Nuestra cultura asocia la dieta a prohibir y restringir. Y para nada es así. La vida no está hecha para contar calorías sino para comer con alegría. Así nos lo cuenta la venezolana Virginia Troconis en esta entrevista donde demuestra que es una enamorada de la vida y de la comida sana.
Casada con Manuel Díaz ‘El Cordobés’ y colaboradora del programa Corazón de TVE, acaba de publicar el libro Comida, vamos a llevarnos bien donde ayuda a desterrar falsos mitos sobre alimentación, al tiempo que nos hace ver los errores que cometemos al seguir una dieta. Además, también encontramos sus numerosas recetas del día a día que cuentan con la aprobación de un dietista de primera línea como es Pablo Ojeda.
Las recetas de Virginia Troconis
Debido a que los índices de obesidad infantil se están disparando en las últimas décadas, ¿cuáles son tus trucos para educar a tus hijos en una alimentación sana y equilibrada?
Respecto a la educación de los niños, y al tema de enseñarlos a comer, yo pienso que quizás he llegado un poco tarde. Ahora me cuesta más, con los niños ya más grandes, enseñarles y que entiendan lo importante que es nuestro cuerpo, que es nuestro templo y que es el único que tenemos los y que no solamente tenemos que comer bien para estar delgados, sino para sentirnos bien y estar sanos. Ese mito de los abuelos, los padres… cuando dicen «él si se lo puede permitir, porque es delgadito, no engorda con nada», pero ¿está sano? ¿Por qué hacemos una dieta? ¿Por qué intentamos cambiar nuestro régimen de vida por estar sanos o por estar delgados? Entonces, creo que debería existir y existe en Japón por ejemplo, una materia en el colegio que sea la Nutrición porque tenemos que cuidar mucho nuestra salud y nuestro cuerpo.
Existen muchas dietas, pero tú has estado haciendo el ayuno intermitente con Manuel, ¿recomendarías esta dieta a tus hijos?
Esto es una operación de resultados, es decir, es lo que comes lo que quemas, lo que necesitas. Mis hijos no necesitan lo mismo que yo para tirar todo el día. Yo he estado haciendo la dieta cetogénica con mi marido y no desayunábamos por la mañana, pero yo no quiero que mis hijos no desayunen. ¡Qué no me entere yo que mis hijos se van sin desayunar! Porque ellos tienen que desplegar a lo largo de la mañana un montón de actividades. Van al colegio, tienen que estudiar, tienen que hacer deporte… es totalmente diferente lo que necesitan los niños a lo que necesitan los adultos, pero es muy importante para ellos lo que vean en casa. Si tú a un niño le pones en el desayuno fruta todos los días, seguro que le gustará la fruta. Y debe ser variado, ya que le puede poner fruta y también le puedes poner pan, cereales, porque pueden tomar avena…. Yo creo que es importante que conozcan y que aprendan a comer de todo.No soy de esas personas que dicen «hay que comer tres veces o hay que comer cinco veces al día para estar bien». Yo creo que cada cuerpo necesita algo diferente, por eso lo que me vale a mí, no te vale a ti. Entonces no considero que lo que yo diga puede sentar cátedra. Yo hablo desde mi experiencia y de lo que a mí me viene bien. Creo que lo más importante es intentar normalizar nuestra relación con la comida. No se puede vivir para comer, hay que comer para vivir.
¿Qué necesitamos para adelgazar y seguir encontrándonos bien emocionalmente?
No existe un truco infalible para adelgazar, no hay una dieta mágica o yo no la tengo. Pero pienso que es importante encontrar el equilibro entre lo que comemos, lo que quemamos, lo que consumimos, el deporte que hacemos… En ocasiones, basta con cambiar de actitud, y aprender a disfrutar de la comida, porque se puede comer de todo y nos tenemos que permitir ciertas cosas. Más que prohibir, nos tenemos que permitir. Creo que lo importante es que lo tú haces, se convierta en tu rutina. Lo que se puede convertir en rutina es tomarse una cerveza todos los días, o comerse unas croquetas con patatas fritas. Pero si llega el caso y un fin de semana, me ponen la cerveza, las croquetas y las patatas, me las puedo tomar y no pasa nada. Con esto no quiero decir que al día siguiente no vaya a comer. De manera que lo importante, es encontrar ese equilibrio y hacer ese balance entre lo que comes y la suma de lo que comes. No se trata de darse un capricho un día y al día siguiente quitarse de esto o de lo otro que forma parte de tu rutina, de lo que se trata es de encontrarse bien, de sentirse bien con uno mismo.
Como personaje público tienes mucha vida social, compromisos y te invitan a muchos saraos. ¿Cuáles son tus consejos para sobrevivir a un sarao y cómo los has incorporado a tu vida?
Bueno, si te digo la verdad soy de las que come poco en esos saraos, sí, porque estoy a otra cosa. Sobre todo lo que hago es que si como de algo, no vuelvo a repetir. Prefiero disfrutar del momento en esos saraos, de hablar con una persona que hace mucho tiempo que no veo, entonces me puedo tomar un vino y luego tomo agua. Pico de las cosas que son un más saludables, o de las que más me gusten. Y la clave está en no ir con hambre a un sarao. Hay gente que dice «es que llevo todo el día sin comer» y claro cuando llegas al sarao sin comer, te tomas dos copas de vino y te comes todo lo que pasa a tu lado y ya la has liado. Yo prefiero comer bien en casa o en un restaurante, comer algo rico, comer más proteína para mantener ese equilibrio porque sé que luego voy a tomar más cosas que no son tan saludables. Y no pasa nada si las como. Pero yo sé que si he comido y estoy bien, no tengo tanto apetito y pico menos.
¿Cómo evitar comer entre horas o qué es lo mejor que se puede comer entre horas?
En este aspecto, es muy importante la planificación. Yo soy de la de las que disfruta haciendo la lista de la compra y el menú porque a mi me gusta tener en la nevera cosas que sean saludables. De manera que si tú tienes en tu nevera hummus de remolacha o de garbanzos, que están las recetas en el libro, y además algunos encurtidos como aceitunas y pepinillos, o zanahorias y apio ya lavado y cortado, listo para comerlo, cuando tú abras la nevera, vas a tirar de ahí. Por eso, no importa el picoteo, sino qué comemos. No es lo mismo saciar el hambre con unas patatas fritas y una cocacola que cambiar este aperitivo por una agüita con gas y zumo de limón y hummus con zanahoria. Y para mi está riquísimo, yo lo disfruto más.
¿Qué es comer triste o cocinar triste y cómo nos afecta?
Bueno, nos afecta muchísimo. La mezcla de la palabra lunes y dieta, yo creo que deprime a todo el mundo, eso sí, el domingo me pongo morado. ¿Eso para que vale? El domingo me como la hamburguesa y mañana comienzo la dieta y como pollo a la plancha con lechuga y no le pongo aceite de oliva, porque el aceite de oliva engorda. ¿No te importa lo que te has comido ayer? El tema de la alimentación sana creo que es una cuestión a largo plazo y hay que comer rico. ¿Por qué una pechuga de pollo a la plancha dura y seca? Te puedes tomar un mulo deshuesado al horno o en la freidora sin aceite, que está crujiente y buenisimo. Y haces una quinoa y le pones aguacate y remolacha para que tenga muchos colores. ¿Qué tal eso? Entra más por el ojo y gusta más y a lo mejor te hace lo mismo, es decir, tiene las mismas calorías.
Yo no cuento calorías ni me peso y ese quizás sea uno de mis secretos.
Claro, porque cuando contamos calorías comienza el problema de la culpa. ¿Cómo podemos desterrar esa culpa y sentirnos bien para llevarnos bien con la comida?
Bueno, considero que es un trabajo psicológico y ahí entra Pablo con sus técnicas y sus teorías demostradas. Cuando tú estás en paz contigo mismo, cuando tú comes para vivir y no vives para comer, la comida no es el problema. Espero que este libro ayude, que sirva para que las personas se sientan identificadas con nosotros y piensen que lo pueden conseguir. No hay, no existe un día para empezar a encontrarte mejor, cualquier día es bueno para empezar a hacer las cosas por ti mismo y nosotros nos daremos por satisfechos.
Marisol Nuevo Espín
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