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¿Cómo controlar los nervios? Consejos prácticos para el día a día

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Vivimos en una sociedad que va a un ritmo muy acelerado. Existen pocas pausas y apenas nos quedan minutos para nosotros mismos. Hay muy poco tiempo para parar y respirar. Nos cuesta mucho vivir el presente y poner en práctica el sosiego y la calma. El trabajo, la conciliación laboral – familiar y en general las obligaciones del día a día nos tienen sometidos a un estado de nervios que en muchas ocasiones se nos va de las manos. Entonces, ¿cómo tranquilizar los nervios rápido? En este artículo os damos varios consejos.

Ir al psicólogo: un acto de valentía

Afortunadamente hoy en día ya se le ha puesto nombre a muchas enfermedades y podemos identificar qué nos pasa en cada momento. Lo mismo ocurre con saber pedir ayuda cuando lo necesitamos. Ahora ya no somos extraños si acudimos al psicólogo, se entiende como un acto de valentía. Los gabinetes de psicología están a la orden del día, así como los ya muy conocidos psicólogos online. Gracias a ellos podemos aprender a convivir con la ansiedad y los nervios, e incluso superarlos. Es importantísima una pauta profesional ante cualquier trastorno mental. Si vamos al médico cuando nos torcemos un tobillo, ¿por qué no al psicólogo cuando sentimos que algo no va bien?

La ansiedad es por excelencia el trastorno mental del siglo XXI, ya no solamente porque nuestro día a día es vertiginoso, sino porque mucha gente que ya la padecía ha podido por fin identificarla. Hasta hace muy poco la ansiedad no tenía nombre y simplemente se la relacionaba con un estado de nervios puntual. Pero, ¿cómo sabemos si tenemos nervios o ansiedad?

Cómo diferenciar ansiedad y nervios

La ansiedad es una respuesta fisiológica a un estado de alarma de nuestro cuerpo. Nos está preparando para un supuesto peligro real o una amenaza extraordinaria. Sin embargo, el cuerpo activa este estado ante situaciones del día a día. Cotidianas. Puede ocurrir de forma puntual o persistente (ansiedad patológica). En el caso de esta última deberíamos consultar con un profesional. La ansiedad no tiene síntomas comunes en todas las personas. Se camufla y se manifiesta de muchas formas. Los más comunes son la sudoración, taquicardia, palpitaciones, problemas gastrointestinales, dificultad para dormir, dolor de cabeza, pesadez corporal y, sobre todo, la angustiosa sensación de que algo terrible nos va a ocurrir.

El nerviosismo, en cambio, es un hecho puntual que sucede ante una situación estresante, como por ejemplo un examen, unos resultados, una charla ante una sala llena de gente, una entrevista de trabajo, entre otras. Los síntomas suelen ser manos sudorosas, boca seca, agitación o respiración acelerada, y desaparecen tras superar la situación en cuestión.

Las principales diferencias entre nerviosismo y ansiedad son las que tienen que ver con la duración, la intensidad y la interferencia en la vida diaria. La ansiedad siempre dura más y es algo con lo que se ha de lidiar durante períodos más largos, es más intensa y el abanico de síntomas es más amplio, y además dificulta mucho el día a día de quien lo padece.

Combatir los nervios y la ansiedad es posible

A menudo nos preguntamos cómo paliar nuestra ansiedad o tranquilizar los nervios. Buenas noticias: podemos hacerlo con un poquito de paciencia y con la ayuda de algunos consejos. Si nos encontramos en medio de una situación de nerviosismo o ansiedad, podemos apoyarnos en los siguientes tips:

– No debemos juzgarnos. Este es el primer paso que debemos dar. Identificar y aceptar lo que nos está ocurriendo para así poder lidiarlo de una manera más sana. Si nos ponemos más nerviosos nos costará el doble llegar a un estado de calma.

– Respirar. En medio de todo el caos que estamos sintiendo, debemos detenernos un instante. Es quizá la tarea más complicada de todas pero también la más importante. Respirar hondo durante un par de minutos nos ayudará a bajar las revoluciones y despejar la mente.

También es importante tener en cuenta algunos consejos para el día a día. Así podremos reducir el número de situaciones de este tipo, y tener mejores herramientas para afrontarlo una vez ocurran.

– Está comprobado que dormir bien reduce notablemente los síntomas de la ansiedad. Cuando tenemos un ritmo de sueño adecuado nuestros niveles de estrés bajan y nuestro estado de ánimo mejora considerablemente. Debemos hacer el esfuerzo de marcarnos unos horarios que nos indiquen una buena rutina de sueño. El descanso profundo es el mejor ansiolítico que existe.

– «Somos lo que comemos». Una alimentación equilibrada nos ayudará a encontrarnos mejor, aumentar nuestra autoestima y reducir los estados de ansiedad. Los alimentos más apropiados para estos casos son los que contienen las proteínas de alta calidad, carbohidratos bien elegidos, ácidos grasos Omega 3, vitaminas del grupo B, L-Carnitina, Magnesio y Vitamina C.

– La importancia del deporte: hacer ejercicio es quizá la mejor manera de combatir los nervios y la ansiedad. Actúa también de forma preventiva y a través de él eliminamos estrés del día a día. Además, mientras practicamos deporte nuestra atención está puesta en la tarea y no en nuestras preocupaciones. Estamos más motivados y nuestra autoestima asciende progresivamente. Los deportes más recomendados en estos casos son yoga, pilates o taichí.

Dicen que «la ansiedad es la mente yendo más deprisa que la vida». Debemos detenernos un poco y aprender a disfrutar del aquí, del ahora. Al fin y al cabo es lo único que tenemos.

Marina Berrio

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