El día a día significa convivir y la convivencia puede traducirse en conflictos entre las personas del hogar. Algo que puede derivar en peleas, en especial entre los hermanos, quienes no cuentan todavía con las habilidades necesarias para resolver estos momentos de tensión. A los padres les toca mediar en estas situaciones para rebajar el ambiente y ayudar a que todo se resuelva.
Sin embargo, al tomar partida en estos conflictos, pudiera parecer que se tiene preferencia por alguno de los hermanos que se está peleando, o terminar por simplemente por poner fin a la pelea sin que nadie haya aprendido ninguna lección. Por ello, es importante saber gestionar en estas situaciones y para ello, el equipo de Apai Atención Psicológica da una serie de consejos muy útiles a los padres.
¿Cuándo intervenir en la pelea entre hermanos?
Intervenir en las peleas entre hermanos puede ser muy estresante para los padres. El ruido, el caos y el secuestro de la paz, unido al deseo de que los hijos se lleven bien, termina por afectar a los adultos. Es normal que los progenitores se sientan responsables de resolver estos conflictos y acudan a ayudarlos constantemente, provocando un exceso de intervención.
Intervenir constantemente y resolver sus problemas hará que los hijos no pongan en marcha los recursos necesarios para terminar con la pelea. Además, los padres suelen actuar como jueces, lo que hace que al final uno termine siendo el «ganador» y otro el «perdedor», dando lugar a una rivalidad que, seguramente, terminará desembocando en otras tensiones.
El papel de los padres debe ser el de fomentar que se llegue a acuerdos entre los hermanos y aprendan a negociar, respetar las opiniones de sus hermanos y controlar la frustración, fomentando la autonomía y autoestima. De esta forma se alcanzarán aprendizajes muy valiosos para el desarrollo social de los pequeños.
¿Cómo intervenir en conflictos entre hermanos?
Estos son los consejos que los pediatras recomiendan para intervenir en los conflictos entre hermanos:
– Ver los conflictos de forma positiva y algo inevitable en todas las relaciones. Simplemente son algo que resolver y que permitirá mejorar la convivencia.
– Los padres deben escuchar sin juzgar. Hay que prestarles atención desde la calma y, si es necesario, por separado y orientar el conflicto a una buena comunicación y la búsqueda de soluciones.
– Enfocarse en la solución y no en el problema. Que los hijos pongan en marcha las soluciones y las opciones que se les ocurra para resolver problemas.
– Hay que establecer normas y límites claros. Hay que establecer en casa normas claras que deben seguirse y que se orienten al fomenten del valor.
Damián Montero
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