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Mañanas sin prisas, peleas, gritos y estrés: la importancia de las rutinas

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Las rutinas lejos de ser el enemigo de la espontaneidad o rigidez, pueden ayudarnos a favorecer un clima de calma en casa, mejorar el ambiente familiar y aportar autonomía a los más pequeños.

La vuelta al cole suele coincidir con la vuelta a la rutina. Lejos quedan los días de las vacaciones de verano en los que el tiempo y los horarios dejaban de marcar las obligaciones familiares, las agendas repletas de actividades extraescolares y citas se cambiaron por días de playa o montaña, y nos permitíamos mayor flexibilidad, dándonos la sensación que todo fluía más fácilmente.

Septiembre y el fin de las vacaciones nos lleva de nuevo a las prisas, peleas por cumplir todas las obligaciones a tiempo y mucha frustración y cansancio por parte de todos.

La vuelta a las rutinas: el mejor antídoto contra los gritos

Es en estos momentos cuando las rutinas nos pueden ayudar a restablecer esa armonía vivida en vacaciones. No se pretende que sea desde algo rígido impuesto por los padres sino entendidas para favorecer esa constancia que necesitan los pequeños; que las personas, actividades y modo en que les cuidamos sean las mismas.

Además cuando implementamos una rutina, es ésta la que manda, no nosotros, huyendo así de las luchas de poder generadas entre padres e hijos, aportando responsabilidad y autonomía los niños.

La demanda no viene de los padres que continuamente tenemos que repetir lo mismo y crea tanta frustración en la familia, sino de cooperación familiar.

Mediante un ejercicio de reflexión y escucha se llega a acuerdos para crear estas rutinas y el orden de las mismas, promoviendo que los niños sientan que su opinión también es valiosa y su cooperación importante.

No se trata de recompensar o chantajear a los niños por cumplir ciertas actividades o comportamientos ya que aprenderán a hacer las cosas porque obtienen algo a cambio perdiendo el valor intrínseco de realizar la conducta por sí mismos. Se trata de poder responsabilizarles fomentando así su autonomía, ayudando a potenciar su autoestima al transmitirles el mensaje que son capaces.

3 formas de implementar la rutina en la vida de los niños

1. Realizar una tabla tipo calendario

Para poder instaurar una rutina podemos realizar un cuadro o tabla que refleje lo que queremos implementar.

Lo ideal es que esté implicada toda la familia y sean los propios niños los que hagan los dibujos, los coloreen, o bien elijan las imágenes del ordenador, creando así un clima lúdico de conexión.

Se puede hacer de muchas maneras, incluso sacarles fotos realizando la tarea y luego imprimirlas en el orden en el que van a ocurrir. Cuanto más implicados estén en la tarea, y puedan ser partícipes de cómo se va a llevar a cabo, mejor funcionará la tabla, ya que no lo vivirán como algo impuesto. De esta forma, la tabla de rutinas puede ser un elemento que funcione como un juego para los niños, facilitándoles llevar a cabo las tareas al entenderlas como algo divertido.

2. Soluciones cuando algún día no funciona

Es importante que si de primeras no funciona, revisemos nuestras expectativas, ya que es probable que al principio los niños se muestren reacios a los cambios y reaccionen con resistencia. En esos momentos es esencial actuar con calma y alejarnos de las prisas. Remitirnos al cuadro de rutinas que creamos juntos ¿Qué dice ahora nuestro cuadro de rutinas?, ofrecerles opciones: ¿Prefieres recoger los bloques o los coches?, darles tiempo, etc. Es fundamental centrarnos en la búsqueda de soluciones, no en encontrar culpables y poner consecuencias.

Aún así tenemos que tener en cuenta que no somos máquinas y que aprender a adaptarnos a los cambios también es positivo. Es por ello que si no cumplimos a rajatabla las rutinas no nos debemos sentir culpables o frustrados porque puede ser incluso recomendable. Por ejemplo si un día decidimos hacer un picnic en el salón a la hora de la cena, con peli y pizza, en vez de cenar en la cocina como todos los días o leemos el cuento en nuestra cama todos juntos en vez de en su habitación.. son cambios que aportan la naturalidad y espontaneidad que tanto disfrutan los niños.

3. Estructura y seguridad

No es tan importante la rutina sino entender que es una forma para darles seguridad y estructura. Permiten ofrecerles de una forma visual los ritmos del día a día habiéndolo reflexionado antes con ellos, y así transmitirles su pertenencia a la familia. En la medida en la que podemos relajarnos y apartarnos un poco el control para dar paso al acompañamiento desde la confianza nos acercaremos a un clima de conexión desde el respeto y cariño.

Cristina Zárate Kindelán. Psicóloga de Psicólogos Pozuelo.

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