En el seno materno comienza a formarse el cerebro. Su actividad es paralela a su formación. Al crearse las primeras conexiones neuronales, el cerebro detecta estímulos, empieza a aprender. La memoria se activa y el cerebro es capaz de recordar poniendo en funcionamiento al subconsciente.
En el seno materno no existen actos conscientes. Todas las actividades cerebrales pertenecen al subconsciente, estas quedarán inscritas a modo de sensación, sonidos y estímulos que formarán parte del carácter de nuestros hijos. Una vez ha nacido la persona, al no estar determinada, tendrá un desarrollo lento y tardará en actuar libremente, por lo que el subconsciente gobernará casi en primicia las primeras etapas de este desarrollo.
El uso de la razón
Especialistas, educadores y teólogos coinciden en afirmar que a partir de los siete años, se empieza a formar la conciencia, es decir, el juicio de nuestra razón que señala lo que es bueno y malo en la conducta.
El subconsciente no sabe de actos morales. Es el consciente el que diferencia entre el bien y el mal. A partir de esta edad, es cuando debemos educar a nuestros hijos en el uso responsable de su libertad, para que su voluntad obre hacia el bien.
No hay que olvidar la importancia que tiene la libertad como acto de la voluntad, para que los actos conscientes ganen el gobierno del cerebro. Al poder decidir libremente realizar actos, el consciente comienza a actuar.
Cómo tratar al subconsciente
– Animar y alabar las buenas acciones. El subconsciente actúa con mayor fuerza en el área de lo sensible, en función de los sentimientos de agrado o desagrado. Por esta razón, el subconsciente es muy sensible y es atraído por el cariño, la alegría y el bienestar y rechaza el miedo, la tristeza, el dolor y el odio.
– Corregir las malas acciones. Cuando un niño actúa mal, nuestro deber es corregirle, educarle con cariño. Si el niño percibe disgusto de sus padres, esto desagrada mucho al subconsciente y tenderá a no repetir la mala acción.
– Sin demasiada blandenguería. Si corregimos o regañamos una mala acción con demasiada ternura y sensibilidad, el subconsciente querrá repetir esa travesura. Por ejemplo si tras desmontar el aparato de radio, nos dirigimos a él con palabras demasiado dulces explicándole que se puede hacer «dañito», que no lo debe hacer más, su subconsciente buscará estos estímulos cariñosos, repitiendo travesura tras travesura. Debemos, pues, formar la conciencia.
– Razonar con exigencia. Razonar con el niño para que comprenda que su forma de comportarse no es buena y que para que todo vaya mejor en casa, y papá y mamá estén contentos, debe mejorar. Nuestra actitud debe ser pareja a lo que decimos y nos debemos mostrar serios, serenos, firmes y convincentes.
– Repetir el mensaje positivo. Cuanto más a menudo se repite un mensaje, más profundamente se graba en el subconsciente. Por eso, nuestros mensajes deben ser positivos: «No debes hacer esto, pero confío en ti», en lugar de negativos: «Es que eres un desastre, mira que te repito mil veces que no hagas esto».
– Estímulos de cariño a la hora de acostarse. El subconsciente actúa con más fuerza a la hora de dormir. Por esta razón, es importante al acostarse estimular el subconsciente, para dirigirlo a nuestro favor por ejemplo, en la adquisición de una virtud. También, decirle en este momento de pre-sueño todo lo que le queremos. Es muy efectivo por ejemplo, para prevenir y rebajar los celos de nuestros hijos.
Un niño jamás se debe acostarse triste, enfadado o recién castigado
– Si en algún momento has perdido la paciencia y has humillado a tu hijo o le has dicho algo que le ha infundido temor, habla cuanto antes con él para borrar ese recuerdo negativo. Muéstrale tu arrepentimiento, dile que te has dejado llevar por la pasión y que no piensas así de él porque le quieres mucho.
– Cuando tu hijo percibe que te alegras por un acto bueno que ha hecho (por ejemplo, no excusarse ante una mala acción), en su subconsciente rechazará la actitud de poner excusas y reforzarás la virtud de la responsabilidad. El consciente le animará a repetirla para recibir más cariño.
– El subconsciente en una misma situación positiva se comportará de la misma manera que la conciencia, porque le encanta los estímulos cariñosos.
Marisol Nuevo Espín
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