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Identifica los problemas de lectura de los niños

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La primera entrada de información al cerebro se lleva a cabo a través de los sentidos. La visión y la audición son los dos sentidos que toman más relevancia cuando leemos y escribimos. Todos entendemos que para leer bien es imprescindible que los ojos puedan ver con nitidez los símbolos gráficos, pero aún hay más.

Focalizar al mismo tiempo

Al hablar de problemas de visión, en ocasiones, nos centramos en si el niño tendrá miopía o astigmatismo, sin caer en la cuenta, que los problemas de lectura y escritura pueden venir por un mal desarrollo del músculo ocular. Es necesario que los dos ojos se muevan bien por la línea de un texto, sin regresiones ni pérdidas de fijación. De esta manera, la lectura se realizará de forma fluida, sin repeticiones ni pérdidas al cambiar de renglón.

Los ojos han de coordinarse para focalizar al mismo tiempo en el mismo punto, consiguiendo la visión binocular, en caso contrario los niños tenderán a utilizar más uno de sus dos ojos, con la consiguiente fatiga y abandono de la tarea.

Observa su postura

Junto con la visión binocular, se tiene que producir la acomodación o enfoque en el plano de visión próxima, en caso contrario, habrá falta de nitidez en la imagen, ligero movimiento de las letras y confusiones de unas letras por otras de grafía parecida.

Asimismo, es muy orientativo observar cómo se sienta el niño a la hora de leer o de escribir. Las malas posturas de vuestro hijo pueden ser un síntoma que indica alguna alteración a nivel visual. Cuando uno de los dos ojos no ve bien, suelen torcer la cabeza para dar más campo al otro ojo. Sin embargo, cuando se aproximan excesivamente al papel el problema puede deberse a dificultades en el enfoque, es decir, no se ve bien de cerca.

La audición para leer y escribir

En el momento de leer vamos a utilizar lo que denominamos reglas de conversión grafema-fonema. Mediante estas reglas el cerebro realiza el proceso de la lectura de la forma siguiente: ve la imagen de una letra y le pone un sonido. Es decir si vemos la «p», suena diferente que si vemos la «s». Por tanto, existe una estrecha relación entre la visión (ver una letra) y la audición (ponerle el sonido correcto).

Esta ruta se denomina vía directa o visual, vemos y ponemos el sonido directamente. Los adultos utilizamos esta vía y somos tan expertos que, en muchas ocasiones, ni llegamos a ver todas las letras, sólo con pasar «por encima» la mirada sabemos de qué palabra se trata.

Mientras escribimos también entra en juego la audición. Por ejemplo, durante la realización de un dictado, damos a los niños unos sonidos y ellos deben ponerles la grafía correspondiente. Es decir, emitimos un mensaje sonoro y han de pasarlo a un mensaje visual mediante la utilización de letras.

Agudeza y discriminación

En este sentido, para leer y escribir debemos comprobar ciertos puntos básicos de la audición del niño:

– Debe existir una buena agudeza auditiva, es decir, que se diferencie entre las distintas frecuencias que el oído humano puede captar.

– Tiene que tener una excelente discriminación de la palabra hablada, sin confusiones entre palabras muy parecidas como: polo-bolo, mano-malo, etc.

– Es importante tener conocimiento del lenguaje, en cuanto a que está formado por palabras y se escriben de forma separada. Hay muchos niños que al carecer de esta habilidad escriben todo junto, no saben segmentar un mensaje verbal en sus partes integrantes.

– También necesitamos una buena audición binaural, los dos oídos han de trabajar de forma conjunta. En caso contrario, observaremos inclinaciones de la cabeza e incluso niños que parecen excesivamente distraídos e inquietos.

Trasformando los sonidos

Al escribir vamos a utilizar las reglas de conversión fonema-grafema, mediante la utilización de estas reglas el cerebro al recibir un mensaje sonoro, lo transforma en un código visual escrito.

A esta ruta se le denomina vía indirecta o auditiva, mediante la cual aprendemos a leer cuando nos van enseñando los sonidos de las letras. En el momento en que somos buenos lectores pasamos a la ruta directa o visual y no tenemos que descifrar el código poniendo los sonidos adecuados a cada letra, sin embargo, si nos encontramos con una palabra desconocida, que no hemos visto antes, nos paramos y desciframos los sonidos de las letras para poder identificarla.

Señales de alarma

Si observas alguno de los siguientes síntomas en tu hijo, es bueno que acudas al especialista para que pueda descartar cualquier disfunción en la audición o en la visión del niño.Para pensar

– Antes de realizar el aprendizaje de la lectoescritura, es recomendable realizar un examen visual y auditivo para comprobar que tanto la visión como la audición se utilizan sin ninguna dificultad y así evitar posibles dificultades que interfieran en el aprendizaje. Alrededor de los 4 ó 5 años es la edad óptima para esta revisión.

– Es necesario conocer cómo se encuentra la audición, no sólo si oyen o no oyen, sino si entienden y discriminan bien unos sonidos de otros.

– Observa si pide con frecuencia que subas el volumen cuando escucháis música o veis la televisión.

– Si tiene dificultad auditiva en uno de sus oídos, doblará la cabecita cuando le expliques algo y así poder escucharte mejor.

– Pregunta a su profesora si se muestra muy inquieto en clase cuando explica algo en la pizarra. Si no tiene la suficiente convergencia visual, le supondrá un esfuerzo demasiado alto y se pondrá a incordiar a otros niños.

Hay pruebas muy sencillas para realizar en casa y comprobar si tu hijo tiene un correcto desarrollo del músculo ocular: pon tu dedo frente a él, pídele que lo mire fijamente mientras se lo acercas a la nariz. Los dos ojos deben converger al mismo tiempo, ponerse bizcos. También dile que mire a los cuatro puntos cardinales, sin mover la cabecita y comprobar si mueve con facilidad sus ojos.

Marisol Nuevo Espín
Asesoramiento: Mª Carmen García-Castellón. Optometrista de Acu-Visión. Especialista en visión y audición.

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