No siempre sale todo como uno espera. En ocasiones los planes pueden torcerse y, en el caso de los niños, un mal resultado en los exámenes, o perder en un evento deportivo extraescolar, hacen que sientan que han fracasado y hayan fallado a sus seres queridos. Esto puede hacer que entren en una espiral en donde su autoestima se resienta y sientan vergüenza.
Enseñar a los niños a enfrentarse a esta vergüenza cuando fracasan y a tomar nota de lo que ha salido mal para que la próxima salga bien es algo que les reportará grandes beneficios en su día a día. Hay que tener en cuenta que el error es algo común en la vida de todos y que saber enfrentarlo es la clave para vivir de forma resiliente y seguir mejorando de cara al futuro.
Ante el fracaso: cómo inculcar una mentalidad resiliente
El fracaso puede ser la oportunidad de crecer. Para ello es necesario apostar por una mentalidad resiliente enfocada a la mejora como persona. Los profesionales de la Fundación Understood indican que el primer paso es transmitirles que los percances no deben interferir en su camino de mejora. Por lo tanto, es importante recordar que los obstáculos pueden ser en realidad una manera de avanzar.
Cuando los niños tienen una mentalidad de crecimiento, creen que sus habilidades pueden mejorar con trabajo y apoyo, y no sienten que el fracaso es absoluto, sino un nuevo punto de partida. No se quedan incluso si las cosas no salieron como ellos esperaban. Los niños con una mentalidad de crecimiento tienen la motivación para seguir intentándolo.
Lo contrario es una mentalidad fija. Cuando los niños fracasan o enfrentan desafíos, creen que están atrapados donde están y que no pueden mejorar. Los padres pueden ayudar a los niños a desarrollar una actitud resiliente y enfocada al crecimiento para que los contratiempos no definan quiénes son ni les impidan seguir intentándolo, sino que sea la oportunidad de mejora.
Elogios efectivos contra los fracasos
Los padres deben reforzar la autoestima de sus hijos, incluso cuando fallan, para evitar que la vergüenza que sienten les arrastren en una espiral que cerque su propia confianza:
– Elogiar el esfuerzo, incluso cuando los niños no alcanzan sus metas, puede ayudar a desarrollar la autoestima ya que verán que este es apreciado por sus padres
– Pedir a los niños que les expliquen qué hicieron y en qué punto pueden mejorar para obtener mejores resultados. De esta forma razonarán por ellos mismos que son capaces de conseguirlos mejorando en donde fallaron.
– Cuando el niño triunfe celebrar sus logros y reflexionar con ellos sobre todo aquello que hicieron para alcanzar este punto.
Damián Montero
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