Todo puede ponerse cuesta arriba si hay presión de por medio. Desde la proximidad de un examen, o las exigencias de sus padres, o la posibilidad de repetir curso; son algunos ejemplos de cómo pueden aparecer estas sensaciones y llegar a distraer a niños y adolescentes. Por ello, los padres deben ayudar a sus hijos a mantener el rumbo y dar lo mejor de ellos mismos.
Tal y como indica el equipo de Great Schools los padres deben enseñar a sus hijos que si hay un momento en el que deben prestar atención a lo que hacen es, precisamente, cuando se está bajo presión. Es necesario mantener la calma y rendir, evitando que la mente se distraiga con cosas tan simples como un sonido, o prestar atención al tiempo que queda.
Evitar distracciones
En primer lugar, los especialistas indican que hay que distinguir entre pensamientos normales: «tengo un examen mañana» y las emociones que dan lugar a la presión: «si no apruebo, mis notas se resentirán y terminaré por repetir el curso». Esto supone una pérdida de atención y una proyección mental que impiden que puedan descansar y suprimir este pesimismo.
Aquellas personas que han practicado la atención son capaces de reducir los pensamientos negativos y evitar que la presión termine por hacer que enfrentarse a un examen sea algo difícil. De esta forma se consigue «amortiguar» estas sensaciones desde el momento en el que aparecen y que la mente de los estudiantes se desvíe del objetivo principal.
Mejorar la atención
Si entrenar la atención es el mejor camino para evitar que la presión pueda con los estudiantes, estos son los consejos que les ayudarán a mantener el objetivo en mente y no perderse:
– Buen descanso. Una mente descansa será más difícil de confundir con pensamientos intrusivos, provocados por la presión, que una alterada por la falta de sueño.
– Marcar el tiempo de la actividad. Una buena idea es que los niños sepan el tiempo que deben mantener su atención y no distraerse con otras cosas. Mientras más se enfoquen en la actividad que realizan, más difícil será que los pensamientos intrusivos aparezcan.
– No realizar actividades demasiado largas en el tiempo. La mente se merece un descanso, no hay que permitirle cansarse y que flaquee. Parar y hablar con otras personas en casa es de gran ayuda.
Damián Montero
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