Andrea Navarro Ruíz es graduada en Ingeniería Matemática por la Universidad Complutense de Madrid y acaba de ganar el Premio Hortensia Roig de Literatura Infantil 2022 por su libro Elsa y el club de los números (Plataforma Editorial). Su ilusión y objetivo es inspirar a miles niñas para que desarrollen su vocación y habilidades científicas, basándose en su propia experiencia ya que ella se enamoró de las matemáticas leyendo un libro de cálculo integral en un viaje en tren.
El galardón, dotado con 10.000 euros, pretende impulsar la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas entre las niñas, ya que tan solo un 7 por ciento de las niñas se visualizan como científicas en el futuro porque se sienten menos capaces que los niños. Y es que a pesar de que las mujeres obtienen el 54 por ciento de los títulos universitarios, su presencia en grados de Física o Ingeniería es aún poco significativa.
Cómo conseguir que la ciencia resulte útil y divertida para los niños
¿Cómo te empezaron a interesar las matemáticas desde pequeña? ¿Tuviste alguna motivación especial que compartir con las niñas de ahora?
Las matemáticas me gustaron desde siempre y creo que lo que más me enganchó en un principio era esa sensación después de estar dándole vueltas a un problema, y tras resolverlo, sentir esa satisfacción de haberlo conseguido. Ahora que he crecido con ellas veo muchas otras cosas, como su belleza en los patrones de la naturaleza o en los fractales, y la seguridad que me trasmiten como verdades fundamentales y objetivas que son. Personalmente animaría a las niñas a no ver las matemáticas como una asignatura de aprenderse fórmulas, sino como un lenguaje para describir el mundo, porque son la base de casi todas las ciencias.
¿Cómo crees que podemos acercar las matemáticas a los niños para que formen parte de su día a día?
Creo que sería interesante que además de aprenderlas, vieran su aplicación en la vida real, por ejemplo que nos ayudan con la economía, la estadística de cualquier estudio sociológico, con las ecuaciones que se usan para la física espacial o la seguridad cibernética.
¿Qué crees que necesitan las niñas de hoy en día para interesarse por las carreras tecnológicas y de ciencias que están muy masculinizadas?
Creo que las niñas necesitan lo mismo que tienen los niños: referentes en todas las áreas, juegos con los que desarrollar sus habilidades duras (de lógica, construcción, intelecto, etc.) y que su entorno confíe e impulse sus capacidades. Es algo que parece obvio y sin embargo, hay estudios que revelan que los juguetes más racionales se regalan cuatro veces más a niños, o que las niñas, en promedio, pierden la confianza en su habilidad para resolver problemas matemáticos difíciles desde muy pequeñas.
¿Hay algo que pueda hacer esta sociedad para aumentar el ratio de mujeres en la ciencia?
Al tratarse de una cuestión social compleja y que viene de tan atrás, no creo que haya una única solución, sino muchas vías en las que trabajar. Yo personalmente, sin ser una experta en materia, considero muy importante la educación y la adolescencia porque es donde se van configurando nuestros intereses, y quiero creer que reduciendo los sesgos de género asociados al conocimiento y con la igualdad de oportunidades, estas diferencias se irán diluyendo.
¿Cómo se te ocurrió la idea de escribir Elsa y el club de los números con el que has ganado el premio Hortensia Roig de Literatura Infantil?
Resulta curioso porque cuando leí acerca del Premio Hortensia Roig, me encantó la iniciativa pero no me planteé presentarme, porque nunca había escrito. Sin embargo, de vez en cuando me venían pensamientos sobre como una niña podría acercarse a las matemáticas, que enigmas podría motivarla y todo ello, junto con algunas experiencias personales, hizo que la historia de Elsa se fuera creando sola en mi cabeza.
¿Qué ha supuesto para ti recibir este premio?
Como amante de la literatura y de las matemáticas, me siento muy identificada con la finalidad del premio y para mí ha sido un honor recibirlo. También muy inesperado. Mi intención era poner mi granito de arena en la motivación de las niñas hacía opciones más técnicas y ahora con Elsa y el club de los números esperamos poder contribuir en ese acercamiento hacia las matemáticas.
El jurado ha valorado muy positivamente que hayas logrado integrar los conceptos científico-técnicos con las actividades escolares y los juegos, ¿crees que los números se aprenden mejor con humor y diversión?
Yo solo puedo hablar en mi experiencia, y en mi caso definitivamente sí. Aprender mediante juegos con retos abstractos, donde teníamos libertad y creatividad para resolverlos era un combustible para sentirnos motivadas y capaces.
¿Qué mensaje has intentado transmitir a los niños con Elsa y el club de los números?
Hay varias interpretaciones entre esas páginas. El más visible incentivar a que cada uno se dedique a aquello que más le motive, porque allí es donde más va a brillar. Aunque como libro matemático que es, resalta la pasión por las matemáticas y su utilidad en diversas áreas, para tratar de desestigmatizar esta mala fama que en ocasiones tienen. En la novela también se fomentan otros valores como el pensamiento propio, la lealtad o la superación.
¿Crees que es necesario tener un don para las matemáticas como descubre Elsa, la protagonista, en la historia del libro?
El don de Elsa es su curiosidad y pasión, que es lo que realmente se necesita para poner en marcha la capacidad de aprendizaje. No obstante, creo que también que hay otros rasgos que pueden facilitar su estudio, como la pensamiento crítico, la perseverancia o la tolerancia a la frustración.
¿Cuál es la edad o edades recomendadas para la lectura de este libro?
Inicialmente el premio está pensado para un rango de 8-10 años, porque además va a acompañado de unas ilustraciones preciosas que aligeran la lectura. Sin embargo por el nivel de algunos retos que plantea, bien podría ser interesante para edades superiores, como 12 años.
Marisol Nuevo Espín
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