La buena dieta comienza con una compra adecuada. Los hábitos dietéticos pueden haber empeorado en los últimos años con la expansión de la comida rápida y la difícil conciliación, que hace más difícil cocinar platos adecuados para una buena nutrición. Pero, sin embargo, frente al incremento del consumo de grasas saturadas, azúcares, y otros productos, hay que reaccionar mejorando el carrito.
Con este fin, desde la Asociación Española de Pediatría y Atención Primaria, AEPap, indican que es esencial educar en materia nutritiva y que un buen punto para ellos es el momento de realizar la compra. De esta forma, se mostrará a los hijos qué alimentos son mejores y se les hará partícipes del proceso de mejora en nuestra dieta desde este primer momento.
Una cesta de la compra saludable
Estos son los consejos de AEPap para mejorar la dieta en casa desde la cesta de la compra:
– Acudir a la compra habiendo comido previamente y nunca con la sensación de hambre. Está demostrado que se compran muchísima más cantidad de alimentos de los que se necesitan si se acude al supermercado con apetito.
– Aprovechar la compra para enseñar a los hijos a hacerla siguiendo parámetros nutricionales. Hay que tener en cuenta que ir a comprar con nuestros hijos puede ser como una actividad «extraescolar» de la que podrán sacar un gran provecho, en tanto que aprenden lecciones sobre nutrición.
– Acudir siempre con una lista de la compra hecha para no llevarse más de lo necesario.
– Comprobarla a la salida. Al menos de vez en cuando, hay que cerciorarse de que la diferencia entre lo que se ha comprado y lo que se había planificado no es superior al 10%.
– Comprar productos frescos: verduras, hortalizas y fruta «del tiempo». De esta manera aseguramos que su aporte de antioxidantes y vitaminas sea el máximo y que se consiga con la mejor relación cantidad y calidad – precio. Es muy importante tener presente que un zumo de frutas nunca puede sustituir a una fruta entera ni un preparado de verduras a una buena ensalada o unas verduras al vapor.
– Comprar pocos alimentos preparados. En caso de hacerlo, revisar siempre sus ingredientes. Es necesario asegurarse de que se escogen «grasas saludables» como el aceite de oliva, que siempre preferirá a los aceites de semillas (girasol, soja y maíz). Mucho mejor si el aceite de oliva es «virgen» por su mayor riqueza en antioxidantes.
– Comprobar los ingredientes de los alimentos preparados, evitando los que estén elaborados con grasas no identificadas, o no recomendables, como las grasas saturadas y parcialmente hidrogenadas (trans). Aquellos que estén elaborados con aceites de semillas (girasol, soja y maíz) son una opción intermedia.
Damián Montero
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