado que el único predictor de orientación sexual futura durante la niñez es la disconformidad de género. Cuando una persona experimenta incongruencia de género se ve en un conflicto entre lo que cree que debe ser y lo que cree que puede ser. La inhabilidad de resolver esta situación puede resultar en una necesidad inconsciente de complementar esta carencia con otros hombres y su masculinidad.

5. Problemas en las relaciones con otros hombres

Durante la niñez algunos chicos desconectan de otros hombres debido a experiencias negativas, estereotipos masculinos negativos, y miedo a ser vistos como «extraños». Esto muchas veces deja una necesidad natural de conexión y unión compensatoria que resulta en anhelos y deseos de cercanía masculina.

Todo niño necesita poder identificarse de manera positiva con su padre, amigos de su mismo sexo, su imagen corporal y confianza de identidad sexual. No tener ninguna de estas necesidades puede ser un factor que influya en la orientación sexual hacia el propio sexo.

6. Condicionamiento sexual

Diferentes maneras de excitar sexualmente condicionan el deseo sexual futuro. Una exposición temprana a imágenes explícitamente sexuales del mismo sexo puede crear o intensificar la atracción sexual hacia el mismo sexo. Una vez que algo ha causado placer (especialmente si es la primera vez) se vuelve a buscar. Así, se refuerza dicha conducta, consolidando un condicionamiento.

7. Abuso sexual

El abuso sexual puede crear o intensificar la incongruencia de género, la desafiliación con otros hombres y, en el caso de que el abusador sea femenino, puede crear miedo y odio hacia las mujeres. También puede ocasionar patrones sexuales compulsivos. Esto no significa que el abuso sexual determine la orientación sexual de un niño, ni que todos los hombres homosexuales hayan sido víctimas de abuso.

Los estudios apuntan que dentro del colectivo gay hay más casos de abuso sexual infantil que en grupos de hombres heterosexuales semejantes (mismo nivel socio-económico, educación y ausencia de psicopatologías). Todo abuso sexual infantil crea un impacto físico y emocional profundo que daña la valía personal y afecta en más de una manera la autopercepción. Dicho impacto se puede traducir en diversas personalidades y conductas; incluida la tendencia homosexual.

8. Enamoramiento de una persona en específico

Se puede dar el caso de que un hombre se enamore de otro hombre por la persona que es y no por su género. En este caso se podría apreciar una homosexualidad específica hacia una persona en concreto. Puede suceder que un hombre que se identifica como heterosexual, se sienta atraído por otro hombre. Esta atracción puede ser tanto a nivel físico como intelectual y emocional. Estos casos suelen darse entre hombres con relaciones estrechas y cálidas, en las que la admiración mutua evoque sentimientos románticos que se solapen con sus habituales sentimientos hacia mujeres.

Al igual que hay heterosexuales fieles, monógamos, delincuentes y depravados, lo mismo ocurre con los homosexuales. Un estudio galardonado con varios honores encontró que no existen diferencias en cuanto a tres pruebas proyectivas entre hombres homosexuales y hombres heterosexuales sanos, de edad similar, coeficiente intelectual (CI) y educación. Las pruebas proyectivas permiten indagar en aspectos inconscientes de la conducta, ya que provocan múltiples respuestas subjetivas. Este estudio se realizó en 30 hombres exclusivamente homosexuales y 30 hombres exclusivamente heterosexuales.

Posteriormente, fueron interpretadas por tres expertos de cada prueba, a los que se pidió que discriminaran qué prueba pertenecía a qué orientación sexual. Ninguno de los tres expertos fue capaz de hacer esta discriminación con más éxito que el azar. Este estudio muestra cómo el ser homosexual no involucra padecer una patología, sufrir abusos, tener desajustes o inseguridades y que se puede ser una persona equilibrada, mentalmente sana y socialmente capaz siendo heterosexual u homosexual.

La inclinación sexual es diferente a los actos homosexuales y el tener una orientación sexual no es motivo de vergüenza y, por lo contrario, vivida castamente y encomendada puede ser incluso un camino de santificación.

Referencias:

Cohen, Kenneth M., PhD. (2002). Relationships Among Childhood Sex-Atypical Behavior, Spatial Ability, Handedness, and Sexual Orientation in Men. Archives of Sexual Behavior, vol. 31, No. 1.

Bem, Daryl, PhD. (2000). Exotic Becomes Erotic: Interpreting the Biological Correlates of Sexual Orientation. Archives of Sexual Behavior, vol. 29, No. 6.

Wilson, Helen W., PhD, and Widom, Cathy Spatz, PhD. (Jan. 7, 2009). Does Physical Abuse, Sexual Abuse, or Neglect in Childhood Increase the Likelihood of Same-sex Sexual Relationships and Cohabitation? A Prospective 30-Year Follow-up. Archives of Sexual Behavior, vol. 39 (1).

Garnets, L.D., & Kimmel, D. (2003). What a light it shed: The life of Evelyn Hooker. In L.D. Garnets & D.C. Kimmel (Eds.) Perspectives on gay, lesbian and bisexual experiences (pp. 31-49). New York: Columbia University Press.

Savic, I., Berglund, H., & Lindström, P. (2005). Brain response to putative pheromones in homosexual men. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, 7 Feb. (20) – , 7356-7361.

Maite J Balda Aspiazu. Psicóloga y Máster en Neurociencias Cognitivas. 

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